INTRODUCCIÓN
En Arqueología la alfarería originariamente ha sido utilizada como indicador cronológico, como fósil guía para la conformación de identidades étnicas, y para poner de manifiesto pautas de intercambio y relaciones sociales. Gracias a los aportes interdisciplinarios, los análisis cerámicos abarcan en la actualidad diferentes aspectos sociales, culturales, económicos y políticos (Rice 1987: 3-4; Orton, Tyers & Vince 1997: 17).
La importancia del estudio de esta tecnología radica en que, mediante diferentes líneas analíticas, es posible lograr un conocimiento sobre los individuos que produjeron los objetos alfareros y diversos aspectos de la sociedad en la que se gestaron, y así poner al desnudo la forma de actuar del hombre en relación con la naturaleza y con otros grupos humanos, las tradiciones en las cuales insertan, y su contexto sociocultural y económico (Arnold 2005: 15; García Rosselló 2011: 72).
Esto se debe a que la tecnología alfarera es el proceso y resultado de una “cadena operativa” (Leroi-Gourhan 1964), que depende y deriva de una serie de decisiones, conocimientos prácticas (conscientes o no) en cada una de las etapas de fabricación (selección, recolección y transporte de materias primas, preparación de pastas con arcillas y antiplásticos, elaboración de formas y diseño de decoraciones y cocciones), y que entrelaza destrezas de manufactura aprendidas y mantenidas mediante experiencias sociales y culturales que se desarrollan en un marco temporal y espacial específico (Balfet 1991; Lemonnier 1992). Todas las acciones y gestos técnicos expresados por los/as alfareros/as en la cadena operativa son plasmados y materializados en un estilo tecnológico cerámico, un conjunto de formas de hacer en el que los diferentes atributos alfareros son generalmente regulares y manifiestan (aunque no obligatoriamente de manera directa) identidad social o un proceso mediante el cual ésta es formada y transformada (Lechtman 1977; Sanhuesa 2006).
Entre las disciplinas que contribuyen a la comprensión de la producción cerámica del pasado se hallan aquellas derivadas de campo de las ciencias naturales, físicas y matemáticas. Esta línea de exámenes empleados para la resolución de problemas arqueológicos se la conoce como Arqueometría (Estévez Morales 1998: 583).
En alfarería, y particularmente en contextos en donde se carece de otro tipo de información histórica y/o antropológica, la aplicación de los métodos arqueométricos resulta muy útil. Normalmente son aprovechados para responder cuestiones referidas al uso de materias primas para la fabricación, comparando la química, mineralogía y petrografía de las pastas y pigmentos cerámicos con la geología de la región (arcillas, arenas y limos), así como también para indagar en las diferentes fases de fabricación y las condiciones de depositación de las piezas.
Muchos son los autores que mencionan y explican las diferentes técnicas analíticas para los estudios arqueométricos cerámicos (Neff 1992; Glascock 1992; Clop 2008; entre otros). Entre los exámenes químicos más comunes para se hallan el análisis de activación de neutrones, la fluorescencia de rayos X, y el análisis microscópico de barrido electrónico. Para el reconocimiento de la composición, estado y fases mineralógicas se utilizan, entre otros, la microespectroscopia Raman y la difracción de rayos X. Finalmente, para la determinación litológica y mineralógica de cerámicas y sedimentos arenosos se utiliza ampliamente el examen microscópico de láminas delgadas.
La cantidad de técnicas analíticas puede llegar a ser numerosa, pero sea cual sea el método que se emplee, debe advertirse que las estrategias seguidas por los/as ceramistas han sido y son socioculturalmente construidas, aprendidas y transmitidas, y no siempre tienen una base tecnológica y funcionalista, por lo que el vínculo entre estos análisis y el accionar de los productores no es directo ni sencillo (Sillar & Tite 2000: 14-17; Arnold 2005: 20; Albero Santacreu 2014: 2-4).
En este trabajo se exponen los resultados de los primeros análisis exploratorios de difracción de rayos X (DRX), fluorescencia de rayos X (FRX), microscopía petrográfica e índice de plasticidad sobre arenas, arcillas y cerámicas del sitio arqueológico Tambería de Guandacol, ubicado en la actual provincia de La Rioja (Argentina).
Se trata de un asentamiento importante para la comprensión de la vida de las sociedades que habitaron el área entre aproximadamente los 1200 y 1600 AD. (De la Fuente 1973; Callegari & Gonaldi 2007-2008; Bárcena 2010). Si bien se ha avanzado en el estudio composicional y tecnológico de las alfarerías del sitio (Carosio, Iniesta & Bárcena 2011; Carosio 2015, 2018 ; Carosio & Iniesta 2017, entre otros), hasta el momento se desconoce el potencial y características de los recursos locales para su posible utilización en la manufactura por parte de los/as alfareros/as que habitaron la zona en tiempos prehispánicos.
La problemática esencial que guía este trabajo radica en el conocimiento de las fuentes de materias primas de los alrededores del sitio y sus propiedades idóneas o no para la producción, en otras palabras, de las primeras etapas de la cadena operativa, y así también en los aspectos tecnológicos y la circulación de ceramios en el área durante este extenso periodo.
Si bien la ubicación de materiales para la manufactura no puede vincularse estrechamente a la localización de las actividades de producción, a través de investigaciones etnoarqueológicas se ha indicado que los/as ceramistas a menudo utilizan las materias primas disponibles localmente, esencialmente cuando la fabricación tiene un carácter doméstico (Arnold 1991: 93), como se señalado para nuestra área de estudio (Carosio 2015).
En ese sentido, los estudios arqueométricos mencionados conforman una herramienta que aumenta la información hasta ahora reconocida, y posibilita un primer acercamiento a la composición de sedimentos y cerámicas (y su relación), así como el reconocimiento de algunos comportamientos tecnológicos de los materiales.
De esta forma, el objetivo principal de este trabajo es sentar las bases preliminares de información composicional y de propiedades tecnológicas sobre una muestra exploratoria para, a futuro, contribuir a la discusión sobre la problemática de la apropiación y potencialidad de materias primas de la región, y la manufactura alfarera desarrollada por las poblaciones que habitaron Guandacol durante los momentos prehispánicos.
UBICACIÓN Y GEOLOGÍA DEL ÁREA DE ESTUDIO
La Tambería de Guandacol se ubica en el valle andino homónimo, a los 1050 msnm, entre las Sierras Pampeanas y la Precordillera, en el oeste de la provincia de La Rioja, noroeste de Argentina, como muestra la Figura 1a. Se trata de una depresión colmada principalmente de rellenos terciarios y cuaternarios, producto de la erosión dada por diversos agentes naturales. El clima del área es árido y seco, con lluvias estivales torrenciales, y vientos cálidos, lo que ha generado un ambiente semidesértico y vegetación xerófila (Tripaldi y Limarino 2008: 48).
La geología del área exhibe series de diversas edades y composición (Furque 1963; Gentili 1972; entre otros). Hacia el oeste, la Precordillera está representada por numerosas series sedimentarias e ígneas (Formaciones Áspero, Cerro Morado, Volcán y El Corral, entre las principales) compuestas de calizas, lutitas, limonitas, areniscas, andesitas, riolitas, dacitas, granitos, granodioritas, etc.
El río Guandacol se forma aquí, y arrastrando junto a sus afluentes el material hasta el valle bajo, forma la cuenca con material fino/muy fino, generalmente bien seleccionado. Hacia el este, las Sierras Pampeanas poseen en su basamento Precámbrico (Formación Espinal), rocas metamórficas (filitas, pizarras, entre otras).
Sobre ellas se apoyan rocas sedimentarias y volcánicas alteradas de la Formación Aguas Blanquitas, y sedimentitas neopaleozoicas del Grupo Paganzo (formaciones Guandacol, Tupe y Patquía), areniscas, arcillitas, lutitas y conglomerados. Además se hallan arcillas del tipo clorita, montmorillonita, illita y caolinita.
Luego se encuentra la secuencia clástico/volcánica de la triásica Formación Talampaya, con basaltos, areniscas y conglomerados, a la que suprayacen areniscas y conglomerados de la Formación Tarjados. Le sucede el Grupo Agua de la Peña (Formaciones Los Rastros, Ischigualasto y Los Colorados), y la cretácica Formación Cerro Rajado, integradas de pelitas, areniscas, basaltos y otros, que alternan con capas arcillosas/limosas. El Terciario se manifiesta por rodados metamórficos, sedimentarios y volcánicos. Finalmente, el Cuaternario se representa en los conos de deyección del rio Guandacol/La Troya, exhibiendo sedimentos con guijarros del material de arrastre serrano.
ANTECEDENTES
Si bien para la región del Noroeste Argentino existen numerosos estudios arqueométricos sobre cerámica arqueológica (Bertolino & Fabra 2003; De la Fuente, Ratto, Toselli & Plá 2008; Cremonte & Botto 2009; Puente, Plá & Invernizzi 2014; Páez & Plá 2015; entre otros), para Guandacol y en general para la provincia de La Rioja hasta el momento no existen muchos antecedentes.
Los primeros trabajos regionales (Debenedetti 1917; Boman 1927-1932) describieron al conjunto de restos materiales (entre ellos la alfarería) predominante del actual oeste de Catamarca, La Rioja y el norte de San Juan (Argentina) como parte del complejo cultural denominado Sanagasta o Angualasto; el cual luego fue asignado al período Agroalfarero Tardío o de Desarrollos Regionales (ca. 1200-1470 AD), dentro de la secuencia cultural del Noroeste argentino (González & Pérez 1972 :37; Tarragó 2000). La Tambería ha sido hasta el momento el sitio más estudiado en Guandacol (De la Fuente 1973; Callegari & Gonaldi 2007-2008; Bárcena 2010), sin embargo, también se hallan numerosos sitios en zonas cercanas, en el área de Santa Clara, San Bernardo, entre otros (Iniesta & Bárcena 2014).
Las investigaciones iniciales en la Tambería relevaron y caracterizaron las estructuras arquitectónicas y cerámicas del sitio, y establecieron los primeros fechados, señalándolo como parte de la cultura Sanagasta/Angualasto durante el Tardío y el dominio Inca regional (aproximadamente entre los 1200 y 1600 AD). Nuestros trabajos incluyeron prospecciones, estudios arquitectónicos, relevamiento de nuevos sitios en el área, recolecciones superficiales de materiales, excavaciones, reconocimientos del arte rupestre, y fechados radiocarbónicos y de termoluminiscencia. En la Tambería se identificaron numerosas estructuras de barro, una zona incaica, recintos de almacenaje, canales de riego y campos de cultivo, instrumentos líticos, restos botánicos y de fauna; evidencias asignadas al mismo lapso que los trabajos previos (Bárcena 2010).
En cuanto a la alfarería, los primeros estudios mencionados establecieron la abundancia del estilo tecnológico Sanagasta/Angualasto, entre otros como el Inca Provincial, Diaguita Chileno Inca y Aguada. Este último estilo es complejo y discutido cronológicamente en la región, dado que hasta el momento se ha asignado en Guandacol al periodo de Integración Regional o a una etapa que involucra a los Desarrollos Regionales (ca. 1200-1500 AD) (Iniesta & Bárcena 2014: 77), aunque su evidencia en áreas cercanas (La Rioja y norte de San Juan) registra cronologías anteriores y posteriores a las señaladas (Michieli 2007; Callegari & Gonaldi 2006). También se amplió la caracterización y número del universo cerámico, su distribución espacial y su relación con el contexto arqueológico (Carosio et al. 2011), y se avanzó en la caracterización petrográfica de pastas cerámicas, estableciendo para la mayor parte de las piezas una composición correspondiente con la geología local (Carosio 2015, 2018; Carosio & Iniesta 2017).
METODOLOGÍA
En este artículo de investigación, la muestra de sedimentos y de cerámica estudiada proviene de diversas prospecciones sistemáticas realizadas en el sitio y el área. En el caso de los sedimentos -arenas, limos y arcillas-, se trabajó con un total de 27 muestras. Cinco (5) de las muestras de arcillas son de Precordillera (S34 - Sed Dique - SP Sed 15 - RN Sed 10 - RN Sed 12 o cantera) y cuatro (4) de Sierras Pampeanas (ZV1 - ZV2 - ZV4 - SMo Sed 2), recuperadas a partir de la información de los pobladores locales y los estudios geológicos locales. Por su parte, las arenas/limos de Precordillera son seis (6) (RN Sed 8 - SB Sed 13 - RN Sed 11 - SB Sed 13 - SB Sed 14 - RY Sed 1), ocho (8) de Sierras Pampeanas (SMo Sed 1 - SMo Sed 3 - SMo Sed 5 - SM AR 1 - SM Sed 16 - SM Sed 17 - SML - RT Sed 6), y finalmente tres (3) del cauce de los ríos Guandacol y La Troya (RGT Sed 7 - RGT Sed 7 - RGT Sed 9). Como exhibe la Figura 1b, la recolección se efectuó esencialmente en las faldas occidentales de las sierras de Maz y Morada, en las orientales de la Precordillera, y sobre los márgenes de los ríos Guandacol y La Troya, no superando en ningún caso los 15 km a la redonda del sitio.
En el caso de las cerámicas se seleccionó una muestra exploratoria de nueve (9) tiestos de la Tambería, seis (6) de ellos correspondientes al estilo predominante del sitio Sanagasta/Angualasto, y los tres (3) restantes a otros estilos minoritarios, como se indica en la Tabla 1.
Al ser una muestra netamente experimental, la elección arbitraria dentro del primer estilo respondió a la relativa variabilidad en la composición de pastas demostrada en estudios previos (Carosio 2015, 2018): abundantes inclusiones arcillosas, tiesto molido, rocas de diverso origen y gran cantidad de minerales félsicos y máficos (cuarzos, feldespatos, minerales opacos, biotita y muscovita).
Sin embargo, cuatro de ellos (TG 32b, TG T4 100, TG 264b, TG T5 423), poseen importante carga de vulcanitas félsicas (vidrio volcánico alterado), además de que forman parte de vasijas que se intuyen como parte de un repertorio de piezas destinadas a la actividad culinaria. Esto les confiere una particularidad dentro del registro general. La selección del resto de los fragmentos respondió a una comparación con los restantes estilos del sitio.
El estilo Inca Provincial se compone de cuarzo, micas y abundantes litoclastos volcánicos y plutónicos. La alfarería Aguada, con muy baja densidad de antiplásticos y muy fino, posee cuarzo, feldespatos, micas, y escasas rocas volcánicas y sedimentarias. Finalmente, la Diaguita Chileno Inca se destaca por contener de los minerales recién mencionados, además de rocas volcánicas y plutónicas.
Los sedimentos se estudiaron inicialmente mediante observación macroscópica y submacroscópica, utilizando lupa binocular KYOWAOPTICAL SDZ-PL, en busca de la identificación (en los casos posibles) y caracterización de los constituyentes minerales y litológicos, incluyendo: color, aspecto, tamaño y desgaste. Además, se les adhirió ácido clorhídrico para establecer la presencia o ausencia de carbonato de calcio (CaCO3) (Folk 1951: 128-130; Compton 1962: 282-289; Munsell Color 1994).
A las arcillas se le practicó un estudio geotécnico denominado Límites de Atterberg, el cual determina el intervalo de humedades en el que una masa arcillosa es moldeable, definiendo un índice de plasticidad (IP). El método sirve para reconocer su grado de plasticidad, su comportamiento tecnológico que se da en función de la relación agua/arcilla, de las propiedades fisicoquímicas del material, y que depende de las condiciones en las que se aplique una fuerza deformadora (dirección y velocidad).
De esta forma, es posible acercarse a sus propiedades de trabajabilidad (Ginés, Feliu, García-Ten & Sanz 1997: 27). Para su reconocimiento se realizó el tamizado de arcillas mediante tamiz Nº 40 (425 µm), y luego, a través de un equipo estándar de Casagrande se procedió con el ensayo para determinar el IP. Los valores determinados fueron: el límite líquido, límite plástico e índice de plasticidad.
A las arenas en particular se le practicó un examen petrográfico con microscopio (OLYMPUS BX51), seleccionando seis láminas delgadas del total de muestras de acuerdo al tamaño de grano. Se contabilizaron 300 puntos por corte, describiendo tamaño, desgaste, selección, madurez textural y mineralógica (Raith, Raase & Reinhardt 2012: 30-110). Los resultados se compararon con los datos petrográficos de 111 láminas delgadas de pastas cerámicas obtenidos y publicados previamente (Carosio 2015, 2018; Carosio & Iniesta 2017). Este examen aporta información de carácter cualitativo y cuantitativo de los componentes litológicos y mineralógicos, sin embargo la correspondencia geológica entre sedimentos y cerámicas no siempre es directa, y a diferencia de lo que sucede con los métodos químicos, son difíciles de aplicar en pastas demasiado finas o con un grado de cocción muy elevado, y en sedimentos arenosos de tamaño limo o arena muy fina (Stoltman 1989: 158).
Todos las arcillas y cerámicas fueron analizados a través de estudios de difracción de rayos X (DRX), y fluorescencia de rayos X (FRX). La DRX es un método que permite identificar la mineralogía de la fracción arcillosa de estos materiales, así como de pigmentos y de minerales no plásticos. Además se utiliza para obtener información sobre las temperaturas de cocción a la que fueron sometidos los recipientes, en base a la transformación de algunas especies minerales en otras (Cremonte & Bugliani 2006-2009 :248).
Para este estudio se molieron las muestras a malla 200 μm y se colocaron en portamuestras específicos, se utilizó un difractómetro de polvo Rigaku D-MAX III C, con anticátodo de Cu (λ = 1,5406 Å) y filtro de Ni, bajo condiciones de 30 Kv y 20 mA, a una velocidad de barrido de 0,2º - 0,3º (2θ)/min y a un paso de adquisición de datos de 2θ entre 0,02º- 0,05 º. Los difractogramas fueron interpretados con el programa Match!
Por su parte, para la FRX las muestras se molieron mediante mortero de ágata hasta malla 200 μ, y luego se montaron sobre pastillas de ácido bórico de 3,5 g. Se requirieron 150 mg por muestra, las cuales fueron compactadas a 10 kb. Se utilizó un espectrómetro dispersivo en longitud de onda (WDS) Philips - PW 1400.
Los datos obtenidos fueron comparados con patrones de referencia internacional USGS (U. S. Geological Survey) y ANRT (Association National of the Research Technique); y para la interpretación de los perfiles composicionales se realizó un procesamiento de datos bajo el paquete estadístico GCDKIT 4.1. La FRX es una de las técnicas que permiten reconocer la composición química elemental de alfarerías y sedimentos, posibilitando relaciones entre ellos para acercarse a las fuentes de materias primas, aunque la obtención de resultados óptimos dependerá de una buena localización de los materiales en el área de estudio, el número de muestras a analizar, los tratamientos técnicos sobre las materias primas con las que se conformaron las pastas cerámicas y las condiciones en que se depositaron los materiales una vez que dejaron de utilizarse y formaron parte del registro arqueológico (Cremonte & Bugliani 2006-2009 :251).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
ANÁLISIS SUBMACROSCÓPICOS Y GEOTÉCNICOS DE SEDIMENTITAS ARCILLOSAS
Las muestras son primarias, de depósitos de origen, y secundarias, meteorizadas y transportadas por agentes naturales. La tonalidad general de los sedimentos es marrón rojizo (5YR 4/6) y marrón (7.5YR 5/3). Como se advierte en la Figura 2, se reconocen impuras y magras, de aspecto laminar/granular, con bajo contenido orgánico, y con minerales como cuarzo, feldespato y rocas (pelitas, arcillitas y otras de difícil interpretación). Poseen en general un desgaste redondeado y sub-redondeado, por lo que ostentan selección buena y una madurez textural madura. Asimismo, se observan con baja reacción al ácido clorhídrico, por lo que no tienen alto contenido de material calcáreo.
En relación con el índice de plasticidad, no todas las arcillas poseen (SP); solamente tres exhiben algo de plasticidad: la proveniente de Precordillera (Sed Dique) posee un IP de 0,49, y las dos muestras recuperadas del área de Sierras Pampeanas (ZV1 y SMoSed 2) tienen un IP de 6,75 y 2,7 respectivamente. El contraste en algunos datos es muy grande, si bien existen muestras con un límite líquido alto, 31,5 (como SP SED 15), no poseen límite plástico. Tal como muestra la Tabla 2, en general la variación de resultados del límite líquido es algo mayor que los del límite plástico. Las arcillas de Sierras Pampeanas son del tipo CL o arcilla de baja plasticidad, y las de Precordillera, también con IP muy bajo, son suelos del tipo ML o limo/arenas de baja plasticidad, según la Clasificación Unificada de Suelos (S.U.C.S.).
ANÁLISIS SUBMACROSCÓPICOS Y MICROSCÓPICOS DE ARENAS
Las arenas tienen una madurez mineralógica madura, es decir, se trata de sedimentos con importante carga de cristales de cuarzo y feldespato, además de micas y rocas, como indica la Tabla 3. En la Figura 3 se puede observar la distinción de diferentes especies minerales y rocas, como biotita, muscovita, óxidos Fe, anfíboles, piroxenos, minerales opacos, y litoclastos ígneos, sedimentarios y metamórficos. El cuarzo posee extinción recta y forma anhedral, los feldespatos forma subhedral, maclas y clivaje, y en ocasiones alteración (a sericita y arcillas). La muscovita y biotita exhiben forma foliada y alta birrefringencia.
En cuanto a las rocas, las volcánicas máficas (basaltos) se reconocen por su textura porfidítica, las félsicas (riolitas) e intermedias (andesitas y dacitas) por su textura afanítica. Las plutónicas (granitos), tienen textura fanerítica. Los litoclastos sedimentarios tienen origen fundamentalmente detrítico (areniscas, lutitas, limolitas y pelitas), y los metamórficos (esquistos, pizarras, filitas) exhiben texturas granoblástica y lepidogranoblástica.
Estos constituyentes de arenas poseen tamaños entre 0,05 y 4 mm, y formas predominantemente sub-redondeadas y esféricas o sub-prismáticas. La selección es pobre y equilibrada, y la madurez textural submadura. Se tratan de sedimentos transportados por cursos de agua desde el frente montañoso de diferentes formaciones geológicas del oeste, el norte y noreste del valle hasta el sitio de su depositación en la cuenca baja.
La particularidad del conjunto radica en que las rocas metamórficas se observan únicamente en las muestras del área baja y en las de Sierras Pampeanas, y en bajo porcentaje en una cercana a la Tambería (SBSed 13), muy probablemente como producto del relleno de formación del barreal. Otro detalle es que la reacción al ácido clorhídrico es nula/baja en las de Sierras Pampeanas, y baja/moderada en las de Precordillera, denotando que éstas son levemente más calcáreas.
Al comparar estos datos con los resultados petrográficos cerámicos obtenidos previamente (Carosio 2015, 2018), se advierte un vínculo composicional entre sí, particularmente con las pastas del estilo Sanagasta/Angualasto. Estas poseen no solo la misma mineralogía y litología sino también las mismas características de tamaño, selección, redondez y esfericidad. La alfarería Inca Provincial exhibe poca similitud, manifestada en la presencia de algunos litoclastos (andesitas, riolitas), cuarzos, feldespatos y micas. Las piezas Aguada normalmente poseen poca densidad de inclusiones antiplásticas, y entre éstas, advertimos semejanza en ciertas rocas volcánicas (riolitas), sedimentarias (areniscas) y metamórficas (filitas y/o pizarras).
Finalmente las cerámicas Diaguita Chileno Inca, si bien poseen minerales y algunos litoclastos del mismo origen que los de las arenas (andesitas, granitos y areniscas), varían por la ausencia de rocas metamórficas y otras volcánicas (riolitas, basaltos) y sedimentarias (lutitas, limolitas). Por otro lado, el desgaste y tamaño observado en las arenas es similar a las de las pastas de los conjuntos locales, esencialmente con las piezas Sanagasta/Angualasto, tal como exhibe la Figura 3g, h, i, j.
ANÁLISIS DE DIFRACCIÓN DE RAYOS X DE ARCILLAS Y CERÁMICAS
Mediante DRX se determinó que arcillas y cerámicas se presentan ricas en minerales arcillosos como illita (KAl2O3.4SiO2.H20), seguido de esmectitas, probablemente montmorillonita, (Si4O10 (Al2-X R2+X) (OH)2 nH2Oc.Xc), y caolinita (Al2 Si2O5(OH)4), entre otros minerales no arcillosos como cuarzo (SiO2). En las arcillas, la presencia de illita se identifica por sus reflexiones a 2 theta a los 9º, y la interestraficación illita/esmectita a los 2 theta a los 11º, 13º y 16º.
Por su parte, la caolinita se reconoce a los 2 theta a los 12º y 24º. Como muestra la Figura 4, el cuarzo se observa a 2 theta a los 26º, y los restantes picos de las diferentes series se encuentran levemente desplazados de las reflexiones racionales, reconociendo así la presencia de mezclas de minerales arcillosos y no arcillosos.
La variación en las proporciones de minerales puede deberse a diferentes grados de meteorización de la roca en el lugar de muestreo, además de las variaciones composicionales que la misma pueda presentar. En líneas generales, entre las arcillas no hemos podido encontrar fuertes diferencias entre las muestras, salvo la presencia de esmectita exclusivamente en algunas sedimentitas de Sierras Pampeanas -ZV2 y ZV4-.
En cuanto a las cerámicas, la illita se identifica en los todos los tiestos por sus reflexiones a los 2 theta a los 9º y 28º, y la interestratificación illita/esmectita a los 2 theta a los 16º, aunque exclusivamente en los tiestos Sanagasta/Angualasto TG T4 100 y TG 264b. La caolinita se halla presente en casi todas las muestras, excepto en el fragmento Aguada -TG220b- y un fragmento Sanagasta/Angualasto -TG T5 92-, se exhibe a los 2 theta a los 24º. El cuarzo se exhibe a los 2 theta a los 26º, como indica la Figura 5.
ANÁLISIS DE FLUORESCENCIA DE RAYOS X DE ARCILLAS Y CERÁMICAS
Mediante FRX se determinó para las pastas y los sedimentos arcillosos elementos mayoritarios (SiO2, Al2O3, Fe2O3, P2O5, K2O, CaO, MgO y TiO2) y minoritarios (Zn, Cu, Cr, Ni, Co, Pb, Zr y Ba), tal como se observa en la Tabla 4. Se exhibe una cierta homogeneidad composicional del registro global, aunque con ligeras diferencias en los porcentajes de cada óxido. El componente mayoritario es el SiO2, con valores aproximados entre el 75% y el 54% (media=64,25%). Le sigue el Al2O3, con valores que varían entre un 20% y un 15% (media=15,98%).
Estos valores en algunas de las muestras arcillosas corroborarían la presencia de esmectita (probablemente montmorillonita) (Mas Pérez 1985: 116-125). Luego continúa el K2O (media=9,75%), lo que avalaría la presencia de illita, dado que estas normalmente poseen un mínimo de 6%-7% (Singer & Singer 1971: 38). Y ya con contenidos más bajos el Fe2O3 (media=5,2%) (el que otorga la tonalidad rojiza/marrón), el CaO (media=3%) y el MgO (media=1%). Con valor inferior al 0.5% aparecen otros óxidos.
En el caso específico de las arcillas se observó que las de Sierras Pampeanas se componen de mayor cantidad de K2O (probablemente reflejado en el filosilicato illita), mientras que las de Precordillera muestran mayores proporciones de Al2O3, representado probablemente en el filosilicato caolinita. Asimismo se advirtió que éstas son levemente más calcáreas y magnesianas frente a las de Sierras Pampeanas, ricas en zirconio y titanio, elementos importantes de las rocas ígneas, metamórficas, y sedimentos refractarios. Para el resto de los elementos químicos no se observa una tendencia discriminatoria abrupta.
En cuanto a los tiestos cerámicos, el estilo Sanagasta/Angualasto se caracteriza en general por poseer, entre los elementos minoritarios discriminadores, mayores cantidades de Zr, Pb, Zn, K2O y P2O5, y menor cantidad de Fe2O3 que el resto de los estilos. Dentro de ese grupo con más cantidad de muestras, observamos que los existen un subgrupo compuesto por los tiestos TG T4 100 y TG 264b que exhiben mayoría de Pb, Zn, Zr, y menor proporción de Ba, Ni, TiO2 y Co que el resto entre los elementos minoritarios.
Asimismo, exponen menos cantidad de MgO, Fe2O3 y más SiO2. En general el estilo se asemeja a la pieza Inca Provincial y relativamente al tiesto Aguada, aunque éste presenta más contenido de CaO que el resto. Por su parte, el tiesto Diaguita Chileno Inca se separa ampliamente del resto de la muestra al contener abundante Cu.
Al vincular las arcillas y los fragmentos, en base a los elementos mayoritarios y minoritarios con mayor significancia dentro de cada estilo cerámico, se lograron diferentes combinaciones tendientes a la discriminación y agrupación de muestras. Una de las combinaciones exploradas fue TiO2-CaO-K2O, a raíz de que el TiO2 y el CaO son elementos importantes para las sedimentitas de Sierras Pampeanas y Precordillera, respectivamente, y que K2O es uno de los primordiales en la illita.
Como muestra la Figura 6a, allí se pudo ver un vínculo entre prácticamente todos las cerámicas y las arcillas de Precordillera, y por otro lado, una discriminación de las del entorno de Sierras Pampeanas, excepto la muestra SMo Sed2. Sin embargo, al triangular el CaO-MgO-P2O5, elementos que marcaron las diferencias sustanciales entre las sedimentitas arcillosas, se advirtió la relación estrecha de algunas muestras de Sierras Pampeanas (ZV2 y parcialmente ZV4) con los tiestos del estilo Sanagasta/Angualasto TG T4 100 y TG 264b, muestras en las que se reconoció exclusivamente esmectita. Asimismo se reconoció una correspondencia entre las piezas Inca Provincial y Aguada con algunas arcillas de Precordillera y tiestos Sanagasta/Angualasto, tal como se observa en la Figura 6b.
Los resultados arqueométricos sugieren aspectos interesantes sobre las propiedades de las cerámicas y sedimentos estudiados, aunque se recuerda que se trata de un análisis preliminar y exploratorio sobre una muestra reducida. Se pudo obtener una primera identificación de la composición química, mineralógica y petrográfica de los diferentes sedimentos recuperados en el valle de Guandacol, así como un cierto conocimiento sobre las propiedades de las arcillas, algo hasta el momento no reconocido.
Desde los análisis químicos se advirtió una composición similar entre las arcillas y las cerámicas. Al relacionarlas parecería haber una tendencia del conjunto de piezas Sanagasta/Angualasto con muestras de Sierras Pampeanas y de Precordillera. Por su parte, las piezas Inca Provincial y Aguada también se relacionarían con este último sector. No sería el caso para la cerámica Diaguita Chileno Inca, la cual se discrimina del resto del registro.
A nivel petrográfico de arenas, también existiría una correspondencia geológica positiva con las muestras alfareras. Las rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas reconocidas, esencialmente en las del área baja del valle y la Tambería, junto al Río Guandacol/La Troya, poseen características propias de ambientes fluviales. El arrastre de estos materiales producto de los procesos de erosión natural origina una selección submadura y madura de los clastos observados en las arenas (Jordan, Schrire & Miller 1999: 1335), los cuales son similares a los identificados previamente en las cerámicas, mayormente a las del estilo Sanagasta/Angualasto (Carosio 2018: 168).
Las leves variaciones entre las composiciones de las diferentes arenas estudiadas puede ser consecuencia de diferentes cuencas de aporte para cada uno de estos cursos hídricos del área, con afloramientos de rocas de formaciones variables. Con los restantes estilos cerámicos, si bien existen algunas similitudes con el perfil geológico del área, el vínculo es menos directo, dado por la ausencia en de algunos litoclastos de diferente origen, además del tamaño que muestran.
Estos datos químicos y litológicos iniciales podrían sugerir que parte del repertorio de piezas cerámicas de Guandacol estaría siendo fabricado con sedimentos locales y/o microregionales durante el periodo, lo cual implicaría la utilización de materiales semejantes durante largo tiempo, y así el traspaso y mantenimiento de ciertos procedimientos técnicos en la manufactura. No sería el caso de la cerámica Diaguita Chileno Inca, discriminada composicionalmente del registro y hallada escasamente en el sitio, lo que quizás sea un reflejo de su procedencia alóctona. De todas formas, se trata de muy pocas muestras analizadas, por lo que estas inferencias son sumamente inconclusas.
Desde el punto de vista tecnológico, en las arcillas y cerámicas se identificaron los minerales arcillosos illita, caolinita, y esmectitas, generalmente aptos para las producciones de cerámicas. Normalmente estas arcillas poseen altos contenidos de aluminio, un elemento primordial en las producciones alfareras al proveer un aumento en la resistencia mecánica de las cerámicas (Ginés et al. 1997).
La illita posee un IP menor que otras arcillas, pero su plasticidad aumenta cuando disminuye el tamaño del grano; la caolinita tiene buena maleabilidad, viscosidad y adsorción, y las esmectitas óptimas propiedades de absorción y adsorción, aunque en el secado cerámico pierden volumen y se deforman, por lo que deben ser controladas (Bernal, Cabezas, Espitia, Mojica & Quintero 2003: 570-572). Sin embargo, mediante Límites de Atterberg determinamos que solo algunas arcillas poseen ligera plasticidad. Un IP es alto cuando tiene como resultado 30 o más, es bajo cuando es entre 15-30, ligeramente plástico de 3-15, y nulo de 0-3 (Sowers 1979). Por lo que éstas muestras, para ser bien trabajadas y utilizadas en una pasta, necesitarían la combinación con un/unos sedimento/s más plásticos, además de un preparado cuidadoso de los mismos, realizando diversos procedimientos como el levigado, decantado, sedimentado y/o sobado.
En cuanto a las arenas, de emplearse materiales como los exhibidos, no habría un exhaustivo tratamiento previo a su incorporación a las pastas, especialmente para la alfarería Sanagasta/Angualasto, dado que poseen características generales muy similares. Para las cerámicas Aguada e Inca Provincial, con antiplástico de tamaño muy fino, habría un limpiado, colado y tamizado de los sedimentos antes de mezclarse con otra arcilla esencialmente plástica.
Finalmente, y vinculado con la cocción alfarera, los minerales arcillosos reconocidos permiten acercarse hacia las temperaturas de cocinado a la que fueron sometidos los recipientes (Maggetti 1982: 127-129; Linares, Huertas & Capel Martínez 1983: 482-485).
La presencia alta de potasio en la illita le comunica cierto poder fundente en el proceso de cocción, contribuyendo a que la pasta madure a una temperatura baja y controlada. Pierde agua en el intervalo 200-600° C, se descompone a los 850º C y desaparece entre los 900º-950º C. Luego empieza la vitrificación del barro arcilloso, formándose espinelas, mullita y sillimanita. La caolinita pierde su agua estructural a los 500° C, transformándose en metacaolinita, y a los 1000° C se originan dos nuevas fases: alúmina y mullita.
Finalmente, las esmectitas en general tienen su deshidroxilación entre los 500°-700° C, mantienen la estructura hasta los 800°-900° C y luego, en función de su composición mineralógica y variedad estructural, surge espinela, anortita, enstatita, cristobalita, cuarzo y cordierita, persistiendo hasta los 1300° C.
En ninguna muestra cerámica analizadas hemos registrado estos minerales de formación, por lo que se preliminarmente que las cerámicas estudiadas no superaron los 950º C. Este panorama es el que se sostiene para producciones de los mismos estilos en el ámbito regional (Rasmussen, De La Fuente, Bond, Mathiesen. & Vera 2012: 1713-1714).
Para obtener mayor certeza en los resultados obtenidos es factible la realización y combinación de exámenes químicos elementales sobre una mayor cantidad de muestras cerámicas utilizando técnicas de alta precisión como los Análisis de Activación Neutrónica, ampliar los estudios de Difracción de Rayos X e incorporar otros como el Análisis Térmico Diferencial y Espectroscopia vibracional (FTIR-Raman) para reconocer temperaturas de cocción y transformaciones minerales, además de estudios experimentales sobre las arcillas y arenas recuperadas.
CONCLUSIONES
Las conclusiones de este trabajo indican que los datos composicionales reconocidos en las arcillas y arenas del valle de Guandacol son similares a los de las escasas muestras cerámicas analizadas del sitio, especialmente con el estilo Sanagasta/Angualasto. No todas las arcillas analizadas poseen cualidades óptimas de plasticidad, por lo que es factible que para su uso se debe aplicar un accionar técnico significativo a dilucidar. Ello no implica que necesariamente estas arcillas hayan sido utilizadas para la manufactura de las piezas alfareras estudiadas. Por otro lado, a partir de los estudios de DRX se infiere que las temperaturas de cocción de las muestras cerámicas analizadas probablemente no superaron los 950° C.
Esta información exploratoria debe considerarse como insuficiente, sin embargo constituye una base referencial para, a futuro, ampliar los datos composicionales mediante el estudio de un mayor aumento de muestras, fundamentalmente cerámicas de la Tambería y de sitios arqueológicos cercanos. Asimismo, es menester incorporar nuevas herramientas arqueológicas convencionales y arqueométricas para contrastar los resultados obtenidos y esclarecer el proceso de producción alfarera que se desarrolló en los últimos siglos prehispánicos de Guandacol.
El conocer la composición de alfarerías y materias primas, y el comportamiento geotécnico de arcillas permiten, en conjunto, comenzar a acercarse a un gran abanico de información sobre la posible procedencia de fuentes de materias primas, la potencialidad para su utilización, y sobre diferentes aspectos tecnológicos alfareros