Introducción
La provincia de Santa Elena, es una de las regiones áridas del Ecuador con un período de sequía y pluviometría menor a 200 mm al anuales, la clasificación climática según Köppen es desértico BWh, temperatura media anual de 22 y máxima de 34 grados Celsius, humedad relativa de 84% (INAMHI 2017). La provincia cuenta con una superficie de gran potencial de desarrollo agrícola, debido al trasvase Daule-Santa Elena con capacidad para irrigar aproximadamente 50000 ha. Sin embargo, el manejo del riego se realiza de forma anti técnica en cuanto a la demanda de agua que requieren los cultivos. Es el caso de la sandía y otras cucurbitáceas que son cultivadas de forma preferencial por medianos y pequeños agricultores, sin estrategias de manejo del agua riego que permitan decidir la frecuencia, dosis y tiempo de riego, para así hacer uso racional del agua.
La disponibilidad del agua de riego es un factor que limita la producción agrícola, sumado los procesos propios del cambio climático es menester realizar estudios concernientes al uso eficiente del agua de riego (Medrado, y otros 2007), además, el uso del agua en la producción agrícola y pecuaria bordea el 60 a 70% del agua disponible (FAO. 2002). En este contexto, la programación del riego juega un papel muy importante en el uso eficiente del agua en la producción agrícola para obtener mayor producción (Molina 2010). El agua constituye típicamente de 80 a 95 % de la masa de los tejidos de las plantas en crecimiento, donde desempeña funciones esenciales, en condiciones normales de hidratación (Quintal, y otros 2012). Por otra parte, las plantas sometidas a estrés hídrico elevan los niveles de ABA ocasionando el cierre de las estomas y evitar la pérdida de agua por transpiración, sin embargo, el menor intercambio gaseoso reduce la tasa de fotosíntesis y finalmente merma la producción (Rojas 2016).
Materiales y métodos
El trabajo de investigación se desarrolló en el Centro Experimental Manglaralto cantón Santa Elena, desde junio 2013 a marzo 2017, las parcelas estuvieron constituidas por un camellón de 3 metros de ancho por 20 metros de largo, una por cada tratamiento, la distancia de siembra 0,60 metros entre planta, El riego fue por goteo con una línea de riego por unidad experimental y goteros distanciados cada 0,3 metros con caudal de 1,6 lph. Los tratamientos fueron cinco láminas de riego 40, 60, 80, 100 y 120% de la evapotranspiración, la medición de la evaporación se realizó de manera diaria en la tina de evaporación clase A; y la reposición para el riego se efectuó considerando la media de las lecturas de dos días consecutivos previos al riego, el diseño experimental fue de bloques completos al azar, con cinco tratamientos y cinco repeticiones, las medias de los tratamientos fueron analizadas con la prueba de Tukey al 5% de significancia estadística, mediante software infostat 2017. La lámina de riego se calculó mediante la expresión.
d |
Lámina de riego |
Etv |
Tasa de evaporación medida en la tina clase A. |
Kt |
Coeficiente de tina |
Kc |
Coeficiente de cultivo según etapa fenológica Kl= Coeficiente de localización del riego |
T |
Tratamiento en porcentaje % |
CUD |
Coeficiente de uniformidad de distribución de caudales |
RL |
Requerimiento de lavado |
Los coeficientes de tina y crecimiento de cultivos se ajustaron mediante la metodología expuesta en el manual 56 de la FAO (Allen, y otros 2006).
Los requerimientos de lavado por efecto de salinidad y elementos tóxicos fueron determinados mediante software Watsuit y chemite (Roades 1992), La fuente de agua fue de pozo en las dos localidades de los cuales se montó muestra para el respectivo análisis, el mismo que se realizó en el laboratorio de la Estación Experimental del Litoral Sur del INIAP (Tabla 1).
La muestra de agua de Manglaralto fue clasificada C3S1, y Manantial de Colonche C4S2, en ambos casos la clase por salinidad es alta y puede utilizarse para el riego de suelos con buen drenaje, empleando volúmenes de agua en exceso para lavar el suelo y utilizando cultivos muy tolerantes a la salinidad; en cuanto al sodio, éste se clasifica de bajo a medio, con cierto peligro de acumulación de sodio en el suelo (Ayers 1994).
Resultados y Discusión
Las variables evaluadas (Tablas 2 y 3) en las localidades de Manglaralto y Manantial de Colonche para el cultivo de sandía muestran diferencia significativa (p<5%) según el estadístico de Tukey, el mayor número de frutos por plantas se produjo en los tratamientos de 100 y 120% de la evapotranspiración con valores de 2,9 en la localidad de Manglaralto y los menores valores se produjeron en Manantial de Colonche con 1,7 los mismos que se aproximan a los reportados en otras investigaciones (Orrala 2016), que obtienen promedios entre 1,8 a 2.7 con sandía injertada sobre calabaza en la zona de Sinchal. En cuanto a longitud, diámetro y peso del fruto los promedios fueron mayores en Manantial de Colonche e inferiores a la referencia técnica del cultivo.
El peso del fruto tuvo un comportamiento creciente de acuerdo con las láminas de riego mostrando diferencia estadística significativa al 5% de probabilidad en las dos localidades, sin embargo, en Manantial de Colonche el tratamiento del 120% de la evapotranspiración fue ligeramente mayor que al de Manglaralto con promedio de 6,28 kg, clasificada como sandía de características medianas, esto probablemente se deba a las características químicas del agua de riego clasificada C3S1 y C4S2.
En cuanto a los sólidos solubles expresados en los grados Brix los mayores promedios se obtienen en Colonche con 11,2 en todos los tratamientos, por el contrario, en Manglaralto los que se enmarcan dentro del rango de 10 a 12 grados Brix establecidos por la norma INEN 2009 para la exportación de sandía. La producción de sandía (Tablas 3 y 4) respondió de manera directa con las variantes de riego en las dos localidades, destacando el tratamiento de 120% del requerimiento hídrico, esto probablemente se deba a que el agua constituye entre el 80 a 95 % de la masa de los tejidos en crecimiento, donde desempeña funciones esenciales, en condiciones normales de hidratación (Quintal, y otros 2012).
Por otra parte, las plantas sometidas a estrés hídrico elevan los niveles de ABA ocasionando el cierre de estomas y evitar la pérdida de agua por transpiración, sin embargo, el menor intercambio gaseoso reduce la tasa de fotosíntesis y finalmente merma la producción. (Pérez 2008).
Al estudiar el comportamiento de los tratamientos con el consumo de agua-producción de sandía, se tuvo un comportamiento lineal creciente, al respecto (Román, y otros 2017) consideran que a pesar que la sandía es una hortaliza que demanda una mayor necesidad de agua que otros cultivos, puede recibir un poco de estrés hídrico durante sus primeras etapas fenológicas, pero no durante la floración, ya que reduce su rendimiento, por lo que se debe mantener la dosis adecuada de agua en el suelo.
La evapotranspiración potencial en Manglaralto fue de 234 mm, mientras que en Manantial de Colonche de 368 mm en el ciclo del cultivo 85 días (tablas 6 y 7). Para el 100% de la evaporación la lámina fue de 218 y 377 mm en Manglaralto y Manantial de Colonche respectivamente. La mayor eficiencia se produjo en los tratamientos con la menor dosis de la ETc, esto se debe a la baja dosis de agua aplicada, por otra parte, el tratamiento con mayor volumen aplicado obtiene menor eficiencia por metros cubico de agua, en las dos localidades donde se realizó el estudio.
Conclusiones
La sandía responde de forma directa a los tratamientos en estudio de manera creciente, por otra parte, se estima que la calidad de agua tuvo influencia en el tamaño y peso de la fruta, la producción fue de 109 toneladas por hectárea en Manglaralto, sin embargo, en Manantial de Colonche la producción disminuyó a 75,13 toneladas por hectárea con el mismo nivel de riego, en este sentido y en función de los resultados más la calidad del agua de riego se estima realizar la programación con el 120% de la evapotranspiración del cultivo en la zona de estudio.