INTRODUCCIÓN
El término vocación, procedente del vocablo latino voco, “llamar”, ha estado ligado tradicionalmente a la llamada interior que percibe el individuo (Sánchez 2003). De acuerdo con Franco et al. (2016) la vocación como proceso mental mueve a la persona desde el interior de su psiquis o alma. Sin vocación, las actividades conducen a una mayor probabilidad de fracaso, y al menor contratiempo, una persona sin vocación abandonará sus propósitos. En consecuencia, trabajar en el cuidado y asistencia de la niñez en situación de riesgo requiere que la persona que lo ejerce se sienta realizada tanto profesional como personalmente.
De acuerdo con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES 2022), el acogimiento institucional tiene como principales causas de ingreso de los beneficiarios a: la negligencia parental con un 44.32 %, el maltrato con un 19.54 % y el abandono parental con un 12.39 % del universo de los niños acogidos. Estos datos reafirman que la creación de lazos emocionales y un trabajo humanista devienen sustanciales en la labor de quienes conviven con ellos (Farinango-Lema y Pardo 2021).
El estudio de Sala (2019) aborda la función del tutor y su vocación en el acogimiento:
. (101)En el acogimiento residencial la función parental no solo debe abordar las necesidades básicas, estimular y guiar el desarrollo y los aprendizajes, velar y abogar por el bienestar e intereses del niño: sino también aportar espacios y experiencias para la superación de la impronta que ha dejado la negligencia y el maltrato
Los tutores, también denominados cuidadores formales, están capacitados para brindar atención preventiva, asistencial y educativa a los niños (Valderrama citado por Hormaza y Amezquita 2018). Por ende, necesitan de tolerancia, paciencia, vocación y planeación de metas claras que beneficien el desarrollo de su función.
La presente investigación estudia la relación entre los usuarios del acogimiento institucional y sus funcionarios, a partir de las percepciones de quienes cumplen el rol más importante y cercano a la niñez, en función de su vocación. El problema radicó en que la información que existe en Latinoamérica sobre niños en acogimiento residencial se centra en la conducta de los usuarios, mas no en la labor de sus cuidadores, por lo que resulta necesario conocer la relación entre los usuarios y sus cuidadores, factor causal de comportamientos externalizados en la población en acogimiento, como lo menciona Fernández-Daza (2020):
(…)
. (2020:8)en edades tempranas los pares y cuidadores tempranos pueden constituirse en modelos vinculares que ejercen un papel mediador sobre la conducta del niño o adolescente. Es por ello por lo que, ante problemas de comportamiento externalizado, las acciones preventivas y correctivas deben hacerse lo más pronto posible, más en contextos de alto riesgo como los residenciales
Resulta importante demostrar que los cuidadores tengan vocación de servicio y eviten caer en asistencialismo o en funciones de cuidado superficial; por tal razón, el objetivo del presente estudio es analizar la vocación de las tutoras del servicio de acogimiento institucional en la Zona 6 del Ecuador.
Entre los antecedentes investigados pueden mencionarse estudios relevantes como el de Hernández, Rodríguez y Vargas (2020), quienes exploran la condición laboral de los encargados del trabajo de cuidado de niños en México, y refieren que el nivel de rotación del personal tutor es un aspecto determinante en la estabilidad de los vínculos afectivos seguros entre este y la población acogida.
Varias condicionantes influyen en la ejecución de labores de los tutores en las casas de acogida, como la tensión entre las funciones asignadas como tutores y la labor empírica de crianza desempeñada convencionalmente (Sánchez-Reyes et al. 2019). Las instituciones deben garantizar el autocuidado del personal, con un mejor soporte institucional por el bienestar de los tutores (Hormaza y Amezquita 2018), así como poseer vocación y servicio para el trabajo con la población en acogimiento institucional (Flores 2020).
Teniendo en cuenta dichos antecedentes, se observa que el tema del acogimiento institucional y sus efectos en la niñez y adolescencia requiere de un análisis profundo que contribuya a un cambio en el paradigma que supone que la función parental profesional de los tutores se relaciona con actividades educativas, de hábitos y de cuidados básicos, dejando de lado la creación de una base de seguridad emocional, pues como refieren Climent y Uceda i Maza (2017:124) “el niño y la niña son un ser en continuo desarrollo. Por ello, es vulnerable y merece una atención y protección especial”.
Según el MIES en su Informe Nacional de Acogimiento Institucional (2022), en Ecuador existen 2.211 niños en acogimiento institucional. Este grupo poblacional, de carácter vulnerable y prioritario, es atendido por profesionales denominados tutores, quienes llevan a cabo las funciones de cuidado, protección y restitución de derechos.
Un estudio realizado en la ciudad de Guayaquil por Salazar (2013), sobre la transferencia en la función del educador social en las instituciones de acogimiento, determina que el tutor debe entender su labor desde la corresponsabilidad y la generación de formas creativas de intervención.
En Quito, Utreras (2018) investiga el autoconcepto en niños institucionalizados por abandono desde la percepción de los tutores; describe el contexto de la institucionalización, así como el rol de los tutores y propone una intervención sistémica en cuanto a la capacitación de los tutores para un mejor acompañamiento de la niñez en acogimiento, acción enlazada con la vocación, debido a que para lograr ese tipo de intervención es necesario un total involucramiento y adherencia del tutor al proceso.
Así mismo, el estudio de Farinango-Lema y Pardo (2021) aborda la función laboral de los tutores, y propone un perfil del educador o tutor para los centros de acogimiento institucional. Las autoras concluyen que la profesionalización de los funcionarios de una Casa Hogar debe ocurrir acorde a las necesidades de la población a la que asisten. Los tutores, a su vez, deben formarse universitaria, técnica y humanamente, donde la vocación sea parte de este último componente.
La vocación, por tanto, deviene imprescindible en las funciones de los tutores de las casas de acogida, con el fin de contribuir al mejoramiento del bienestar de la niñez y de la adolescencia en acogimiento institucional.
METODOLOGÍA
El presente artículo de investigación responde al contexto del paradigma cualitativo, de diseño etnográfico y con un alcance exploratorio que permitió comprender los fenómenos desde la perspectiva de los participantes en un escenario natural y relacionados con su contexto (Hernández, Fernández y Baptista, 2014). La técnica e instrumento que se emplearon para la recogida de datos fueron: la observación de campo y la entrevista semiestructurada.
Previo a la aplicación de los instrumentos, se les informó a las tutoras sobre las particularidades de la investigación, quienes decidieron de forma voluntaria participar. Se logró una interacción profunda entre las autoras y los sujetos estudiados y una participación activa durante todo el proceso, de manera que se determinó la percepción de la vocación con la que llevan a cabo sus funciones diarias dentro de la Casa Hogar de la Zona 6 del Ecuador.
Tras la revisión del estado del arte, de las variables de interés y de la caracterización, donde se destaca la importancia de la función humanista y vocacional de los tutores, se aplicaron los siguientes criterios de inclusión: laborar por un período superior a un año en la institución, aceptar participar en el estudio y firmar el consentimiento informado. Debido a que la totalidad de tutoras de la Casa Hogar de la Zona 6 cumplieron con estos criterios, se le aplicaron la observación de campo y entrevistas.
A continuación, se caracteriza la muestra: 6 tutoras en edades comprendidas entre 29 y 35 años, de profesiones: Licenciada en Educación, Licenciada en Estimulación Temprana, Auxiliar de Enfermería y Licenciada en Educación Parvularia; cumplen una jornada de trabajo de 12 horas en turnos rotativos: dos días en horario vespertino, dos en horario nocturno y dos de descanso. Pertenecen a una casa de acogida con modalidad de atención directa del MIES de la Zona 6.
Las funciones que ejecutan a diario, establecidas por la Norma Técnica de Acogimiento Institucional, se relacionan con: velar por la integridad física y psicológica de los niños acogidos y asegurar la prestación del servicio de acogimiento institucional con calidad y calidez (MIES 2017b).
Se usó, en primer lugar, el instrumento de observación participante dentro de una casa de acogida de atención directa del MIES, a través de la cual se obtuvo información de otra fuente. La riqueza y amplitud de los datos cualitativos se encuentra en la posibilidad de que la información provenga de varias fuentes, es decir, no solo de las entrevistas (Hernández, Fernándezy Baptista 2014). En este proceso de observación se pudo caracterizar la conexión de las tutoras con los niños, la dinámica institucional, la interacción verbal y no verbal y su nivel de satisfacción con el trabajo. La observación condujo a la obtención de información previo a la elaboración de las preguntas de la entrevista.
Posterior al estudio de estas unidades de análisis, se procedió al diseño de la entrevista semiestructurada, que según Hernández, Fernández y Baptista (2014) se basa en una guía. Sin embargo, el entrevistador puede añadir preguntas adicionales que surjan en el momento con el fin de precisar y obtener mayor información. En cuanto a la elaboración de las preguntas, las autoras construyeron un cuadro de categorías y subcategorías, en el que las variables: vocación, tutor y acogimiento institucional fueron las principales, de las cuales se desprendieron varias subcategorías como: identidad, autorrealización, formación, deseo, parentalidad profesional, vínculo, apego, infancia tutelada, trabajo de cuidado, derechos, institucionalización, integración sensorial y confidencialidad.
La técnica y el instrumento fueron validados por expertos del eje rector del acogimiento institucional en Ecuador, y por académicos, a quienes se les expuso el objetivo de la investigación y su aporte al servicio de acogimiento institucional. Los indicadores: vínculo entre tutores y niños acogidos y la vocación resultan esenciales para la reparación del derecho a una vida digna, aspectos observables en el contacto directo con el servicio. En la misma manera, se valoró: pertinencia, relevancia y lenguaje claro para las participantes.
Una vez validados el instrumento y la técnica, se procedió a la aplicación de la entrevista vía on-line a través de la plataforma Zoom, debido a las restricciones de ingreso a la casa de acogida por la pandemia Sars Cov-19. En este proceso de recolección de datos se emplearon 60 minutos aproximadamente con cada participante, pues como indican Hernández, Fernández y Baptista (2014:406) “la entrevista es una experiencia de diálogo única, la cual no tiene estandarización”. Respecto a la observación, el proceso se realizó durante ocho días laborables, en dos horas aproximadamente cada día.
En cada encuentro se puso de manifiesto la confidencialidad de los datos personales expuestos, así como de la información referida. Se hizo un recorrido sobre experiencias, opiniones, emociones, sentimientos, historias de vida y percepciones de cada tutora en lo referente a los conceptos de vocación, deseos, formación, obtención de ese cargo, aspiraciones profesionales, salariales, interacción con los niños, entre otros.
Se obtuvieron grabaciones de audio y video, además de la bitácora de información de la observación participante. Con estos insumos se trabajó en una transcripción detallada del discurso de cada participante con el fin de analizar los resultados a través de la elaboración de una matriz que contempla el despliegue de categorías y subcategorías, como resultado de la identificación de unidades de análisis, la realización de la codificación abierta, axial y selectiva.
Posteriormente, dichas categorías y subcategorías, fueron contrastadas mediante un análisis de contenidos para darles estructura, la que permitió encontrar similitudes y diferencias entre los datos, significados y percepciones (Hernández, Fernández y Baptista 2014).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Como resultados del procesamiento de los datos obtenidos en la entrevista y en la observación a las tutoras, se determinaron las categorías y subcategorías contenidas en la narrativa de los actores participantes en la investigación, con el fin de aportar al análisis de los componentes de la vocación y al objetivo principal de la investigación; se muestran en la Tabla 1:
Tras la aplicación del instrumento que analizó la vocación de los tutores, los resultados fueron discutidos según los preceptos teóricos que se muestran en las Tablas 2, 3 y 4.
VOCACIÓN
Respecto a esta categoría, se observó que el grupo mantiene un buen nivel de compañerismo y una percepción adecuada del manejo del liderazgo de la Coordinadora y del Equipo Técnico de la institución. Por ejemplo, se pudo ver que, cuando existen dificultades en el manejo de la conducta de los niños, reciben una oportuna asesoría de la psicóloga de la Casa Hogar. El manejo de fundamentos y metodologías de intervenciones tanto psicosociales como terapéuticas resulta de primera importancia en los profesionales y operadores de servicios de acogimiento para niños con secuelas de vulneraciones (Gómez, Muñoz y Santelices 2008).
La Tabla 2 muestra los resultados en torno a la categoría: vocación. Autores como Pantoja (1992) y Murga y Álvarez (2020) refieren que la vocación conlleva un impulso vital que potencia el deseo de la persona a construir una respuesta de acción con sentido. Este concepto fue contrastado en el resultado inicial del análisis de esta categoría, por lo dicho en las personas investigadas, ya que todas las tutoras presentan esta condición en sus labores en la institución, para lo cual fueron formadas empírica y académicamente, configurando a la vocación como su deseo.
TUTOR
La Tabla 3 muestra los resultados de esta categoría, considerados relevantes pues el cumplimiento de las funciones como tutoras va más allá de las que describe la normativa técnica del servicio, sobre todo al analizar la subcategoría del apego, pues todas coincidieron en la necesidad de crear un vínculo afectivo que les permita a los niños acogidos sentir que cuentan con una persona de confianza y que su crianza está ahora en buenas manos. Así lo explican Ibarra y Romero (2017:1550): “el desarrollo de los niños está fuertemente condicionado por el medio en el que viven; por lo que, los acogimientos residenciales deberían constituir en todos los casos un entorno seguro y apropiado”.
En esta categoría resaltó la novedad de que las tutoras participantes refirieron no conocer acerca de la parentalidad profesional, término introducido en el estudio de Sala (2019), lo que puede ser considerado como un tema de capacitación dentro de la propuesta de profesionalización que refieren Farinango-Lema y Pardo (2021) quienes en su supuesto para un perfil del tutor mencionan que las acciones de los cuidadores formales en el acogimiento institucional deben tener un carácter profesional para mejorar la calidad del servicio de acogimiento.
Acerca de este resultado, autores como Sánchez-Reyes et al. (2019), Jimeno (2017) y Gómez, Muñoz y Santelices (2008) afirman que el Estado debe reconocer que la restitución de derechos de la población en acogimiento no se logra solo a través de protocolos sino a partir de la generación de vínculos significativos entre niños y cuidadores, ya que aporta a un desarrollo evolutivo saludable. El cumplimiento de estos preceptos se evidencia en lo expresado en las respuestas de las tutoras investigadas, así como también en la observación participante inicial.
Respecto al trabajo de cuidado, las tutoras lo definieron en la entrevista, tal como argumenta Molinier (2018) citado por Hernández, Rodríguez y Vargas (2020:87): “el trabajo de cuidado contribuye directamente a la preservación de la vida del otro. Es ayudarlo o asistirlo en sus necesidades primordiales como comer, estar limpio, descansar, dormir, sentirse seguro y poder dedicarse a sus propios intereses”. Este resultado fue contrastado con la observación inicial, donde se puede ver que las tutoras velan por la reparación integral de los derechos de los niños en acogimiento.
ACOGIMIENTO INSTITUCIONAL
Concerniente a la categoría de acogimiento institucional, según se muestra en la Tabla 4, se encontraron resultados importantes referentes al conocimiento que los tutores tienen sobre los derechos de supervivencia de los cuales los niños son sujetos, hecho que otorga un tinte humanista a su labor. Resulta significativo, además, que las tutoras tengan una adecuada percepción sobre el desarrollo evolutivo sano de los infantes acogidos y la pérdida de individualidad que la institucionalización produce en esta población.
Las tutoras conocen profundamente el aspecto ético de la confidencialidad; estos saberes posibilitan que provean a los niños acogidos de experiencias similares a las que viven aquellos que residen con su familia (Campos, Ochaíta, y Espinosa 2010).
Este resultado se relaciona con los expuestos por Fernández-Daza (2020), RELAF (2016) y Muñoz y Barrios (2019), quienes coinciden que los niños institucionalizados tienen más problemas que los que no están privados del medio familiar, pues sus derechos se ven vulnerados con mayor frecuencia e inclusive muestran alteraciones en su desarrollo evolutivo como consecuencias del acogimiento institucional. Las tutoras conocen dichas situaciones debido a la vocación de servicio que presentan. De igual manera, aplican y conocen el Modelo de Atención de Acogimiento Institucional (MIES 2017a), enfático en el aspecto de la confidencialidad al momento del manejo ético de datos informativos de los beneficiarios del servicio.
CONCLUSIONES
El tutor de una casa de acogida de niños debe mostrar vocación. Las tutoras investigadas facilitaron la descripción de sus labores a diario, experiencias de vida, aspiraciones y satisfacción con las actividades realizadas, así como la observación de las mismas. Por lo tanto, la valoración de la categoría vocación fue analizada en su totalidad.
Los aspectos teóricos en torno a los conceptos de vocación, tutor y acogimiento institucional, corroboraron la importancia de que los tutores posean formación acorde a su llamado de servicio y con identidad vocacional, que posibilite la autorrealización al cumplir sus funciones en la casa de acogida.
Dicho esto, es indispensable considerar la vocación como eje principal de las labores diarias de las profesionales tutoras de las casas de acogida del país.
En función de la labor del tutor, el apego y el vínculo seguro deben construir relaciones adecuadas entre los adultos y los niños, las que conducirán a un desarrollo evolutivo sano, alejándolos de las experiencias traumáticas que ocasionaron su ingreso al servicio de acogimiento institucional.
Los aspectos éticos en cuanto a la confidencialidad, observados y explorados en el ejercicio del personal de la institución, están directamente relacionados con la vocación, pues sin ellos la función tutorial estaría alterada, así como la consideración de que todos los niños acogidos en servicios de este tipo presentan alteraciones conductuales en mayor medida que quienes no están privados del medio familiar. Por tanto, la vocación del tutor logra que el entorno sea favorable para su crecimiento físico y emocional.
Se resalta la necesidad de producir más estudios de este tipo con el fin de que el área de Protección Especial del MIES, como eje rector de la política pública en materia de niñez en vulnerabilidad, pueda mejorar el servicio de acogimiento institucional en función del interés superior del niño, como expresa la Constitución de la República del Ecuador (2008).
Este proceso de mejora podría considerar espacios de formación para los tutores en conceptos como el de parentalidad profesional (Sala 2019), que, de ser puesto en práctica en el contexto ecuatoriano, lograría que el cargo de tutor deje de ser simplificado dentro del sistema de Protección Especial y se convierta en un eje prioritario para la restitución de derechos en el ámbito de acogimiento institucional. De esta manera se dejaría de lado el paradigma que ve a esta ocupación como sinónimo de cuidado primario, en función de que el personal tutor pueda especializarse y/o profesionalizarse en temáticas de crianza positiva y respetuosa