Las revistas predatorias
En el campo de la medicina, así como en otras áreas del conocimiento, publicar los resultados de una investigación son parte del proceso de validación de éstos. Someterlos a un escrutinio previo por parte de expertos en el tema, ponerlos a prueba, criticarlos, comentarlos, rechazarlos o finalmente aceptarlos son parte fundamental del día a día del investigador. Las revistas que realizan dicho trabajo son aquellas que han cumplido con una serie de pasos y procedimientos que les han permitido indexarse en algunas de las bases de datos científicas más importantes a nivel mundial o regional. En la Tabla 1 hacemos un resumen de los principales editoriales, motores de búsqueda y bases de datos; los mismos que consideramos son los más usados dentro del campo médico regional.
Bases o repositorios | Buscadores y Editoriales |
---|---|
Google Scholar | EBSCO |
JSTOR | Clarivate Analytics |
PsycINFO | ProQuest |
PubMed/Medline | OVID |
ScienceDirect | Wiley-Liss |
Scopus | Wiley-Blackwell |
Web of Science | Taylor and Francis Group |
CINAHL | Springer Science+Business Media |
EMBASE | Sage Publications |
Cochrane | Pulsus Group |
SAGE research Methods | Oxford University Press |
Europe PMC | Nature Publishing Group |
NHS Evidence | Medknow Publications |
TRIP database | Lippincott Williams & Wilkins |
Scielo | Karger Publishers |
LILACS | John Wiley & Sons |
*Imbiomed | BioMed Central |
*Latindex | Mary Ann Liebert |
*Se debe evaluar revista por revista ya que podrían contener algunas que no cumplen los criterios de rigurosidad.
El proceso de indexación incluye no solamente el ISSN (International Standard Serial Number), sino también una serie de requisitos que cada una de las revistas deben cumplir, entre los que se destacan la calidad de su contenido, su periodicidad, su organización, el cumplimiento de estas normas y otros procesos que buscan garantizar que lo publicado, cumpla con ciertas normas mínimas de calidad.
En este sentido podemos hacer referencia al editorial escrito por el médico investigador Dr. Oscar Del Brutto en este mismo espacio en 2018 (1). El galeno claramente hace un resumen del viacrucis que los investigadores regionales tienen que sortear para poder publicar sus investigaciones en revistas de alto impacto. Estas dificultades son comunes en los países en vías de desarrollo, generando una oportunidad antiética de negocio para pseudo-publicistas y sus revistas que se aprovechan de investigadores mayoritariamente jóvenes que buscan publicar sus trabajos (2).
Estas miles de revistas denominadas predatorias pueden ascender a las 1000, situación que se vuelve una amenaza constante a la credibilidad de la ciencia(3). Al fingir o prescindir de una revisión por pares académicos, el contenido publicado se transforma en pseudociencia y por ende pierde todo el valor académico. Estas revistas usan técnicas agresivas para reclutar prominentes usuarios de sus plataformas. Cientos de correos electrónicos enviados cada mes, con tentadoras e irrisorias promesas inundan nuestras bandejas de entrada. Estas revistas o editoriales son estafadores a gran escala. Ofrecen servicios de publicación rápida, sin engorrosos trámites y dentro de cualquier área del conocimiento. Usan nombres pomposos y cumplen con publicar cualquier documento sin importar su contenido. Jocalyn Clark de la Universidad de Toronto, propuso que todos debemos unirnos, pues esta masa imparable de revistas continuará con sus prácticas antiéticas y su lucrativo negocio(4).
Las víctimas principales son usualmente investigadores jóvenes, sin experiencia y provenientes de países en vías de desarrollo, incluyendo el Ecuador. La única forma que tenemos para combatirlas es reconocer que existen y dejar de caer en sus trampas. Jeffrey Beall en su carta a Nature aborda la necesidad de dejar de usar la cantidad de publicaciones como indicador de logro académico y enfocarnos más en la calidad de los trabajos (3).
Una extensa lista en constante actualización es el primer paso para identificarlas. Segundo, buscar la revista en alguna de las bases de datos indicadas en la Tabla 1 para verificar su relevancia y finalmente constatar si efectivamente la revista mencionada solicita un pago para su publicación. Estas recomendaciones son necesarias para poder informar a los investigadores que por caer en el juego del “publica o perecerás” podrían estar siendo víctimas de alguna de estas editoriales de dudosa procedencia.
Predatory Journals
In the field of medicine, as well as in other areas of science, the publication of results acts as a means of verification of the investigation. Subjecting the results to appraisal by experts on the subject; testing them, criticizing them, commenting on them, rejecting them or finally accepting them is a fundamental part of the investigator's day-to-day life.
The journals that carry out this work are those that have complied with a series of steps and procedures that have allowed them to be indexed in some of the most important scientific databases worldwide or regionally. Tabla 1 summarizes the main publishers, search engines and databases, the same ones that we consider are the most frequently used in the regional medical field.
The indexing process includes not only the ISSN (International Standard Serial Number), but also a series of requirements that each of the journals must comply with, among which the quality of its content, its periodicity, its organization, and compliance are highlighted. These standards and other processes seek to ensure that the published work meets certain minimum quality standards.
Dr. Oscar Del Brutto, in 2018 wrote an editorial letter for this journal (1). He makes a summary of the difficulties that regional researchers have to overcome in order to publish their research in high-impact journals. These difficulties are common in developing countries, generating an unethical business opportunity for pseudo-publishers and their journals to take advantage of mostly young researchers seeking to publish their work(2).
The thousands of journals deemed ‘predatory’ then results in more than 1,000 predatory journals, situation which therefore becomes a threat to the credibility of science(3).The published content therefore loses all academic value and can bring harm to the scientific community.
These publishers can use aggressive techniques to recruit prominent users of their platforms; such as flooding inboxes with hundreds of emails sent each month, with tempting and false promises. These magazines or editorials are essentially scammers on an international scale. They offer quick, and some tome inexpensive publication services, without cumbersome paperwork and within any area of knowledge. They use pompous names and comply with publishing any document regardless of its content. Jocalyn Clark, of the University of Toronto, proposed that we all must unite, this unstoppable mass of journals will continue with their unethical practices and their lucrative business unless we all do something about it(4).
This predatory journals usually target unexperieced researchers, especially those located in many parts of Africa, Asia, the middle East and Latinamerica. With these researchers wanting to put a foot in the door to the world of scientific investigation so they can further their careers, Jeffrey Beall in his letter to Nature addresses the need to stop using the measure of quantity of publications to signify the achievement in academia(3). to which we agree, the researcher should be judged on the quality, rather than quantity.
To fight them, we must recognize that they exist and stop falling into their traps. An extensive list made publicly available and constantly being updated is the first step to identifying them. Second, one must look for the journal in one of the databases indicated in Tabla 1 to verify its relevance and finally verify if the aforementioned magazine requests a payment for its publication. A simple check can make the difference. These recommendations are necessary to be able to inform the investigators that by falling into the game of the ‘publish or perish,’ you must take caution, or you could end up a victim to one of these publishers of dubious origin.