Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) define la salud sexual como: “Un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, y no solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o malestar”. La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia. Para que todas las personas alcancen y mantengan una buena salud sexual, se deben respetar, proteger y satisfacer los derechos sexuales en todas las personas (Soria, 2013).
La satisfacción sexual según Aguilar (2020) se refiere a “la capacidad que presentan las personas de ser factibles de brindar y recibir placer sexual, que implica el experimentar y evaluar sentimientos, emociones, así como también reacciones fisiológicas y psicológicas durante el comportamiento sexual” (p. 12), armoniza las dimensiones bio-psico-socioculturales e ideológicas con un enfoque de placer y satisfacción de manera integral.
Al respecto la declaración y documento técnico sobre Salud Sexual para el Milenio OPS (2009), y la Organización Mundial de la Salud WAS (2018) afirman: “El placer no es tan solo un anhelo, sino que es tal vez el factor de motivación más poderoso del comportamiento sexual. Pasar por alto la función del placer sexual en la realización y la felicidad del ser humano, sería un grave error”. En síntesis, el placer sexual ayuda a construir la estructura fundamental de parentesco en la relación de pareja, contribuye a la felicidad general en la vida, tanto de los hombres como de las mujeres (unidos o no en una relación de pareja) y está asociado con diversos aspectos de la buena salud. Visto así, el placer sexual no es frívolo ni innecesario: es esencial (Fernández, 2004).
De conformidad con lo expuesto, la satisfacción sexual está concebida como un componente esencial en las diferentes prácticas sexuales y demostraciones de ternura, tanto en el momento de la relación sexual coital como en las variadas manifestaciones de afecto que vive cada pareja de forma natural, diferente e irrepetible y que son elementos de calidad en la satisfacción sexual (Mora, 2023).
Según Vega Martel (2020), el nivel de satisfacción sexual de una persona se ve influenciado por una variedad de factores. Estos incluyen una mayor riqueza en las prácticas sexuales, aspectos socio-emocionales en la relación de pareja, conocimientos, actitudes y valores hacia la sexualidad, salud física y vitalidad, adecuación de los espacios ambientales, así como el desarrollo de la imaginación.
Estas conceptualizaciones son válidas también para la población LGBTIQ que conforman las minorías sexuales que experimentan un bienestar integral que afecta a su satisfacción sexual, buscando placer, respeto, seguridad en la práctica de sus derechos sexuales, como lo manifiesta la OMS (2018): “todas las personas tienen derecho a ejercer un control sobre su sexualidad y su salud sexual y reproductiva y a decidir de forma libre y responsable sobre las mismas, sin coacción, discriminación ni violencia” (p. 3).
Es menester tener presente que la sexualidad dejó de ser un problema solamente de la intimidad de dos, es una parte inherente a la salud integral de los seres humanos que viven y se desempeñan en un mundo de interrelaciones como lo afirma la OMS (2018): “La sexualidad es un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción” (p. 3). Se siente y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones (Moya, 2017). Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre (Gruskin, 2019). La satisfacción sexual está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. Toda vez que como lo vuelve a ratificar la WAS et al. (2018), en su declaración y documento técnico sobre Salud Sexual para el Milenio lo expresan: “Los derechos sexuales son un componente integral de los derechos humanos básicos y por consiguiente son inalienables y universales” (p. 3). La salud sexual es un componente integral del derecho al goce del grado máximo alcanzable de salud. La salud sexual no puede obtenerse ni mantenerse sin derechos sexuales para todos.
A nivel nacional, a pesar de que hay un respaldo legal para que los integrantes del grupo de LGBTIQ, expresen sin ningún temor su orientación sexual, en la práctica si tienen una serie de problemas que se relacionan con su salud emocional (Albarracín y Rincón, 2013).
En Ecuador, la homosexualidad fue considerada un delito según las normativas, pero en 1997 se despenalizó, eliminándola de la clasificación de delitos en el código penal ecuatoriano. Posteriormente, la Constitución de la República del Ecuador de 2008 buscó detener la discriminación hacia estos grupos, incorporando disposiciones específicas dentro de su cuerpo normativo: art. 11, numeral 2: “Nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, sexo, identidad de género…”, esto fue resultado de varios años de lucha que tuvo la población LGBTI (Martínez, 2022). Sin embargo, varios datos estadísticos indican que la discriminación hacia este grupo diverso sigue siendo prevalente. Por ello, es crucial mantener y fortalecer las políticas educativas nacionales existentes, las cuales funcionan como un factor de protección para la población LGBTIQ, tal como lo menciona Loverno (2023).
Es ahí donde reside la importancia de este estudio el cual se centra en analizar y estudiar la satisfacción sexual y otros factores en la población LGBTIQ residentes en Ecuador (INEC, 2013). Con referencia a la población LGBTIQ, “Son escasas las investigaciones interesadas que examinan, desde una perspectiva biopsicosociocultural, la satisfacción sexual en parejas del mismo sexo” (Calvillo et al., 2018; Betancourt Torres et al., 2017). De igual forma existen diversas obras cinematográficas que han sido enfocadas a población heterosexual en grandes teatros como se aprecia en Paz (2015).
En otras culturas, la población diversa es más aceptada, donde disponen de más recursos y apoyo, lo que puede tener un impacto positivo la satisfacción sexual (Mayesa, 2022). Además, los factores personales, como las experiencias pasadas, los mecanismos de afrontamiento individuales, también pueden desempeñar un papel básico en la población LGBTIQ, como afirmaron Jiménez et al. (2011), una realidad que también se observa en la población bajo investigación.
Según Calvillo et al. (2020), la satisfacción sexual también estaría influenciada por una homofobia propia del colectivo homosexual. Como lo expresa Holland (2021), la satisfacción sexual se relacionaría positivamente con una buena comunicación y negativamente con la homofobia, sin embargo, serían factores a ser estudiados en la población ecuatoriana (Carrasco, 2019; Fuertes, 2000).
En resumen, a pesar del reconocimiento legal de que el derecho a la identidad sexual es fundamental para el bienestar personal, la población LGBTIQ en Ecuador sigue enfrentando discriminación y rechazo en distintos ámbitos de convivencia en relación con su sexualidad. Este trabajo de investigación podría ser relevante debido a la escasez de literatura existente sobre la sexualidad en la población LGBTIQ. Además, como señalan Botello y Guerrero (2018), hay una falta de estudios sobre la satisfacción sexual específicamente en la población LGBTIQ en Ecuador, existiendo mayores estudios en la población heterosexual como lo refiere (Aestesis, 2020).
Materiales y método
En este trabajo de investigación se aplicó una metodología con enfoque cuantitativo, que persiguió analizar el problema con la interpretación de los resultados de la escala unidimensional de la satisfacción sexual. Se aplica un estudio descriptivo, prospectivo, con un diseño transversal, correlacional, analítico y observacional, con muestreo no probabilístico, incidental. Esta muestra se la denomina bola de nieve porque cada sujeto estudiado propone a otros, es decir, se localizan a algunos individuos y estos conducen a otros, y estos a su vez a otros hasta conseguir una muestra suficiente. Esta técnica corresponde a un muestreo no probabilístico y se realiza en poblaciones en las que no se conoce a los individuos o no se puede acceder a ellos, como es el caso de la población LGBTIQ.
Los datos obtenidos en este estudio fueron analizados utilizando el programa IBM SPSS Statistics v. 25. Se inició con la creación de la base de datos, la corrección de los cuestionarios y finalmente, los análisis estadísticos. Después se evaluaron los niveles de fiabilidad (Alfa de Cronbach) del instrumento utilizado, Índice de Satisfacción Sexual (Santos-Iglesias et al., 2009). Se realizó los análisis factoriales exploratorios del instrumento. Los resultados expusieron que las dimensiones encontradas en el presente estudio corresponden a las pruebas originales del análisis de contraste de normalidad con el estadístico Kolmogorov-Smirnof, se determinó el uso de pruebas Kruskal-Wallis de muestras independientes (Flores, 2021; Pedrosa et al., 2015).
En primera instancia se utilizó el estadístico descriptivo univariante, para conocer las características sociodemográficas de la población y muestra estudiada, estimándose frecuencias, porcentajes, variables categóricas, media, moda, mediana y desviación estándar con su significancia estadística. Con el coeficiente Rho de Spearman se realizó el análisis bivariante correlacional para determinar la existencia de relación entre las variables de estudio, correspondientes al objetivo principal de esta investigación. De igual forma se aplicó este procedimiento para la asociación entre las variables de estudio y las variables sociodemográficas de los participantes, profundizando el resultado con la aplicación Kruskal-Wallis de muestras independientes y la prueba U de Mann-Whitney para dos muestras independientes.
Se consideró una correlación aceptable para inferir una asociación importante las significancias con valores > 0,20 y p < 0,05 y < 0,001.
Previa a la aplicación definitiva se realizó un estudio piloto con 20 participantes para revisar la comprensión de los instrumentos. Se mantuvo el orden y sentido de las afirmaciones propuesto por Rosenberg y Hudson en los dos instrumentos (Moral-de la Rubia, 2018).
Los cuestionarios aplicados fueron:
Cuestionario con datos sociodemográficos.
Consentimiento informado.
Índice de Satisfacción Sexual (ISS).
En todo caso, los participantes firmaron un consentimiento en el que se recogía su participación libre y voluntaria, además de su contribución a la construcción de nuevos análisis y estudios en la población LGBTIQ.
Se administra los cuestionarios de manera presencial y en línea 625 personas LGBTIQ residentes en Ecuador quienes participaron de manera voluntaria. Se recogen datos sociodemográficos: edad, sexo, género, orientación sexual, nivel de educación, estado civil, parejas y vida sexual, y el Índice de Satisfacción Sexual.
El Índice de Satisfacción Sexual (ISS) fue elaborado por Hudson et al. (1981) y validado nuevamente por Santos-Iglesias et al. (2009) (Sierra J., 2014) que consiste en un cuestionario que presenta un Alfa de Cronbach de 0,90 y una validez discriminante < 0,05, que se utilizó como una herramienta para evaluar la insatisfacción sexual con la pareja. Su objetivo inicial era desarrollar un instrumento útil en clínica y en investigación por su brevedad de aplicación y su facilidad de puntuación. De esta manera seleccionaron un conjunto de ítems que reflejasen conductas sexuales aplicables a grupos heterogéneos de personas independientemente de ideología, criterios morales, experiencias sexuales o actitudes. Es una escala en formato breve propuesta para su utilización en el ámbito clínico (Sánchez, 2015).
El ISS está compuesto por 25 ítems agrupados en una escala unidimensional que reflejan los aspectos globales de la calidad de la vida sexual de pareja. Todos los ítems responden a una escala de Likert que oscila entre 1 (nunca) y 5 (siempre).
Se obtiene una única puntuación en insatisfacción sexual que es el resultado de sumar las puntuaciones de los ítems después de invertir las puntuaciones de los elementos 1,2,3,9,10,12,16,17,21,22 y 23, y restando a este resultado 25. De esta forma se obtiene un puntaje entre 0 y 100 donde a mayor puntuación mayor insatisfacción sexual, determinando una puntuación mayor a 30 sugiere insatisfacción sexual, un puntaje mayor a 70 refleja una experiencia severa de estrés, con la posibilidad de coerción sexual (Moral-de la Rubia, 2018)
Los índices de fiabilidad de consistencia interna (Alfa de Cronbach) muestran valores que oscilan entre 0,86 y 0,95, mientras que los datos sobre su fiabilidad test-retest demuestran la estabilidad temporal de las puntuaciones de la escala, encontrando valores de fiabilidad test-retest iguales a 0,9 (Hudson et al., 2014).
Resultados
El grupo de estudio fue caracterizado según las variables sociodemográficas. En la tabla 1 se muestran los descriptores de cada variable. En cuanto a la edad, los participantes tenían una edad mínima de 16 años y una edad máxima de 66 años, con una media de 28,35 (DE 9,072). La edad de inicio de la vida sexual fue de menor de 10 años el 1,3 % (8), de 10 a 14 años el 24,6 % (154), de 14 a 19 años el 61 % (381), de 20 a 25 años el 11,7 % (73) y de 26 a 59 el 1, 4% (9). El inicio de la vida sexual fue voluntario en un 92,8 % (580) y no fue voluntario el 7,2 % (45).
El análisis de fiabilidad (Alfa de Cronbach) para el Índice de Satisfacción Sexual (ISS) fue de 0,913, o lo que es igual, los ítems están correlacionados entre sí, debido al resultado que fue un valor aproximado al 1, siendo fiable de la escala medida. Se considera valores del alfa superiores a 0,7 o 0,8 para garantizar la fiabilidad de la escala ISS (tabla 2).
En cuanto al puntaje obtenido en el Índice de Satisfacción Sexual el mínimo fue de 9 puntos, un máximo de 112, una media de 33,88 con un (DE 19,24) y en el histograma refleja una moda de 61,33, mediana 45,33, media 43,31, con una (DE 20,55).
La población LGBTIQ presenta una satisfacción sexual en el 32,96 % (206), una insatisfacción sexual en el 60,48 % (378) y el 6,56 % (41) tienen una experiencia severa de estrés, posiblemente una coerción sexual (figura 2).
Al correlacionar el lugar de residencia con el ISS se obtuvo el valor p < 0,05 (0,000), lo que indica estadísticamente significativo. La población que reside en Latacunga mostró una menor satisfacción sexual, con una media de 59,42, mientras que en las Islas Galápagos se registró una mayor satisfacción sexual, con una media de 31,33.
Al comparar las parejas que viven en Quito con aquellas en Ibarra, se encontró que las que residen en Quito presentan una mayor satisfacción sexual con un valor de p < 0,05 (0,000). Asimismo, se observó que las parejas que viven en Quito tienen una mayor satisfacción sexual en comparación con aquellas en Latacunga, con un valor de p < 0,05 (0,006).
El ISS relacionado con el sexo nos dio un valor p < 0,05 (0,000), siendo estadísticamente significativo: con más satisfacción sexual en los hombres con una media de 41,71 y menos satisfacción sexual en quienes prefirieron no decirlo con un valor de 55,91. En la comparación de parejas existe más significancia en hombres y Prefiero no decirlo con un valor p < 0,05 (0,000) y con las mujeres con un valor p < 0,05 (0,014).
En la orientación sexual quienes se identificaron como Intersex tienen menos satisfacción con un puntaje de 61, seguido de quienes se identificaron como otra orientación con 50,17, las lesbianas con 48,71 y quienes tienen más satisfacción sexual son los bisexuales con 41,81 puntos. La significancia entre la orientación sexual y el ISS nos dio un valor p < 0,05 (0,001), y en la comparación entre dos variables, existe mayor correlación satisfacción sexual en los bisexuales en relación con las lesbianas con un valor p < 0,05 (0,013) y en los homosexuales y lesbianas con un valor p < 0,05 (0,001) (tabla 5).
Al correlacionar entre el nivel de estudios y el ISS, nos dio un valor p < 0,05 (0,000), siendo estadísticamente significativo. Existiendo mayor satisfacción sexual en quienes tienen una educación superior con un puntaje de 40,63 y con menos satisfacción sexual quienes tienen una educación básica con 56,69. Y en la comparación entre dos variables, la educación superior tiene más satisfacción sexual que el bachillerato con un valor p < 0,05 (0,000) y la educación superior más que la educación básica con un valor p < 0,05 (0,000).
La autoidentificación étnica con el ISS nos dio con un valor p < 0,05 (0,047), siendo estadísticamente significativo, con más satisfacción sexual en quienes se identificaron con otra etnia con un puntaje de 39,00, los blancos con un puntaje de 40,46 y menos satisfacción en los indígenas con un puntaje 55,75 (tabla 7). No existe correlación entre las parejas.
En la variable ¿Tiene pareja actualmente? al relacionarle con el ISS nos dio un valor p < 0,05 (0,016) estableciéndose significancia estadística, con mayor satisfacción sexual en quienes se encuentran actualmente con pareja con un puntaje de 42,09 y menos satisfacción quienes no tienen pareja actual con 46,17.
La ocupación y el ISS nos dio un valor p < 0,05 (0,000), siendo estadísticamente significativo, con mayor satisfacción sexual en los estudiantes con un puntaje de 37,97 y con menos satisfacción sexual los desempleados con 53,60 puntos (tabla 9). En la comparación entre dos variables los estudiantes tienen más satisfacción sexual que los desempleados con un valor p < 0,05 (0,000), y quienes trabajan en el sector público con desempleados con valor p < 0,05 (0,001).
Conclusiones y discusión
Limitaciones del estudio
La aplicación por internet de los cuestionarios nos promete el anonimato y la confidencialidad, más que en la recolección de datos tradicionales; sin embargo, las condiciones de participación pueden aumentar la falsificación, datos incompletos y sesgo de autoselección. El acceso a esta población es difícil, debido a que al solicitarles su participación en su mayoría generaban una reacción negativa, a la defensiva o con temor de ser sujetos de violencia, que lo mencionaron en algún momento de la recolección de datos, como lo refiere (Pérez, 2012). Por lo tanto, al tener afinidad con ciertos grupos, asociaciones, comunidades, lideres, fundaciones o ser partícipe en una discoteca gay, lugares donde se esconde sentimientos, actitudes y les permite ser libres de una sociedad discriminatoria, con lo que se facilitó la recolección de datos.
El Alfa de Cronbach mostró una buena consistencia interna entre los ítems y la validez del constructo en el presente estudio, obteniéndose un puntaje similar al de Santos (2009).
En la población estudiada la relación entre la satisfacción sexual con: la edad en grupos, el lugar de nacimiento, estado civil, con quien vive, número de parejas sexuales, tiempo de relación con la pareja, inicio de la vida sexual, con quien inició la vida sexual y si fue voluntario el inicio de su vida sexual no existió diferencias estadísticamente significativas con un valor p > 0,05 (Otis et al., 2002). A diferencia de lo mencionado en el estudio Identidad sexual y satisfacción de pareja en hombres homosexuales de Lima metropolitana, reportaron mayor satisfacción de pareja los sujetos que conviven con familias al igual que las otras variables sociodemográficas mencionadas (Pérez y Wilcht, 2017).
En cuanto a la escala de satisfacción sexual de Hudson al relacionarla con el sexo, en la población española (Santos, 2009) afirma que la puntuación global no resultó diferente entre hombres y mujeres. Por otro lado, una investigación sobre la predicción de la satisfacción sexual en hombres y mujeres realizado en México, según Moral (2011), indica una ligera insatisfacción más en mujeres que en hombres. Este hallazgo se confirma en el estudio debido a una puntuación más alta en el Índice de Satisfacción Sexual (ISS) en hombres que en mujeres (Pöge, 2020; Wang et al., 2021).
En la población estudiada el inicio de la vida sexual no tiene mayor correlación con la satisfacción sexual en quienes iniciaron con su amigo/a, al igual que el estudio al que hace referencia (Luttges et al., 2019) sin diferencias estadísticamente significativas.
Al aplicarse el Índice de Satisfacción Sexual, a los colectivos en estudio se descubrió como resultado que tiene una correlación estadística con el mayor nivel de educación, conclusión que se reportó en los estudios realizados por Santos et al. (2009).
Las personas con pareja tienen mayor nivel de satisfacción sexual según los colectivos estudiados por (Ortiz et al., 2002; Alemán, 2018), mientras más parejas sexuales tienen mayor satisfacción sexual existe y refieren no encontrar relación entre la satisfacción sexual y el estado civil, como lo expuesto en Botello y Guerrero (2018).
Con la realización de este trabajo de investigación se pretendió cubrir un vacío en el conocimiento existente en lo referente a la satisfacción sexual de la población LGBTIQ con sustentos basados en un enfoque bio-psico-sociocultural, abordando el concepto de salud como estado de bienestar y satisfacción integral desde el contexto de la sexualidad.
En el análisis de los resultados se evidencia la necesidad de propiciar investigaciones sobre la población diversa en todos los ámbitos relacionados con salud sexual, por cuanto los rápidos cambios sociales y culturales modifican las conductas sexuales de las personas con discriminación, prejuicios sociales, falta de acceso a servicios de atención médica y apoyo oportunos en terapias, asesoramiento, proyectos de educación en todos los niveles, para que acepten y respeten a las personas que piensan y actúan de forma diferente en una sociedad heteronormativa.
Este estudio investigativo ha permitido exponer aspectos relacionados con la sexualidad de los grupos LGBTIQ, que permanecían ocultos por temor de sus integrantes. La realidad que se vive en la actualidad determina que todos los ecuatorianos acepten la existencia de estos grupos y piensen que la cultura heterosexual no es la única que debe estar presente en nuestra realidad, para lo cual todos los profesionales relacionados con ciencias de la salud: médicos, obstetras, psicólogos, sociólogos, sexólogos, educadores aúnen esfuerzos para cambiar el paradigma actual.
En conclusión, es relevante continuar investigando sobre satisfacción sexual en las poblaciones diversas de todos los colectivos existentes a nivel nacional, expresado de igual forma en MSP (2017).
Esto permitirá comprender sus necesidades y los apoyos requeridos en entornos seguros y respetuosos. También es fundamental analizar los factores que influyen negativamente en su salud sexual debido a los constantes hechos de discriminación que enfrentan por su orientación como indican Abaver (2018), Tyler et al. (2022) y Gavin (2022).