Introducción
El emprendimiento social (ES) ha tenido una mayor relevancia en estas dos últimas décadas del siglo XXI, derivado de la evolución teórica de ciencias como: la economía, sociología, antropología, psicología, administración, educación, entre otras. Con ellas, se han generado construcciones epistemológicas tales como tercer sector, economía social, capital social, innovación social, empresa social, incubadora social y emprendedor social (Cabeza-Ramírez et al., 2020; Forliano et al., 2021; Maya Carrillo et al., 2022).
La base teórica del ES todavía continúa en evolución, aún no se ha logrado una definición consensuada. Los aportes teóricos y prácticos realizados provienen de múltiples perspectivas, según sea la ciencia que lo aborda. En lo que sí existe consenso es en definir lo que no es el ES. Y en ese sentido diversos autores (Mair & Martí, 2006; Guzmán-Vásquez & Trujillo-Dávila, 2008) apuntan a precisar las diferencias entre el ES y los otros emprendimientos empresariales, además de marcar fronteras entre el ES y otras actividades, tales como: ayuda pública, caridad, filantropía y responsabilidad social empresarial (Avellán-Solines, 2018). Por lo que, en principio, el concepto de ES no debe distar de la esencia del concepto de emprendimiento original. Solo se le debe incorporar las peculiaridades propias de este nuevo quehacer, de sus actores, de sus dimensiones y de las particularidades en los procesos en los que se manifiestan (Geraldo-Campos et al., 2022; García-Vidal & Guzmán-Vilar, 2021).
Mientras que Bacq y Kickul (2022) proponen declarar al ES como un proceso de identificación, evaluación y explotación de oportunidades que señala la creación del valor social por medio de actividades comerciales, actividades basadas en el mercado con el uso de una amplia gama de recursos. Esta tiene la capacidad de combinar elementos de mercado con un propósito social. Estas tendencias demuestran la importancia y oportunidades únicas para que los investigadores de ES realicen más investigaciones sobre la escalabilidad, la medición del impacto y el cambio de sistemas (Maya Carrillo et al., 2022).
El ES está llamado a potenciar y desafiar los presupuestos teóricos en la ciencia tradicional del emprendimiento y la gestión, abarcando una multiplicidad de partes interesadas destacadas, otros niveles de análisis o la relevancia de la comunidad y, por supuesto, dependerán del desarrollo del ecosistema emprendedor en cada región y país (Bacq & Kickul, 2022; Rodríguez Moreno, 2016).
Según el análisis realizado al concepto de ES desde una amplia diversidad de criterios teóricos y prácticos por Lisetchi y Brancu (2014), Franco-Pedraza (2017) y Pérez- Briceño et al. () -en una aproximación más contemporánea y sin pretender dictar un concepto en estos momentos- se puede entender que el ES está dirigido a la resolución de problemas sociales y ambientales, mediante la innovación social y la generación de valor social sostenible con orientación al mercado que puede o no tener ánimo de lucro, esto se realiza a través de diversos tipos de iniciativas, modelos de negocios y actores.
De igual manera, las dimensiones que acompañan al ES no deben alejarse de las reconocidas del emprendimiento original. Solo se le sumarían las particularidades y, por supuesto, dependerán del desarrollo del ecosistema emprendedor en cada región y país (Rodríguez Moreno, 2016).
En este sentido, Weerawardena y Sullivan Mort (2006) trazaron un modelo empírico en el que identificaron tres dimensiones del ES: 1) innovación, 2) proactividad y 3) gerencia de riesgo. También declararon las restricciones dentro de las cuales operan los emprendedores sociales, así como identificaron áreas claves de alineación entre las estrategias y las operaciones en el entorno en el que se desarrolla el ES.
Por su parte, Moulaert et al. (2014) proponen un modelo analítico, el cual está constituido por tres dimensiones: 1) la dimensión de contenido, referida a la satisfacción de necesidades humanas, 2) la dimensión de procesos, relacionada con los cambios en las relaciones sociales y la gobernanza y 3) la dimensión de empoderamiento, afín con el incremento de la capacidad sociopolítica.
Según la Comisión Europea () el ES existe en la intersección de tres dimensiones: 1) social, 2) empresarial y 3) gubernamental. Destacando que existen diferentes teorías sociales y económicas que ayudan a impulsar la actividad general de la sociedad civil y la actividad empresarial comercial.
A su vez, Pachura (2021) expone un modelo basado en los campos institucionales específicos de los actores, es decir, en sus roles. Clasificándolos en tres estructuras o dimensiones siguientes: 1) ámbito de los actores de la economía social, entre las que se incluyen el autogobierno, las agencias de desarrollo, los centros de apoyo a la economía social y las entidades de la economía social, incluidas las empresas; 2) ámbito de actividad comercial como, por ejemplo, empresas con ánimo de lucro, mercado, clientes, proveedores, entre otros; 3) campo de la academia, es decir, universidades, institutos de investigación y educación y otras organizaciones generadoras de conocimientos en el campo del ES.
Por otro lado, las autoras Maseno y Wanyoike (2022) destacan las características asociadas con las empresas sociales, particularmente aquellas que conducen a cambios significativos en los contextos social, económico y político de los grupos pobres y marginados. Reiteran que el ES genera propuestas sobre innovaciones fundamentales, liderazgo, operación y escalamiento en empresas sociales que producen impacto sostenible.
Según Kwong et al. (2022) se relaciona el crecimiento práctico del ES con el hecho de que muchas universidades estén impartiendo cursos sobre el tema para desarrollar una conciencia social, alineada a las aspiraciones de los estudiantes y que generen, a su vez, comportamientos socialmente emprendedores. Los mismos autores también destacan el desarrollo del ecosistema emprendedor con el impacto a nivel individual, universitario y regional.
Por su parte, Hein (2022) rompe con el criterio que establece que el ES debe posicionarse en el medio de dos polos: el económico y el social. El autor postula una comprensión de cuatro dimensiones del ES, relacionada con la complejidad del ES y, a su vez, proporciona un enfoque explicativo ampliado de cómo se puede conceptualizar el ES más allá de los dos polos tradicionales. El estudio contribuye a una mejor comprensión de las diferentes lógicas de las empresas sociales con principios organizacionales híbridos dedicadas al desarrollo sostenible (Phan Tan, 2022).
Con esta dispersión de criterios se propone, como objetivo general, analizar la estructura teórica del ES a través de la exploración y determinación de la relación entre las dimensiones y variables que componen este constructo y, a su vez, debatir sobre su inserción en los ecosistemas económicos en tiempos de crisis en la región LATAM y el Caribe.
Materiales y Métodos
El protocolo de investigación sigue un patrón relacional retrospectivo, el cual permite establecer inferencias explicativas y prospectivas. El diseño metodológico articula un análisis del estado del arte sobre el ES y su contextualización en campos de investigación como las crisis y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Se analizan estudios de corte epistemológico, pero también con resultados desde la praxis. La muestra de artículos se conforma a partir de la base de datos académica Scopus. Para el análisis epistemológico se recaba información procedente de 42 revistas indexadas, 240 artículos publicados entre 1990-2021 que incluyan en el título las palabras claves de la investigación.
Se utilizan técnicas de análisis estadístico multivariado para identificar dimensiones y variables de análisis que se procesan mediante el software R en su versión 4.0.5 y el Pajek 2.05. Para una mejor comprensión de las dinámicas y resultados de la investigación, durante el desarrollo del trabajo se muestran diversos elementos del ámbito metodológico que se desarrollan en cada epígrafe.
Análisis y Resultados
Se obtuvieron cuatro dimensiones relacionadas con palabras clave como: emprendimiento social, empresa social y economía social.
En adelante, se procede a explicar la relación entre las dimensiones del ES y las variables correspondientes a cada una de ellas, con el fin de comprender las interacciones que se producen entre ellas.
Dimensión: social
Dimensión: gubernamental
Dimensión: fomento estratégico del ES
Dimensión: dispositivo investigativo social.
Dimensión 1: Social
En esta dimensión se agrupan las variables siguientes:
Emprendimiento
Gestión y organización
Fenómeno comercial
Programas de desarrollo
Artículos
Femenino
Diario de prioridad
China
India.
En esta dimensión se interrelacionan variables del ámbito socioeconómico y demográfico que constituyen el campo de acción del ES, destacando de manera directa la participación femenina en este nuevo contexto. Se subrayan países como Estados Unidos y China con las economías más grandes y competitivas a nivel mundial, así como India con una economía emergente, lo que demuestra la base económica y práctica que necesita este tipo de proyecto que -aunque tienen un fin social- exige una dinámica económico y comercial activa como soporte.
Dimensión 2: Gubernamental
En esta dimensión se agrupan las variables siguientes:
Desarrollo económico
Sustentabilidad
Gobierno
Liderazgo
Emprendedor
Red social
Cambio social
Comercio
Las variables de más peso en esta dimensión apuntan a la necesidad de que el proyecto de desarrollo sea sustentable y que traiga consigo un cambio social. Además, enfatiza la relación macro con tendencia positiva que se da entre el proyecto y la voluntad del gobierno, el desarrollo económico y del comercio, con los objetivos individuales del emprendedor. Todo ello a través de un liderazgo que obtenga como resultante una red social, con todo lo que ello implica.
Dimensión 3: Fomento estratégico del ES
En esta dimensión se agrupan las variables siguientes:
Efecto económico y social
Empresas sociales
Ganancia
Gestión de la información
Empleo
Planificación regional
Planificación
Innovación
Educación en Ingeniería
Toma de decisiones
Estudiantes
Educación
En esta dimensión se destaca la planificación (en específico la planificación regional) como elemento estratégico del proceso de ES, el cual se da a través de la articulación de actores como las empresas sociales que generen empleos y ganancias (lucros), asociado también a la planeación eficaz de las necesidades profesionales futuras. Esta dimensión también tiene en cuenta la gestión de la información como medio para la efectiva toma de decisiones, así como la innovación para obtener los efectos socioeconómicos deseados.
Dimensión 4: Dispositivo investigativo social
En esta dimensión se agrupan las variables siguientes:
Marco organizacional
Desarrollo social
Estudios teóricos
Marco institucional
Impacto social
Revisión literatura
Organización sin fines de lucro
Capital social
Trabajos investigativos
Encuesta social
Investigaciones.
El núcleo de esta dimensión se configura sobre la necesaria base teórica, conceptual e investigativa mediante las cuales se debe planear y dar seguimiento al ES, la misma tiene un elevado componente sociológico. Esta necesidad se puede materializar a través de centros de gestión del conocimiento y observatorios sobre la marcha de los proyectos de ES.
Discusión
Desde el punto de vista teórico se observan puntos de coincidencias entre las dimensiones obtenidas en el estudio y las propuestas por los diferentes autores analizados (Weerawardena & Sullivan Mort, 2006; Moulaert et al., 2014; ; Pachura, 2021). Ello se observa en la Tabla 1.
Nota: Significado de la enumeración: 1. Dimensión: Social; 2. Dimensión: Gubernamental; 3. Dimensión: Fomento, estratégico del ES; 4. Dimensión: Dispositivo investigativo social. Fuente: elaboración propia.
Las dimensiones “gubernamental” y “fomento estratégico” del ES son las que obtuvieron el 100 % de coincidencia entre las propuestas de todos los autores, concurriendo en considerar de vital importancia la voluntad de gobierno, traducida en políticas públicas y regulaciones para el fomento del ES, así como en la creación de instituciones públicas encargadas de ejecutar estas políticas.
En el caso de la dimensión gubernamental, los gobiernos y sus instituciones juegan diversos roles dentro del ecosistema emprendedor como, por ejemplo: en el inicio brindar acceso a financiamiento a programas de entrenamiento, a incubación de proyectos para el desarrollo local, a generar concursos y apoyos a las empresas sociales, entre otros.
La continuidad de esas voluntades se deriva en la dimensión fomento estratégico del ES, mediante la articulación de acciones estratégicas y operacionales para que estos emprendimientos sean proyectos sostenibles en el tiempo desde lo económico, pero también desde lo social.
Dentro de las variables más importantes en esta dimensión están las empresas sociales ya reconocidas como negocios de ganar-ganar porque, además de crear modelos de negocios sostenibles, generan impactos positivos en las poblaciones y en el medioambiente en el que se desarrollan. El crecimiento del tejido empresarial social genera empleos sostenibles, con ello se genera un crecimiento proporcional en los indicadores microeconómicos, lo cual es favorable a nivel local y regional.
Otra variable con una proyección estratégica es la planificación local y regional de la educación hacia el emprendimiento y la innovación, esta debe sincronizarse con la anterior para incidir de manera positiva en la vitalidad de las empresas sociales. El desarrollo a la par de estas dos variables es imprescindible para el sostenimiento del modelo de negocio social.
En el caso de la dimensión social es tenida en cuenta por el 50 % de los autores analizados (Avellán-Solines, 2018; Moulaert et al., 2014; ), de allí se interpreta que los otros autores (Weerawardena & Sullivan Mort, 2006; Pachura, 2021) no tienen en cuenta en sus propuestas la dinámica económica y comercial de la región o país, así como otras variables del ámbito sociodemográfico que son las que van a ejecutar, desarrollar y sostener esos proyectos, centrándose en dimensiones más cercanas a la acción de emprender en sí misma. Este último enfoque reduccionista deja brechas al análisis del tema, pues evidencia una limitada visión sobre la influencia directa en el ecosistema económico y emprendedor de la región y del país en general.
En cuanto a la dimensión dispositivos de investigación en ES solo se observa una coincidencia en el 25 % en los autores examinados (Pachura, 2021) de muy reciente publicación. Lo anterior ilustra la importancia conferida en los últimos años a las estructuras que potencien la gestión de la información y el conocimiento en el ámbito social. Estos dispositivos constituyen elementos articuladores desde el punto de vista teórico para que el ES se desarrolle con robustez científica.
Dentro de estos dispositivos se encuentran las universidades, pero también otros centros de investigación como los centros de pensamiento (llamados Think Tanks), los cuales generan conocimiento a través de la investigación, ofrecen cursos, talleres y programas para el fortalecimiento de las capacidades de los emprendedores sociales y brindan asistencia no financiera a los emprendedores. Esta es una herramienta estratégica que puede aportar en todas las etapas del negocio y es clave para la sostenibilidad de los emprendimientos de impacto positivo.
Estos dispositivos son espacios para el debate, la reflexión y la producción de conocimiento sobre emprendimiento e innovación social que resulte fundamental para la toma de decisiones estratégicas de los diferentes actores y el impulso del ecosistema.
Las condiciones para el desarrollo del ES en la región LATAM y el Caribe son complejas, ya que se debe combinar la capacidad y la motivación de emprender de las personas con una economía de libre mercado (presente en la mayoría de los países de la región) que, a su vez, ha conducido al aumento de los problemas sociales y ambientales, lo que también ha derivado en el fortalecimiento de los movimientos sociales.
En este contexto muy peculiar de la región el ES pudiera presentarse como una solución que equilibre y dé soluciones particulares a cada actor por separado, pero que a su vez genere soluciones colectivas entre los actores en un ganar-ganar. Desde la teoría (a nivel microeconómico) los emprendedores sociales contribuyen a integrar la economía formal a personas marginadas o desprotegidas, esas empresas sociales generan empleos y también producen bienes y servicios que las empresas tradicionales no realizan, por lo que expanden el mercado local y regional (nivel meso) y a su vez liberan a los Estados de esas funciones para que se enfoquen en dictar y hacer realidad las políticas sociales a nivel macro.
Desde el punto de vista práctico, en la región LATAM y el Caribe estas dimensiones se comportan de la manera siguiente. En el caso de la dimensión gubernamental los roles de los cuales hablamos anteriormente no son del todo asumidos por los gobiernos de la región y, por ende, no es efectivo el apoyo a los emprendedores y a sus incipientes empresas sociales. En el caso de los roles aún se observan desigualdades en la región en cuanto al apoyo hacia el ES, siendo muy pocos países los que presentan un trabajo sostenido en ese sentido.
En los distintos niveles de gobiernos y de sus instituciones está en discusión la responsabilidad de generar una dinámica positiva de desarrollo económico y comercial a través del apoyo al emprendedor y a sus empresas sociales, así como garantizar con ellos el éxito y la sustentabilidad en términos de rentabilidad y de impacto mediante genuinos lazos de colaboración con otros actores del ecosistema en forma de Red.
Mientras que esa dinámica no sea positiva y que el entorno económico e institucional sea favorable para impulsar esas motivaciones, no será suficiente el contar con la voluntad de emprender y de prosperar de las personas. Según Lederman et al. (2014) cuando el entorno es propicio los emprendedores se arriesgan e invierten en innovación, así estimulan la productividad mediante las dinámicas de entrada y salida del mercado de las empresas y la innovación de las ya establecidas, lo que promueve un desarrollo económico.
En la región, la dimensión fomento estratégico del ES (en la que la empresa social es su eje principal) se tiene un lento crecimiento. De acuerdo con el segundo reporte de impacto de Empresas B en LATAM solo existen 843 empresas B certificadas en la región, de un total de 4 878 a nivel mundial. Esto representa un 17.3 % relativo (https://www.sistemab.org). Más del 80 % de estas organizaciones se ubican en los sectores de servicios con una huella ambiental pequeña y de manufactura.
Los países vanguardias en la región en tener empresas certificadas con B-Lab son: Chile, Brasil, Argentina, Costa Rica, Panamá y Guatemala. Otras características que acompañan a estas empresas B es que son pequeñas empresas y el 85 % tiene menos de 50 colaboradores (Correa, 2019). La proyección a futuro sería aumentar el número de empresas B certificadas, así como diversificar el sector y aumentar el tamaño de estas.
La región aún presenta un desarrollo desigual en materia del emprendimiento (en general) y social (en particular), relacionado con el desarrollo de los sistemas de educación. En especial, las universidades son consideradas como piezas claves para fomentar el emprendimiento y la innovación, las cuales, por demás, también han tenido un lento desarrollo en comparación con los cambios científicos, innovadores y de desarrollo tecnológico a nivel mundial.
De lo dicho, que el reto se encuentre en alinearse a esta dinámica mundial, presentando programas académicos que permitan entregar herramientas para la innovación y éxito emprendedor, investigación y transferencia, convirtiéndose así en una promotora de conocimientos, asesorías y habilidades para las pymes de su región o país (Naciones Unidas, 2020; García-Vidal & Guzmán-Vilar, 2021).
La academia debería cumplir un rol mucho más activo, no solamente en la generación de estudios, sino en la reflexión crítica respecto a cómo se hacen las cosas. También debe tomar acciones más proactivas que reactivas, en términos de apoyo y promoción de la innovación social (Maya Carrillo et al., 2022).
Por este motivo, Duarte y Ruiz Tibana (2009) insisten en que se incluya la cultura emprendedora en los planes de estudio. Lo hacen al observar que cuando las instituciones normativas en países emergentes ponen énfasis en la proactividad, asertividad y orientación al éxito la población presenta una mayor vocación emprendedora y busca oportunidades de negocio. Pero, cuando en estos países las instituciones son menos desarrolladas, la incertidumbre macroeconómica afecta a las decisiones del emprendedor.
En la dimensión social resulta contradictorio el hecho que en la región LATAM y el Caribe exista un limitado estímulo al ES y que las soluciones a problemáticas sociales sigan siendo parciales y que, por otra parte, se desarrollen a través de actividades como la filantropía, la caridad o la ayuda internacional de ONGs, las cuales, a la postre, no son sostenibles.
Conocer el ecosistema de innovación social es importante, tanto para emprender como para colaborar con otras organizaciones en la creación de estructuras financieras, políticas públicas, estrategias de comunicación, programas educativos o diferentes iniciativas que impulsen la innovación social.
En cuanto a la dimensión dispositivos de investigación también es limitada la investigación y publicación en materia de ES en la región. Según estudios bibliométricos realizados (Guilarte-Barinaga et al., 2022; Pires-Manso et al., 2019) se coincide con el criterio de que ningún autor latinoamericano entra en posiciones destacadas de producción científica (ranking, artículos y total de citas por artículo).
No obstante, y según los estudios de Pires-Manso et al. (2019), solo tres países de la región se sitúan con más de diez publicaciones al año sobre ES, ellos son: Brasil, Colombia y México. Esto coincide, en algunos casos, con el desarrollo práctico del ES analizado anteriormente, también coincide con el criterio de que la acción de emprender socialmente debe ir de la mano de la investigación en ese ámbito.
Según el informe Global Entrepreneuship Monitor (Bosma et al., 2021) la actividad emprendedora en la región LATAM y el Caribe se comporta en orden descendente a nivel global con los siguientes datos: Panamá (3/43), Colombia (4/43), Guatemala (5/43), Chile (6/43), Brasil (7/43 y Uruguay (9/43). Con la baja participación de la región no se puede aspirar a tener un desarrollo homogéneo y sostenible. Así, se mantiene la asimetría y, por ende, no se logra la inserción del ES en los ecosistemas económicos de la región, con los efectos colaterales que genera esa restricción.
El ES constituye una alternativa económica y social para crear valor social y económico en los países en vías de desarrollo. La importancia conferida a este nuevo quehacer se hace más pertinente en tiempos de crisis, sea cual sea el origen de esta. Por ejemplo, en la pandemia de Covid-19 la región se convirtió en una zona crítica por sus débiles estructuras de protección social, sus fragmentados sistemas de salud y las profundas desigualdades (Naciones Unidas, 2020).
De acuerdo con estimaciones de la CEPAL (Naciones Unidas, 2020), esta pandemia conducirá a la peor recesión económica en los últimos 100 años, también establece que la recuperación de esta crisis sanitaria actual y otras a futuro debería ser una oportunidad para transformar el modelo de desarrollo de LATAM y el Caribe, aplicando modelos de ES como soluciones complementarias a los esfuerzos gubernamentales y en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
En épocas de crisis se exalta la importancia del conocimiento cuando los emprendedores, los gobiernos y las demás organizaciones de los ecosistemas de emprendimiento e innovación enfrentan desafíos inéditos, como es el caso del Covid-19. Además de atender el presente, estos desafíos incluyen la necesidad de construir el futuro de la postpandemia, un ejercicio muy necesario tanto para los hacedores de políticas como para los inversionistas, las organizaciones de soporte, los centros de formación e investigación y los mismos emprendedores.
Según los resultados obtenidos en los autores líderes en producción científica, así como los autores más citados, en ningún caso existe coincidencia con estudios anteriores de autores consultados. Estos resultados discordantes son debido a lo reiterado anteriormente, relacionado con el incremento de las publicaciones y de esa misma dispersión existente en el análisis del ES desde diversos enfoques de las ciencias. Asimismo, con las variables escogidas en la metodología de investigación aplicada en cada estudio bibliométrico, período de tiempo y las bases de datos aplicadas en el estudio.
En cuanto a las primeras cinco posiciones por países en producción científica sobre ES el resultado obtenido tiene muchos puntos de coincidencia con los autores Quezada et al. (2020), Campigotto-Sandri et al. (2020), Aliya et al. (2021) y Forliano et al. (2021). Estos resultados se muestran en la Tabla 2.
Ranking según autores | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |
---|---|---|---|---|---|
Ranking obtenido | USA | UK | Suiza | China | España |
Campigotto-Sandri et al. (2020) | USA | UK | España | Malasia | Francia |
Quezada et al. (2020) | USA | España | UK | Alemania | Holanda |
Aliya et al. (2021) | USA | UK | Australia | Canadá | Alemania |
Forliano et al. (2021) | USA | UK | Italia | Alemania | España |
Porcentaje relativo de coincidencia (%) | 100 | 75 | 0 | 0 | 25 |
Fuente: Elaboración propia.
Con relación a la producción científica sobre ES, la posición de líder absoluto en todos los autores analizados lo tiene Estados Unidos de América (USA). En segundo lugar, se encuentra Reino Unido (UK) con un 75 % de coincidencia entre los autores analizados y obtiene un tercer lugar en otro estudio, por lo que también está presente como país en la totalidad de los estudios. Con respecto a los demás autores no se obtuvo concordancia en la posición tercera de Suiza y cuarta de China. En las posiciones tercera, cuarta y quinta aparecen países de economías desarrolladas como Alemania (puesto 4 en dos estudios y 5 en otro estudio), Italia y Australia (puesto 3 respectivo en dos estudios), Canadá (puesto 4 en un estudio) y Holanda y Francia (puesto 5 respectivo en dos estudios). De igual manera, están presentes países con economías en desarrollo como Malasia (puesto 4 en un estudio).
En el lugar cinco se obtuvo un 25 % de concordancia con España como país. Es el tercer país en aparecer en distintas posiciones en tres de los autores estudiados, lo cual habla a favor de una sostenibilidad en el trabajo con el ES. Es importante subrayar que es el país de habla hispana con mayor productividad en estas temáticas en número de artículos, citas y autores. Estos resultados reafirman la necesaria dinámica económico y comercial para el desarrollo del ES, por lo que hay que continuar los estudios teórico-práctico sobre ES para aquellas economías en desarrollo y menos desarrolladas en las que concurren los mayores problemas sociales asociados a necesidades fisiológicas y de seguridad.
Conclusiones
A la luz de los resultados de la esta investigación, el ES como constructo epistemológico se puede explicar a través de cuatro dimensiones fundamentales: 1) social, 2) gubernamental, 3) fomento estratégico y 2) desarrollo de dispositivos de investigación social para su sustentabilidad. Dentro de cada una de estas dimensiones se articulan una serie de variables cuyas relaciones permiten comprender y analizar al emprendimiento social como un sistema.
Los desafíos económicos, sociales y ambientales que enfrentan las naciones, en especial la región de LATAM, requieren marcos de solución que movilicen el tejido social de manera eficaz. En este sentido, ante los contextos de crisis cada vez más frecuentes el ES constituye una alternativa para mitigar los eventos adversos y propiciar una evolución positiva regional. Sin embargo, este debe ser correctamente comprendido y articulado dentro de cada país. Por este motivo, se propone dar continuidad a estudios como el que aborda esta investigación.
En este momento los ecosistemas de ES están en un punto de inflexión, cuestionando el paradigma de modelo neoliberal, el cual ha incrementado las desigualdades y acelerado diversos tipos de problemáticas que se han agudizados ante crisis de tipo económico y disruptivo como la provocada por el covid-19.
Los gobiernos de LATAM deberían formular estrategias para estimular el desarrollo del ES en la región. Para ello, se debe seguir un enfoque sistémico y multidimensional que permita integrar y fortalecer el tejido social y gubernamental con los dispositivos de investigación, tanto a nivel de países como de región.