Introducción
La sociedad contemporánea estremece sus cimientos, fundados en las libertades y los derechos humanos. La situación ambiental que vive el planeta es agónica, cada día aparecen titulares sobre la desaparición de nuevas especies, afectaciones producto del cambio climático que perturban la biodiversidad de la cual es ser humano es parte responsable de las principales modificaciones.
Según Hernández-Fernández, el 2021 ha sido:
Un año en el que se vivenció una crisis mundial, de naturaleza distinta a las enfrentadas históricamente (1930, 1991, y 2009), cuya causa se ubica en la esfera sanitaria, colocando a los individuos al borde de la existencia. Esta crisis ha tenido efectos severos en el ámbito económico y social, decrecimiento a nivel mundial, la caída del producto interno bruto ha sido abismal, y con ella el desempleo ha sido galopante, haciendo más difícil la supervivencia y el bienestar social de la población mundial. (2021, p. 8)
A tono con esta línea de pensamiento, la coyuntura histórica que vive la humanidad presenta retos de una magnitud inimaginable, poniendo en crisis el sistema de relaciones institucionales y humanas. La sostenibilidad de la vida se encuentra en peligro, es imposible seguir generando satisfacción para las necesidades de las actuales y futuras generaciones, sin comprometer los recursos del planeta. En este espacio la Economía desempeña un papel crucial para garantizar las condiciones que permitan superar el estado actual sin discriminación en cuanto al acceso a las condiciones de salud y de vida.
En este artículo de reflexión se hace referencia a la incapacidad de mantener un conocimiento que justifica la injusticia y la desigualdad, el exterminio de las condiciones de vida y promueve metas y objetivos de crecimiento y desarrollo económico que son incongruentes con la esencia humana. En este marco contradictorio emerge un conocimiento de nuevo tipo que pretende cubrir, paso a paso, el vacío teórico y la incapacidad metodológica de estudiar y comprender al hombre en sus relaciones económicas favorecedoras a la sociedad y el contexto donde se sostiene la vida.
Este artículo tiene como objetivo argumentar la emergencia de un nuevo conocimiento económico frente la situación crítica actual de la Economía convencional y la realidad social ocasionada por la pandemia de COVID-19. Para lograr este objetivo se procedió con la recopilación de información acerca de la situación histórica de la humanidad y el contexto actual de la enfermedad. Se realizó el análisis de la pertinencia del paradigma económico dominante para el funcionamiento de la sociedad en las condiciones actuales, acrecentadas con la pandemia de COVID-19, arribando a consideraciones generales acerca de la necesidad de fundamentar un nuevo conocimiento económico basado en los principios y categorías emergentes de varias áreas del conocimiento económico que han ganado espacio y reconocimiento académico a partir de la mitad del siglo XX.
Metodología
Para la realización de la investigación que sustenta este resultado ha sido empleado el paradigma cualitativo para la elección y análisis de la información científica, desde una perspectiva crítica y constructiva del conocimiento. La investigación es de tipo teórica por el manejo de la información, siendo empleados diversos métodos del nivel teórico, tales como el análisis, la síntesis y la generalización teórica (Taylor & Bodgan, 1987).
El procedimiento metodológico se organizó siguiendo una lógica deductiva. En primer orden, se realizó la búsqueda de los principales exponentes de las ciencias económicas en la actualidad, así como se obtuvo información de organismos internacionales, lo cual fue empleado para caracterizar el estado actual de la realidad social. Acto seguido, fueron definidas las unidades de análisis para ofrecer las interpretaciones referentes a las perspectivas del conocimiento económico necesario para la salida de la crisis generada por la pandemia de COVID-19. Se procedió a realizar el análisis de la información y elaborar los resultados en el informe de la investigación correspondiente.
Resultados
El desarrollo de la humanidad y la Economía
La historia de la humanidad está influenciada por importantes eventos que definen un antes y un después en la forma de vida, las relaciones, la geopolítica y la distribución de las riquezas a nivel mundial. Por ejemplo, la Primera Guerra Mundial, señaló el inicio de la Historia Contemporánea; la Segunda Guerra Mundial dio paso a la Guerra Fría y la existencia de un mundo polarizado por modelos económicos donde el enfrentamiento entre dos sistemas hegemónicos marcaba la realidad cotidiana en las distintas naciones. La caída del Muro de Berlín trajo consigo la caída del sistema socialista en Europa, lo cual sería el fin de la historia, según el criterio de reconocidos académicos (Borrelli, 2020).
Nunca antes había existido una situación que afectara a todo el planeta de manera homogénea como la pandemia de COVID-19. Las dos Guerras Mundiales se concentraron en Europa, el norte de África y algunas zonas de Asia. Es posible que la humanidad se encuentre frente a un parteaguas histórico por las propias características y consecuencias de esta enfermedad infecciosa actual: ha afectado prácticamente a todos los países del mundo, ha generado la mayor cifra de muertes que conozca la humanidad, ha puesto en crisis a todo el sistema económico mundial, ha demostrado la fragilidad del liderazgo y la gobernanza mundial.
Para Fukuyama (1992, p. 3): “No hay lucha o conflicto en torno a grandes asuntos, y, en consecuencia, no se precisa de generales o estadistas: lo que queda es principalmente actividad económica”. La economía es una de las actividades más afectadas y a la vez, más esperanzadora para la humanidad. Esta actividad encierra el sufrimiento de la parte pobre y la abundancia de otra parte de la sociedad; el bienestar y la discriminación; el bien común público y el recurso individual privado; sin embargo, de una u otra manera, todos estamos representados en las relaciones y estadísticas económicas. A la vez, solo con el esfuerzo de todos será posible superar la desesperante situación actual que vive la humanidad. Solo con la capacidad de producir y distribuir adecuadamente será posible hacer frente a esta compleja situación, agudizada por la pandemia de COVID-19, pero que ya venía dando señales de que la nave que comparten todos los seres humanos iba haciendo agua.
El conocimiento económico frente a la dinámica social
Las relaciones económicas que establecen los hombres son el resultado de una integración compleja de su pensamiento y el funcionamiento social. Resulta prácticamente imposible la vida en sociedad sin que se ponga en práctica la producción de bienes y servicios, el intercambio y el consumo, aunque existan posturas académicas que discrepen. El conocimiento económico ha permitido comprender el funcionamiento de la sociedad y potenciar su desarrollo hasta perspectivas inimaginables hace apenas unos siglos atrás.
Durante el presente siglo el ser humano ha participado el surgimiento de una nueva era, al menos en el pensamiento económico. Una etapa caracterizada por la existencia de un gran sustento material para disimiles actividades productivas y que el hombre no utiliza de modo sostenible. Un momento donde el uso de los recursos naturales ha sido y continúa siendo exagerado ya que el hombre puede continuar su vida sin los productos generados a partir de necesidades artificiales, no inherentes a la propia existencia humana ni sus condiciones de vida.
La ciencia económica convencional explica las relaciones económicas entre los distintos actores, los recursos y la tecnología; como en muchas ciencias sociales solo es posible explicar un hecho por la existencia de su opuesto o contrario; por ejemplo, riqueza y pobreza, corrupción y transparencia, economía formal y mercados informales, sistema financiero tradicional y criptomonedas. En el plano metodológico, las principales variables macroeconómicas empleadas en la Economía convencional como el Producto Interno Bruto (PIB), el ingreso per cápita, la balanza comercial, el gasto público, salario promedio, canasta básica o familiar, etc., necesitan complementarse con indicadores de pobreza, desigualdad, analfabetismo, hambre. Sin embargo, en este análisis han sido beneficiados los indicadores que ilustran el crecimiento y desarrollo económico, adoleciendo de una valoración integral del fenómeno en la sociedad.
Varios estudios multidimensionales de la pobreza complementan los indicadores de resultados de ingresos económicos al incluir el acceso al agua potable, la educación y la salud, las condiciones materiales de vida, la participación política; un ejemplo de ello es el Índice de Pobreza Multidimensional (Stiglitz, Sen y Fitoussi, 2010). Todo esto deja en evidencia una realidad al parecer obviada hasta ahora por la Economía convencional: el aumento de la riqueza no garantiza que ésta se emplee para solucionar los problemas sociales existentes, menos aún el uso eficiente de los recursos naturales necesarios para su creación.
Crisis de la Economía convencional
Las doctrinas económicas dominantes en el siglo XX consideraban, como elemento común, al hombre como un sujeto racional. El marxismo, el keynesianismo y el monetarismo representan los grandes paradigmas económicos que han prevalecido y de alguna manera, llegan hasta nuestros días en los modelos económicos de los países.
La situación sobre el conocimiento económico es una discusión predominantemente epistemológica, sustentada en evidencias prácticas que muestran la incapacidad de éste de transformar la realidad, de garantizar las condiciones materiales y espirituales de vida en armonía con la sustentabilidad ambiental. El fallido sistema económico mundial, donde los organismos multilaterales no alzan la voz lo suficientemente fuerte sobre los problemas comunes, los gobiernos están más preocupados por la política que por el bienestar, el sistema financiero continúa invirtiendo en producciones dañinas, ha contribuido a fomentar una imagen de académicos tecnócratas; donde no se escuchan las voces de la sociedad y muchos académicos que quieren promover una realidad económica y social sostenible y diferente.
Múltiples críticas han acumulado, con el paso de los años, este conocimiento que justifica el uso indiscriminado de los recursos naturales y la acumulación sin límites de la riqueza. Los conceptos e indicadores tradicionales se convierten en un lastre para el análisis de la información económica actual y las proyecciones futuras, menguando el carácter normativo de esta ciencia. Desde el ámbito académico se va imponiendo la necesidad de aplicación del pensamiento complejo, las ciencias de la complejidad y los principios de la ética y la moral al análisis de la realidad económica.
Actualmente se ha extendido una actitud crítica entre los economistas de los más reconocidos centros académicos. En el año 2000 se inició el movimiento por una Economía post-autista en La Sorbona, cuando varios de estudiantes de Economía de universidades francesas mostraron su malestar por la formación que recibían. Con el paso del tiempo se han sumado los estudiantes de varias universidades, entre ellas Cambridge y Harvard para manifestar su inconformidad con la falta de pluralidad y visión crítica en la enseñanza y la investigación económica. Según Ruíz (2016):
Demasiado a menudo, la lección magistral, tal y como se plantea, no deja espacio a la reflexión. A pesar de la variedad y heterogeneidad de corrientes económicas existentes en la ciencia económica, se presenta exclusivamente una, a la que se le presupone capaz de explicar cualquier componente de la realidad según un método puramente axiomático. (p. 11)
La misma ruptura urgente y radical con el modelo económico neoliberal (OXFAM International, 2021), tiene que ocurrir en el plano del conocimiento y la investigación económica. De alguna forma, en este ensayo se pretende transitar por esta idea y mostrar varias alternativas de las ciencias económicas que responden a la realidad del mundo contemporáneo.
Discusión
Economías necesarias en pospandemia
El pensamiento económico se ha demorado para resolver los problemas de los siglos XVIII y XIX. La idea de que las necesidades humanas son siempre crecientes ha llevado a considerar que la producción y el consumo estarán en contante expansión, por lo que el problema fundamental de los economistas es cómo garantizar la satisfacción de éstas. Los complejos fenómenos como consecuencia del crecimiento económico presentes en los siglos XX y lo que va del XXI se han estado acumulado, rebasando la paciencia humana y del planeta. Es necesario reformar el pensamiento económico, expandir sus horizontes en una situación social nunca antes vista.
Los economistas tradicionales se mantienen argumentando el aumento de la riqueza sin sostenibilidad, sus ideas conducen a la humanidad hacia una catástrofe ecológica; sin embargo, es necesario reducir las emisiones de carbono a la atmósfera para no seguir avanzando hacia un colapso climático (Agencia Internacional de Energía, 2020). Se comparte la preocupación de Raworth (2017) al plantear que: “De hecho, hemos transgredido al menos cuatro límites planetarios: los del cambio climático, la conversión de tierras, la carga de nitrógeno y fósforo, y la pérdida de biodiversidad” (p. 60).
Frente a esta realidad, se respalda el postulado de que la Economía no puede seguir siendo cartesiana y condicionada, una suerte de “produzco, luego analizo el costo y cómo lo distribuyo”. El principal reto para el nuevo conocimiento es crear una ciencia económica que aporte a la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y sostenible; y no más rica, desigual y depredadora de los recursos naturales. Como señala el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz (2019, s/p):
Obtener la medida correcta, o al menos mucho mejor, es de vital importancia, especialmente en nuestra sociedad orientada a las métricas y al rendimiento. Si medimos lo incorrecto, haremos lo incorrecto. Si nuestras medidas nos dicen que todo está bien cuando en realidad no lo está, seremos complacientes.
Un conocimiento económico de nuevo tipo es necesario hoy día para estudiar todos los componentes de un mismo fenómeno y sus vínculos (en ocasiones invisibles y carentes de manifestación temporal directa); un saber diferente de mantener la atención centrada en la riqueza, el crecimiento y desarrollo económico que solo conduce al camino de indicadores como el PIB, altamente cuestionado en la última década. Desde sus elementos es preciso comprender todo el fenómeno social: la génesis de toda riqueza está en la pobreza y la desigualdad; el origen del crecimiento económico se encuentra en el uso intensivo de los recursos naturales. Por lo tanto, ante la incapacidad de la Economía convencional para enfocarse en este fenómeno de manera sistémica, es necesario utilizar diversas áreas disciplinarias de la economía que se construyen actualmente.
Es necesario generar posturas epistemológicas que integren las siguientes consideraciones teórico-metodológicas:
Estas nuevas áreas de conocimiento económico encuentran sus raíces, prácticamente, en el propio surgimiento de la Economía. Sin embargo, su sistematización y aceptación académica se ha consolidado en los últimos 50 años. A modo de ejemplo de las concepciones económicas emergentes a continuación se muestran algunas de ellas:
Estas concepciones económicas no son las únicas que pretenden una ruptura con el paradigma ortodoxo. Sin embargo, su principal reto es la necesidad de monetizar o valorar financieramente la manera en que estas nuevas áreas de conocimiento económico impactan a las sociedades con la disminución de accidentes, enfermedades o el aumento del ahorro y la calidad de vida. Resultados que garantizan mejores condiciones de vida y el empleo racional de los recursos del ambiente.
Evidencias del cambio de paradigma en ciencias económicas
Urge una modificación del paradigma dominante en las ciencias económicas. En varios países como India, México, China, Brasil y Sudáfrica, el apoyo de la población a una recuperación económica “verde” es de, como mínimo, el 80 % (Bricker, 2020). El Índice de Compromiso con la Reducción de la Desigualdad (CRI), elaborado por Oxfam y Development Finance International (DFI), demuestra que algunos países, como Corea del Sur, Sierra Leona y Nueva Zelanda ya se han comprometido con la reducción de la desigualdad como prioridad nacional, demostrando que es un camino posible. Otros países como Bután, Islandia y Nueva Zelanda, ya han aprobado presupuestos nacionales que dan prioridad a indicadores que miden bienestar, en lugar de anteponer a toda costa los datos sobre el PIB agregado.
Una economía crítica desde fundamentos morales y éticos frente a la acumulación de riqueza y la sobreexplotación de los recursos naturales. “Hay en la economía como ciencia una responsabilidad ética que parece olvidada: la responsabilidad con la significación la vida humana. La riqueza trae pobreza, aunque después se trate de distribuir esa riqueza a través de donaciones o ayuda” (Pérez y Rodríguez, 2020, p. 140).
Para obtener una dinámica de cambio verdadera dentro del pensamiento económico se considera necesario transitar a través de las siguientes condiciones:
Conclusiones
La situación generada por la pandemia de COVID-19 ha estremecido las estructuras económicas de producción y distribución de bienes y servicios, evidenciando la falta de pertinencia y efectividad de estos mecanismos para hacer frente a los problemas actuales. Además, por años se han estado acumulando problemas asociados a la pobreza, desigualdad y sostenibilidad ambiental que complican más la solución de estas dificultades con el conocimiento económico tradicional.
Existen varios enfoques novedosos dentro de las ciencias económicas que entran en contradicción con la Economía convencional y la concepción del ser humano racional y la capacidad de autocorrección de los mecanismos económicos como el mercado. Desde la perspectiva teórica la apertura a un conocimiento con nuevos principios, fundamentos y postulados tiene que favorecer la interdisciplinariedad, la diversidad metodológica y el acercamiento a la realidad social desde una postura investigativa transformadora.