Introducción.
La comunicación oral responde a uno de los ejes fundamentales de la enseñanza del lenguaje en Chile (Ministerio de Educación, 2015). En muchas ocasiones, su aproximación se ha realizado atendiendo a su condición curricular como parte de los contenidos del subsector y, como tal, se ha soslayado su carácter transversal y de competencia primordial para el desempeño del estudiantado en diversas áreas de su formación. Una de las explicaciones a esta situación está, siguiendo a Leong y Ahmadi (2017), en que se asume que no debe destinarse tanto tiempo a la oralidad en el aula, porque los estudiantes hablan e interactúan de manera innata para responder a los requerimientos de una tarea.
A pesar de ser una actividad frecuente y cotidiana, muchos docentes reconocen la importancia del eje para el cumplimiento de los objetivos de aprendizaje asociados con el desempeño y los procesos de reflexión. Esta idea es compartida por Saimovna y Vladimirovna (2019), para quienes las habilidades de comunicación oral son cruciales en el entorno académico y las prácticas sobre el uso del lenguaje en distintas situaciones derivan en una comunicación oral exitosa. Una de las formas en que se materializan estas prácticas es a través de las exposiciones orales y otra es mediante las instancias de diálogo que se ofrecen en el aula (Gallardo y Martínez, 2015; Rodríguez y Domínguez-Fernández, 2016). No obstante, estas prácticas no se sistematizan, o únicamente responden a un producto de evaluación, en el que no se consideran las fases intermedias tanto del trabajo como de la exposición (Morales et al., 2017). Ahí es que surge la interrogante acerca de cuál podría ser una metodología que brinde al estudiante la oportunidad de interactuar con otros, poner en práctica el diálogo y resolver dificultades que permitan llegar a consenso. En este contexto, la propuesta se orienta a la implementación de tareas colaborativas para el diálogo y el consenso en aula, mediante la ejecución de grupos de conversación entre estudiantes universitarios, instancia que permitiría retroalimentar los procesos y reflexionar desde su rol como futuros docentes.
La perspectiva colaborativa de trabajo permitiría no solamente poner el foco en los conocimientos del estudiante, sino en las habilidades, competencias y actitudes involucradas en su desempeño académico (Martínez et al., 2018). Un aprendizaje de esta naturaleza refuerza tanto las competencias individuales como grupales. En palabras de Zamora García (2020), su utilización favorece “un espacio de interacción con sus compañeros y profesores asumiendo competencias individuales (sentimientos, emociones, la autocrítica) que repercuten al colectivo (habilidad de trabajar en grupo, expresión social y moral)” (p. 97). Cabe destacar que la incorporación de actividades asociadas al diálogo se vincula a un rol activo del estudiante, en el que expresa sus opiniones, argumenta con sentido y valora los aportes de otros en la búsqueda de consenso grupal.
Las ideas precedentes se conectan con los planteamientos de Castro Lerma (2017), quien refuerza la idea de que la competencia comunicativa se encuentra estrechamente “ligada a la experiencia social, a las necesidades y a las motivaciones” (p. 27) del estudiantado. Con la puesta en práctica de un grupo de discusión, se aborda una temática de importancia curricular y, al mismo tiempo, el estudiante se involucra en su proceso para el logro de un objetivo común. Para Chikh (2015), en el fortalecimiento de la competencia comunicativa a través de tareas académicas, el estudiante no solo adquiere habilidades comunicativas pertinentes para el ámbito académico, sino, fundamentalmente, habilidades que le servirán para su vida social o laboral futura.
Las habilidades reforzadas a través de la metodología colaborativa involucran la argumentación respetuosa, el diálogo orientado a objetivos, el desarrollo de la competencia comunicativa (Verano et al., 2016), la escucha empática (habilidad que, según Motta Ávila, 2017, está en la base de los actos del lenguaje), el respeto y el consenso (Puente-Palacios et al., 2015). Tales habilidades relevan el papel de los intercambios comunicativos para el fortalecimiento de las capacidades individuales y grupales, y para el asentamiento de valores que van en directo beneficio de los resultados académicos.
Considerando el marco presentado, el objetivo general de esta investigación fue: Analizar el efecto de las técnicas colaborativas para el diálogo y el consenso en la ejecución de grupos de discusión entre estudiantes de pedagogía de una universidad chilena. Por su parte, los objetivos específicos fueron: 1. Describir la dinámica del hablar y escuchar durante la resolución de tareas colaborativas. 2. Identificar los focos de atención puestos de relieve por el estudiantado cuando resuelven tareas colaborativas y llegan a consenso. 3. Determinar las percepciones de los estudiantes sobre las técnicas colaborativas para el diálogo y consenso empleadas durante la ejecución de grupos de discusión.
Metodología.
La investigación fue de carácter descriptivo con un enfoque mixto. El componente cuantitativo se analizó tanto en la fase de implementación de las técnicas colaborativas para el diálogo y el consenso (Barkley et al., 2007), como en las respuestas cerradas de una encuesta online. En este caso, se realizó un análisis estadístico descriptivo de frecuencia absoluta. El componente cualitativo consideró el corpus textual emergente de respuestas abiertas examinado mediante el enfoque de la teoría fundamentada (Vieytes, 2004).
Participaron de este estudio 32 estudiantes de pedagogía del área lenguaje y comunicación, pertenecientes a una universidad chilena de la región del Biobío. Para la selección, se utilizó la técnica de muestreo no probabilístico intencional (Otzen y Manterola, 2017). El proceso de recogida de información estuvo constituido por dos fases: la experiencia pedagógica basada en la secuencia didáctica y la aplicación de la encuesta.
Experiencia pedagógica.
a) Se implementó una secuencia didáctica de 6 clases para abordar las técnicas colaborativas para el diálogo y el consenso, a través de grupos de discusión.
b) El tema fue: “Estrategias didácticas para motivar la escritura en enseñanza media”.
c) La secuencia implicó una introducción, un desarrollo y un cierre. La introducción incluyó la activación del conocimiento previo y una dinámica de conversación grupal, mediante un estudio de caso. El desarrollo estuvo centrado en los equipos de trabajo y el cierre fue retroalimentado tanto por el docente como por los estudiantes.
d) El desarrollo de la discusión contempló:
Agrupación de estudiantes por afinidad. Se organizaron a través de plataforma Zoom, por afinidad, conformando 8 grupos de 4 estudiantes cada uno. Se definieron roles y un representante del grupo.
Transmisión de opiniones. Cada grupo de conversación comienza guiado por un tópico de discusión relacionado con la temática. El representante de cada grupo transcribe la lista de ideas desprendida del diálogo inicial.
Retorno a la sesión principal de Zoom. Se dan a conocer los principales acuerdos y se retroalimenta la información.
Discusión al interior de los grupos de discusión. Las técnicas colaborativas para el diálogo y el consenso se emplean para proponer un plan de acción que permita motivar la escritura. Cada grupo dialogaba, discutía y consensuaba sobre aquellas estrategias didácticas que, a su juicio, permitirían el cumplimiento del objetivo perseguido. Se cauteló la participación de todos los integrantes, mediante instrucciones y la observación del docente y del representante del grupo.
Consenso grupal. Las ideas son resumidas por un “secretario de grupo” y luego sistematizadas en la elaboración de afiche grupal con la propuesta.
Presentación oral grupal. Esta actividad fue evaluada con una rúbrica analítica que consideró el proceso. Docente y estudiantes de diferentes grupos retroalimentaron a través de comentarios, valoraciones y cuestionamientos.
Aplicación de encuesta.
Como fue señalado, se aplicó una encuesta online, elaborada para los fines de esta investigación, la cual estaba conformada por preguntas cerradas y abiertas. El instrumento fue sometido a validez de contenido a través de juicio de expertos, proceso en el que participaron 3 académicos de las siguientes especialidades: lingüística, didáctica del lenguaje y evaluación educacional. Posterior al juicio de expertos, se realizó una aplicación piloto a 40 estudiantes de diferentes carreras de pedagogía, con la finalidad de establecer el índice de aceptabilidad de los enunciados, lo que arrojó un valor de 4.8 puntos (en un rango que iba desde 1 a 5, donde 1 era menos aceptable y 5 el máximo). Tanto el juicio de expertos como la aplicación piloto tenían como propósito realizar ajustes al material elaborado. Por último, la fase de aplicación a la muestra seleccionada fue ejecutada inmediatamente después de finalizada la secuencia didáctica. Con ello, se buscó dar respuesta al tercer objetivo de la investigación, a saber, “Determinar las percepciones de los estudiantes sobre las técnicas colaborativas para el diálogo y consenso empleadas durante la ejecución de grupos de discusión”. Específicamente, el análisis se focalizó en las percepciones asociadas con la actividad desarrollada y la reflexión en torno a la forma de llevar a cabo el trabajo colaborativo, de consensuar ideas y generar un producto con fines académicos, desde su rol como estudiantes de pedagogía y futuros docentes.
Resultados y discusión.
Siguiendo la metodología colaborativa, cada estudiante asumió un rol definido: un representante de grupo, un agente formulador de preguntas, un secretario y moderador/a de las discusiones grupales.
En la primera actividad de “transmisión de opiniones”, los tópicos escogidos por cada grupo colaborativo (GC), en virtud de la temática planteada, fueron: “autonomía del estudiante” (GC1), “práctica diaria” (GC2), “escritura de párrafos” (GC3), “imaginación” (GC4), “escritura constante” (GC5), “creatividad” (GC6), “escritura con propósito” (GC7) y “escritura y destinatario” (GC8).
Según la selección, los grupos conectan el proceso escritural con una experiencia cercana, que les permite activar conocimientos previos y reflexionar sobre temas de interés para los estudiantes de establecimientos educacionales. Las ideas reportadas por cada representante describen la manera en que se condujo el diálogo inicial. El 100% de los grupos comenzó con una presentación personal y con un primer comentario conectado con experiencias personales respecto de la escritura. Hubo, también, ejemplos sobre momentos significativos que marcaron su experiencia como estudiantes. En tercer lugar, cinco grupos (equivalente al 62,5%) relataron que el diálogo generado en el grupo se propició por medio del relato de situaciones satisfactorias vinculadas con su vocación.
La retroalimentación (en sesión principal de Zoom) fue bidireccional entre docente y estudiantes, y entre estudiantes e integrantes de los diferentes grupos. Las problemáticas mencionadas se tradujeron en: ¿Cómo organizamos la información?, ¿cómo cautelamos una participación eficiente de todos?, ¿cómo manejamos la discusión si los planteamientos son divergentes? A este respecto, surge otra pregunta: ¿cómo llegamos a consenso si, en ocasiones, hay diferencias de opinión? Posteriormente, se debatió mediante la intervención voluntaria e interactiva del curso. Una conclusión interesante surge del propio estudiantado y hace referencia a la necesidad de trabajar la tolerancia, el respeto, la amabilidad y la capacidad de escuchar opiniones discrepantes, para el logro de metas compartidas.
Las técnicas colaborativas para el diálogo y el consenso se pusieron en práctica mediante la discusión socializada al interior de los grupos de discusión. Dado que el propósito de la tarea era proponer un plan de acción para motivar la escritura, los estudiantes organizaron el trabajo pensando, primeramente, en el contexto en el que se llevaría a cabo la propuesta; en segundo lugar, en el tipo de estudiantes, sus características; en tercer lugar, en el objetivo de aprendizaje. En virtud del registro de actividades (efectuada por docente y representante), fue posible analizar la forma en que se ejecutó la dinámica del hablar y escuchar durante la resolución de tareas colaborativas. Un primer hallazgo se centra en la disposición de la totalidad de grupos (100%) para respetar turnos de habla y cautelar los tiempos de intervención. Un segundo hallazgo se relaciona con la capacidad de seleccionar información a partir de las propias experiencias. En tercer lugar, siete grupos (87,5%) señalan que las estrategias didácticas para motivar la escritura deben estar cimentadas en ejemplificaciones y en el uso de recursos lúdicos. Igualmente, destacan el valor del uso del lenguaje para generar diálogos que enriquecen su formación académica y profesional. Este resultado estuvo respaldado por una de las preguntas cerradas de la encuesta.
La figura 1 remite a los ámbitos en que existe influencia positiva en el estudiantado cuando se trabaja el diálogo y el consenso de manera colaborativa. Para el 31,3% de los estudiantes, el diálogo es fundamental para la resolución de conflictos; para el 21,9%, favorece la socialización y, según el 28,1%, el diálogo y el consenso inciden positivamente en la toma de decisiones.
Los estudiantes trabajaron las técnicas colaborativas orientadas al consenso grupal en la elaboración del afiche. Así, se materializó la propuesta para la motivación de la escritura. Los/as secretarios/as informaron respecto de los ejes de atención durante la tarea colaborativa y el consenso. Conforme a dicho reporte, los tres focos en que hubo coincidencia fueron: a) expresión de ideas y presentación de argumentos sólidos; b) jerarquización de información; c) resolución de tareas conforme a datos objetivos y subjetivos. Estos componentes se conectaron directamente con el rol activo y participativo del estudiante, y con su rol como futuro docente, proyectado como un agente de cambio y de compromiso social.
Durante la presentación oral grupal, el 100% de los grupos presentaron sus afiches alineados a la estructura introducción, desarrollo y conclusión. Demuestran coherencia entre los objetivos planteados y la propuesta para la motivación de la escritura. La oralidad se ajusta a propósitos comunicativos, a un auditorio determinado y a formas diversas de captar la atención. Por último, el 100% de los grupos concluye sus presentaciones con reflexiones sobre la valoración de la metodología colaborativa y del diálogo, como medios para el intercambio comunicativo y para interacciones significativas que conducen al éxito académico. Estos datos son consistentes con Saimovna y Vladimirovna (2019), quienes sugieren que los estudiantes que ejercen control sobre contenidos potencialmente desafiantes de sus presentaciones se sienten más eficaces en sus habilidades comunicativas orales y ello influye de manera directa en un rendimiento académico óptimo.
Análisis basados en las percepciones. Para resguardar la confidencialidad, se utilizó un sistema de codificación. Con base en el corpus textual emergente de respuestas abiertas, se definieron cuatro categorías emergentes basadas en las percepciones del estudiantado: 1) La técnica colaborativa ‘grupo de discusión’ fortalece la comunicación oral. 2) La alternancia de turnos de habla permite llegar a consenso. 3) Las técnicas colaborativas fomentan el diálogo y la participación. 4) La comunicación oral genera un espacio para la reflexión individual y grupal.
La técnica colaborativa grupo de discusión fortalece la comunicación oral. Para los participantes, las técnicas colaborativas para el diálogo y el consenso afianzan la capacidad comunicativa y la interacción. Específicamente, un estudiante reporta que: “mediante el grupo de discusión colaborativa siento que mi capacidad de comunicarme se reforzó. Puede ser por la contingencia social o la pandemia, pero el diálogo me permite sintonizarme con otros y desarrollar la empatía” (GC7E27). Dicha capacidad comunicativa, a juicio del estudiantado, ha traspasado las limitaciones personales, gracias a la técnica colaborativa. Así lo ha expresado un estudiante: “muchas veces rehúyo opinar cuando trabajo en grupos, pero esta vez me sentí en confianza ya que estábamos todos involucrados en responder con la tarea. Si bien había una nota, había necesidad de comunicarse más allá de la calificación” (GC1E04).
La alternancia de turnos de habla permite llegar a consenso. Según las percepciones de los estudiantes, el consenso para la toma de decisiones se concreta en tanto se respetan los turnos de habla, lo que implica escuchar al interlocutor y expresarse libremente en un clima de respeto. Sobre este particular, uno de los informantes refiere que: “el trabajo colaborativo fue posible porque todos respetamos turnos para comunicarnos… aunque algunos compañeros son más avasalladores igual se pudo seguir un hilo en el que retroalimentábamos la comunicación y podíamos consensuar ideas” (GC2E07). Otro estudiante comparte un discurso similar: “pudimos escucharnos, dialogar y mostrar nuestros puntos de vista y eso nos ayudó a ponernos de acuerdo” (GC2E07). También, se expone que, a pesar de que a algunos estudiantes les agrada participar en grupos de discusión, a veces se les hace difícil dar a conocer las opiniones, dada la complejidad del proceso y de la interacción con otros.
Las técnicas colaborativas fomentan el diálogo y la participación. Los informantes refieren que el diálogo es determinante para aportar a los grupos de discusión, especialmente, en un ambiente colaborativo y participativo. El discurso de un estudiante así lo confirma: “Cuando practicamos este trabajo (colaborativo) se cuida la participación de todos, uno porque son grupos pequeños y dos, porque los grupos se organizan voluntariamente por afinidad” (GC2E05). Según las apreciaciones, la inclusión del trabajo colaborativo establece una diferenciación con la metodología tradicional; sobre ello, un estudiante expresa: “Las técnicas tradicionales aseguran el silencio, en cambio las técnicas colaborativas favorecen la expresión y el diálogo constante para el logro de objetivos” (GC3E11).
La comunicación oral genera un espacio para la reflexión individual y grupal. Las reflexiones se centran en tres núcleos. Primero, la comunicación oral mediante técnicas colaborativas estimula el desempeño social del estudiantado. Un ejemplo se encuentra en este discurso: “Con la experiencia confirmé que el diálogo y la comunicación oral son fundamentales para la reflexión sobre cuestiones de nuestra vida personal y social, y favorecen el trabajo grupal” (GC5E17). Segundo, el diálogo fluye cuando se funda en la capacidad de escuchar respetuosamente al interlocutor, tal como se expresa en esta cita: “el respeto permite dialogar, opinar y ser escuchado. Si no, nadie se atreve a hablar” (GC4E16). Tercero, el consenso solo es posible cuando hay un objetivo concreto y alcanzable, en el que estén comprometidos todos, tal como sostiene un estudiante: “el lenguaje ayuda a conectar nuestra realidad con los liceos. En ese objetivo (como futuros profesores) nos coordinamos para dialogar y consensuar” (GC6E23).
El antecedente acerca de que la comunicación oral mediante técnicas colaborativas estimula el desempeño social del estudiantado, es congruente con Castro Lerma (2017), quien subraya la importancia de la competencia comunicativa como un elemento unido indisolublemente a la experiencia social, a las necesidades y a las motivaciones del estudiantado. Se relaciona también con Verano et al. (2016), quienes destacan la relevancia del desarrollo de las competencias asociadas con la comunicación oral y las exposiciones. El segundo foco de reflexión se vincula con lo planteado por Motta Ávila (2017), acerca de que “el ser humano ha activado la facultad del lenguaje y estructurado su sistema de comunicación que es básicamente oral, a partir de los procesos de audición y escucha” (p. 154). Finalmente, la tercera reflexión es consistente con Puente-Palacios et al. (2015), quienes señalan que el consenso implica el compromiso de todos los miembros en un objetivo y en estrategias de trabajo para el cumplimiento de resultados esperados.
Conclusiones.
Las técnicas colaborativas para el diálogo y el consenso influyen de manera positiva en el desempeño académico y en la competencia comunicativa oral. En los diálogos generados en los grupos de discusión, se observó una tendencia a conectar las opiniones con las experiencias valoradas por el estudiantado, lo que se condice con un aprendizaje significativo.
Este tipo de metodología posibilitó una retroalimentación de carácter bidireccional, que consideró tanto el aporte del docente como de los estudiantes. Dentro de esta retroalimentación, los estudiantes se cuestionaron sobre cómo promover el consenso frente a diferencias de opinión. Ante ello, indican que en la dinámica de hablar y escuchar es fundamental trabajar la tolerancia, el respeto, la amabilidad y la aceptación de opiniones diversas para el logro de metas compartidas.
El estudiantado destaca el valor del uso del lenguaje para generar diálogos que enriquecen su formación académica y profesional, puesto que hacen posible la resolución de conflictos y la socialización. Por su parte, el diálogo y el consenso implican la expresión de ideas, la presentación de argumentos sólidos y la jerarquización de la información, y si se dan en un ambiente colaborativo inciden positivamente en la toma de decisiones.
Finalmente, las percepciones del estudiantado se orientan a la valoración de las técnicas colaborativas para el fomento de la comunicación oral, para el diálogo efectivo y para la participación activa, en un clima de respeto hacia las intervenciones de otros y en el que se genere un espacio para la reflexión individual y grupal, que refuerce el papel activo y de compromiso social de los estudiantes.