1. Introducción y marco teórico. Los arquetipos
Disney ha transmitido su ideología a múltiples sociedades y a diversas culturas, estableciendo pautas en los cambios generacionales a través de las características y atributos de las protagonistas y antagonistas de sus cuentos. Esto ha tenido un impacto significativo en el inconsciente colectivo de la sociedad en lo concerniente a la percepción del rol femenino. Disney ha implementado en sus cuentos más recientes la tendencia del femvertising, que se define como aquella “publicidad con responsabilidad social que cuestiona los estereotipos de género y promueve el empoderamiento femenino” (Menéndez, 2019, 3).
El inconsciente colectivo, según Carl Gustav Jung, es el nivel más profundo del inconsciente, y contiene elementos psíquicos compartidos por la humanidad en su totalidad; tales son los arquetipos. Aseguraba Jung que “otra expresión muy conocida de los arquetipos es el mito y la leyenda” (1970, 11), símbolos y patrones universales que tienen sus raíces en la historia y las culturas humanas. Sostenía que esos arquetipos y símbolos ejercen mucha influencia en nuestra forma de pensar, de sentir y de comportarnos, a menudo de manera subconsciente (1970, 10).
El análisis de los arquetipos de las princesas y villanas de Disney, clasificándolas por generaciones, permite comprender con mayor precisión el cambio en la narrativa, pasando de la mujer sumisa en roles hogareños a la mujer decidida e independiente que busca su autodescubrimiento. En este contexto, Campbell (1993, 25-26) destacaba la importancia crucial de las historias de héroes en la transmisión de valores culturales, e indagaba en el papel de los arquetipos, explorando cómo estos personajes han inspirado a lo largo de las civilizaciones humanas. De tal modo, las visiones, ideas e inspiraciones surgen de las fuentes primarias de la vida y del pensamiento humano.
El arquetipo al que nos referimos se define, según Jung (1970, 11), como patrones universales de comportamiento, personalidad y carácter que se repiten en diferentes culturas y épocas, como imágenes y símbolos universales que se manifiestan en mitos, sueños y expresiones culturales. Estos arquetipos pueden interactuar y establecer relaciones complejas en la mente, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Una característica de los arquetipos es su diversidad y capacidad de evolución, siendo así que pueden manifestarse de múltiples maneras y adquirir interpretaciones diversas en distintas culturas y contextos (Jung, 1984, 29).
En el caso de las personalidades de las princesas y villanas de Disney, se han identificado cinco arquetipos, algunos de los cuales se derivan de la teoría de Jung, mientras que otros representan una evolución de los mismos. Estos arquetipos son los siguientes: la doncella, la guerrera, la amante, la sacerdotisa y la reina (Figura 1).
Empecemos por la doncella. Este arquetipo, definido por Jung, se caracteriza por su belleza y bondad, y es a menudo representado como una figura dulce, vulnerable, inocente y pura. “La doncella representa la parte femenina, pasiva” (Jung, 1989, 276). El arquetipo de la doncella es una figura femenina joven y atractiva que irradia encanto, como una figura noble y digna de ser amada y protegida. En los cuentos de hadas es el objeto de deseo, y la razón por la que los héroes emprenden aventuras; es una figura, en definitiva, que necesita ser salvada por un héroe (Morera, 2021, 5).
La guerrera. Se caracteriza por ser fuerte, valiente, determinada, independiente y capaz de luchar por sí misma. Este arquetipo se asemeja al arquetipo del “Héroe” de la teoría Jung, al ser figuras que luchan contra desafíos y obstáculos en busca de un objetivo o un logro significativo (Jung, 1989, 17). Tiene habilidades de combate y no necesita ser rescatada y es representada por una figura femenina valiente y decidida que lucha por sus creencias y valores. La guerrera puede emprender una lucha literal o simbólica, pero su determinación y coraje son rasgos destacados (Ana, 2021a, 3).
La amante. Este arquetipo se centra en las relaciones amorosas, y se caracteriza por su romanticismo, pasión y dedicación hacia su pareja. A menudo sacrifica su propia felicidad en aras del bienestar de su ser querido (Freyman, 2011, 5). En la teoría de Jung se desarrolló su homólogo masculino, y ambos comparten similitudes, al representar aspectos relacionados con la pasión, la sensualidad, la atracción y la conexión emocional. Estos aspectos pueden manifestarse en la vida personal a través de la apreciación de la belleza, el deseo de experimentar el amor y la atracción sexual, así como la búsqueda de satisfacción emocional y física (Jung, 1995, 193).
La sacerdotisa. Este arquetipo se asocia con la espiritualidad, la sabiduría y la conexión con lo divino. A menudo se representa como una figura que tiene acceso a conocimientos y poderes ocultos (Orter, 2021, 7-12). Este arquetipo se asemeja al arquetipo de “El viejo Sabio” que aparece en la teoría de Jung, ya que representan figuras de conocimiento, intuición, sabiduría y guía espiritual (Jung, 1989, 84). Puede ser vista como una consejera espiritual, una curandera o una guardiana del conocimiento ancestral.
La reina. Se asocia con el liderazgo, con la autoridad y con el poder (Ana, 2021b). A menudo se representa como una figura que gobierna y dirige a otros (Maewes, 2020, 1). Se asemeja al arquetipo de “La Gran Madre” en la teoría de Jung; comparten similitudes en cuanto a representar la figura femenina en su forma más poderosa y trascendente (Jung, 1970, 69). Encarna la feminidad, se asocia con términos de poder, autoridad y sabiduría; y por ello representa a una mujer en una posición de liderazgo, gobernando con autoridad y tomando decisiones sabias en beneficio de su comunidad.
En su teoría, Jung explora el arquetipo de “La Sombra”, definiéndolo como la parte de la psique que alberga los aspectos inaceptables, indeseados o negados de uno mismo. Esta dimensión incluye emociones, deseos, impulsos y características que la persona considera inaceptables o socialmente inapropiadas (Jung, 1970, 26). Aunque no se identifica con los cinco arquetipos anteriores, es pertinente que nos refiramos a él, debido a su cualidad de influir en todos ellos, revelando características negativas de la personalidad de las protagonistas y antagonistas, convirtiéndolo en esencial para enriquecer el análisis semiótico (Figura 2).
2. Metodología
Para comprender con mayor precisión la transformación de las princesas hacia el femvertising, se establece una clasificación cronológica que considera las similitudes en la personalidad, la influencia del arquetipo de la sombra en la personalidad, sus motivaciones y los arquetipos que proyectan, elementos todos ellos observables en la narración y perceptibles en sus cuentos.
De manera complementaria, se analizan los elementos semióticos comunicados por las protagonistas y las antagonistas de los cuentos, desglosando el conjunto de significados en términos arquetípicos. Esto se logra a través de la connotación de dos protagonistas por etapa, junto a sus antagonistas, con el objetivo de observar las perspectivas opuestas. Estas perspectivas difieren de lo que es aceptado y celebrado a través de las protagonistas y de lo que es rechazado y castigado a través de sus antagonistas, a quienes se les ha otorgado atributos negativos según los estándares de la época.
Para llevar a cabo este análisis, se parte de una premisa, consistente en considerar que la semiótica permite examinar los signos como una parte fundamental del mensaje, aportando significados al espectador. Siguiendo la perspectiva de Barthes, se argumenta que las masas no consumen nada más que el mensaje connotado ligado al denotado. El mensaje denotado es el significado explícito de una palabra, imagen o sonido, es decir, lo que se ha convenido que es (Barthes, 1993, 243). En cambio, el mensaje connotado va más allá del significado literal, y se construye a partir de significados implícitos y asociaciones simbólicas que dependen del contexto y de la interpretación subjetiva del receptor (Barthes, 1993, 244).
Basándonos en lo anterior, utilizamos tablas como mensaje denotado, donde se establecen los observables, para traducir el mensaje connotado a través de su proyección en aspectos personales, como la seguridad, la autoestima, la toma de decisiones y la independencia, que se reflejan en las acciones de los personajes. Según Charlier y Cauberg (2006, 9), estos aspectos personales son elementos esenciales del empoderamiento de las mujeres, ya que están relacionados con la toma de poder y el cambio en las relaciones de género en diversas esferas, como la económica, política, jurídica y sociocultural. De esta manera, determinamos cómo es la evolución hacia el femvertising en los personajes mediante una comparación de los resultados de cada fase.
3. Desarrollo
Disney ha terminado apostando por el femvertising como estrategia para ganarse la predilección del público, transformando la narrativa a favor de la equidad y la inclusión. Esto se refleja en la clasificación cronológica de cuatro etapas que hemos desglosado del siguiente modo: “Etapa 1. Las sumisas”; “Etapa 2. Las rebeldes y luchadoras”; “Etapa 3. Las independientes” y “Etapa 4. Las inclusivas”. En esta clasificación, se observa a las protagonistas y a sus antagonistas mediante un análisis arquetípico que utiliza los observables previamente estipulados a través de lo denotado y lo connotado.
3.1 Etapa 1. Las sumisas
En esta etapa se encuentran las princesas pioneras (Figura 3), quienes protagonizaron los cuentos de Blancanieves y los siete enanos (1938), La Cenicienta (1951) y La Bella Durmiente (1959).
Ellas perdieron a sus padres, y aunque esto era atípico para los estándares de la época, fueron hijas únicas que nacieron en una posición privilegiada. Son las protagonistas, pero no las heroínas de sus historias, ya que los héroes son los príncipes que las rescatan. Debido a su gran vulnerabilidad, inocencia y carisma, todo su entorno se vuelca en protegerlas, resaltándose su desamparo, como se muestra en la Tabla 1. Ellas “se han caracterizado principalmente por ser pasivas, sumisas, dependientes, menospreciadas y débiles” (Escalas, 2016, 34).
Observables: | Blancanieves 1938 | Cenicienta 1950 | Aurora 1959 |
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Personalidad | Soñadora, alegre, servicial, optimista, juguetona, gentil e ingenua | Alegre, servicial, optimista, simpática, trabajadora, gentil e ingenua | Alegre, romántica, optimista, juguetona, gentil e ingenua |
Personalidad, arquetipo sombra | Sumisa, tímida, dependiente, pasiva menospreciadas, débil | Sumisa, tímida, dependiente, pasiva, menospreciadas, débil | Sumisa, tímida, dependiente, pasiva, débil, menospreciadas |
Motivación | Salvarse: Escapar de su madrastra y vivir feliz por siempre con el príncipe salvador | Amor: Ir al baile para conocer al príncipe, enamorarse y vivir felices por siempre | Amor: Casarse con el hombre del que se cree enamorada |
Arquetipo dominante | La doncella | La doncella | La doncella |
Arquetipos secundarios | La amante | La amante | La amante |
Fuente: Tesis doctoral titulada Análisis de la semiótica del femvertising y su efecto en la cultura regional de masas (González, 2023).
En el mensaje connotado, se observa que las tres coinciden y proyectan como arquetipo dominante a la Doncella y como arquetipo secundario a la Amante. Comenzando con el arquetipo de la Amante, se observa que ellas anhelan encontrar al príncipe que las rescatará, ya que están convencidas de que al casarse vivirán felices por siempre. Por ejemplo, Aurora (la bella durmiente) se encuentra con un joven en el bosque del que no sabe nada y acepta reunirse nuevamente porque se cree enamorada después de un baile no consentido. El caso más extremo es el de Blancanieves, que literalmente, mientras está incapacitada, es besada por un extraño al que solo vio una vez mientras cantaba cerca de un pozo.
Durante el desarrollo de los cuentos, vemos a las tres haciendo actividades propias de la limpieza del hogar, tales como barrer, lavar y cocinar, siempre con una sonrisa, “en concordancia del posterior papel que van desarrollar como mujer y ama de casa, es decir tienen al matrimonio como la meta de sus vidas” (Escalas, 2016, 35).
Por último, el arquetipo de la Doncella, vemos que las princesas de esta etapa no se sientes seguras de sus capacidades, ni siquiera intentan defenderse. Toda su vida gira en torno a las decisiones de los demás. No cuestionan, sólo obedecen, y cuando desobedecen es porque alguien las obliga; por ejemplo, el cazador a Blancanieves. Siempre dependen de otros para salir adelante.
De manera general, en los tres cuentos, el tutor decide por ella al inicio y más adelante, el príncipe decide en su lugar. Ellas sólo existen y dejan que el destino las maneje; son sumisas, pasivas, dependientes y encantadoramente complacientes. Son adorables, de gran belleza y están llenas de gracia; no sólo saben hacer las labores del hogar, también cantan y bailan fabulosamente, tanto que despiertan el interés y fascinación de las criaturas del bosque y del mismo príncipe.
Su personalidad es diferente a la de las villanas, quienes son inteligentes, audaces y decididas, pero que se guían por la envidia, la vanidad y la ambición, lo que las lleva a conspirar en contra de las protagonistas que se interponen en sus planes para lograr sus deseos.
Gilberto Owen, poeta mexicano (citado en Ramírez, 2015, 102), comentaba que hay patrones culturales que exigen determinadas conductas de acuerdo al género. Presión que algunas acatan, pero ante la cual otras se rebelan. El poeta hace una descripción profunda sobre el concepto de “mujer” aceptado en la sociedad de principios del siglo XX, periodo en el que se crearon las princesas de esta etapa, y nos cuenta cómo la mujer se convertía en un bien social, con su destino ya escrito. Adoctrinadas para ser perfectas amas de casa, responsables de criar niños perfectos, tener el hogar en prístinas condiciones y garantizar la felicidad del marido.
Su valor, por tanto, era proporcional a su belleza, gracia, eficacia y obediencia como subordinada del marido y cualquier mujer que se saliera de esos patrones de conducta y buscara ser pensante, intelectual e independiente, era considerada una “pecadora”, una aberración para la sociedad, tal cual es el caso de las villanas de estos cuentos cuyo comportamiento, en su tiempo, rompía con lo apropiado para una mujer ya que eran decididas, impetuosas, inteligentes e independientes.
En este momento debemos hablar de las villanas de estos cuentos: la reina malvada en Blancanieves, la madrastra de Cenicienta y Maléfica en La Bella Durmiente (Figura 4).
En los cuentos originales, disfrutaban siendo malvadas, y se deshacían de cualquiera que se atreviera a intervenir en sus objetivos, los cuales normalmente estaban centrados en la venganza o en la obtención de poder, tal y como se muestra en la Tabla 2. Pero, en las nuevas historias, presentadas desde su perspectiva, muestran que sus acciones son más complejas y que actúan en realidad para defenderse de un entorno hostil.
Observables | Reina Malvada 1938 | Madrastra 1950 | Maléfica 1959 |
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Personalidad | Líder, Inteligente, perspicaz, decidida, competitiva | Líder, Inteligente, perspicaz, decidida, competitiva | Líder, Inteligente, perspicaz, decidida, competitiva |
Personalidad, arquetipo sombra | Dominante, soberbia, envidiosa, despectiva, celosa, soberbia, | Dominante, soberbia, envidiosa, vengativa, manipuladora, despectiva | Dominante, soberbia, envidiosa, despectiva y vengativa. |
Motivación | Vanidad: Ser la más bella del reino. | Poder: Casar a sus hijas con la realeza. | Venganza: Dañar al rey y a su familia. |
Arquetipo dominante | La reina | La reina | La reina |
Arquetipos secundarios | Guerrera, sacerdotisa | Guerrera | Guerrera, sacerdotisa |
Fuente: Tesis doctoral titulada Análisis de la semiótica del femvertising y su efecto en la cultura regional de masas (González, 2023).
Se puede observar en el mensaje connotado cómo las antagonistas son opuestas a las princesas, ya que ellas son independientes. En ninguna de las historias existe un personaje que las controle, a pesar de haber sido esposas, como es el caso de la reina malvada y la madrastra de Cenicienta. Por lo contrario, ellas tienen el poder y deciden lo que se debe hacer. Buscan conservar a toda costa sus ambiciones y luchan por ello sin detenerse; es aquí donde se aprecia el arquetipo de la guerrera.
Están seguras de sí, algo que se puede apreciar en el hecho de que las tres saben lo que valen y por ello se creen con el derecho de gobernar sobre los demás. Ellas proyectan como arquetipo dominante a la Reina, ya que son fuertes, poderosas y dominan su entorno. Véase como ejemplo a Maléfica, reina sobre varias criaturas que la obedecen ciegamente; la reina malvada gobierna sin su consorte sobre todo su reino y la madrastra es una dama de alcurnia que gobierna sobre su hogar en una época en que se necesitaba que un hombre la respaldara.
El arquetipo secundario que todas evidencian es la guerrera, ya que son valientes, decididas, perseverantes y no dudan en luchar por conseguir sus metas. Aunque sus propósitos no eran honorables, ya que eran dominadas por la vanidad, la sed de poder y la venganza, su competitividad innata las impulsaba a pelear por lo que creían que les pertenecía.
El último arquetipo secundario es la Sacerdotisa, el cual sólo dos de ellas poseen, gracias a su conexión con el mundo místico y el uso de la magia como herramienta para lograr sus planes. Sin embargo, se percibe que es influenciado por el arquetipo de la sombra, ya que su propósito egoísta las mantiene alejadas de la sabiduría, la memoria ancestral y la espiritualidad femenina.
3.2 Etapa 2. Las rebeldes y luchadoras
Esta etapa tiene dos fases. La fase de las rebeldes, tales como Ariel de La Sirenita, Bella de la Bella y la Bestia y Jazmín del cuento de Aladdín (Figura 5).
Son menos recatadas, pero igualmente hermosas y carismáticas; ya no son obedientes, pues desafían las órdenes de sus respectivos padres. Hacen lo que dicta su corazón sin pensar en las consecuencias; disfrutan de pasatiempos y no sienten remordimientos por romper las reglas, aunque no lo hagan abiertamente. Las protagonistas están más protegidas, porque cuentan con una figura paterna; ya no son maltratadas e incluso, como en el caso de Bella, su papá la motiva a seguir explorando el mundo y le brinda un oficio como su ayudante.
Las rebeldes tienen otros intereses que van en contra de lo que se espera de ellas. En el caso de Ariel y Jazmín tienen una curiosidad casi obsesiva con el mundo exterior al que tienen prohibido acceder. En el caso de Bella, como una mujer culta, era rechazada a cierto nivel por los lugareños que la tachaban de despistada y descuidada.
Cuando se enamoran, son imprudentes y están dispuestas a luchar, incluso poniendo sus vidas en peligro, por alcanzar el amor, tomando la iniciativa, superando así los esfuerzos de los príncipes al cortejarlas. En cuanto a la “comunicación y relación en la pareja, estas son más activas e intrusivas” (Escalas, 2016, 35). Al final, todas terminan quedándose con el príncipe para vivir felices por siempre. Incluso en el caso de Ariel, existe una secuela en la que se convierte en la única princesa con el rol de madre. Estas características se pueden observar en la Tabla 3.
Observables | Ariel 1989 | Bella 1991 | Jazmín 1992 |
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Personalidad | Curiosa, aventurera, apasionada, soñadora, alegre, optimista, juguetona, gentil, luchadora y rebelde | Inteligente, curiosa, gentil, protectora, comprometida, luchadora, con iniciativa | Apasionada, aventurera, perspicaz, luchadora, inteligente, con iniciativa |
Personalidad, arquetipo sombra | Imprudente, terca, impulsiva, confiada, poco sentido común, problemática, desobediente y mentirosa | Imprudente, arriesgada, desobediente, síndrome de Estocolmo. | Imprudente, terca, arriesgada, desobediente, poco sentido común y mentirosa. |
Motivación | Descubrir: Conocer el mundo y enamorar al príncipe Erik | Descubrir: Quiere conocer el mundo leyendo y salvar a su padre y luego a la Bestia. | Descubrir: Ser libre para salir del palacio y descubrir quién es Aladdin. |
Arquetipo dominante | La amante | La amante | La amante |
Arquetipos secundarios | La Guerrera | La Guerrera | La Guerrera |
Fuente: Tesis doctoral titulada Análisis de la semiótica del femvertising y su efecto en la cultura regional de masas (González, 2023).
Tomando como referencia a Ariel y Bella, el mensaje connotado muestra que estas princesas son apasionadas, aventureras y ya toman sus propias decisiones, aunque son mentirosas e imprudentes al hacerlo. Dan por sentado que con amor todo lo pueden lograr. No son completamente independientes, porque en última instancia dependen del estatus de su familia para conseguir lo que quieren; aunque estos últimos, a pesar de ser dominantes, sucumben ante los caprichos de sus hijas.
El arquetipo dominante en las tres es la Amante, ya que todas sus decisiones giran en torno a conquistar a su amado a toda costa para vivir felices para siempre. Aunque conservan un carisma excepcional, a diferencia de las princesas pioneras, ya no se consideran en el arquetipo de Doncella, ya que no necesitan ser rescatadas. Por el contrario, son ellas quienes rescatan a sus amados.
El arquetipo secundario que las tres princesas poseen es el de la guerrera, ya que luchan con determinación por conseguir a su amado, demostrando cualidades características de este arquetipo, tales como la iniciativa, el compromiso y la inteligencia. En esta fase de la narrativa, las protagonistas exhiben una transformación significativa, abandonando la pasividad asociada con el arquetipo de la Doncella y adoptando un papel más activo y decidido. Su disposición para enfrentar desafíos y luchar por sus objetivos refleja una evolución en la representación de las mujeres en estos cuentos, marcando un cambio hacia una figura más empoderada y autosuficiente.
Puede hablarse de una segunda fase, en esta etapa, que es la de las luchadoras: Pocahontas y Mulan, ambas del cuento con sus nombres; Tiana de La Princesa y el sapo y Rapunzel del cuento de Enredados (Figura 6).
Estas princesas dejaron de ser damiselas en peligro para transformarse en heroínas, especialmente en los cuentos de Mulan y Pocahontas, donde no sólo desafían a sus familias, sino que también enfrentan a una horda de conquistadores que amenazan su forma de vida. A diferencia de la fase anterior, estas princesas desobedecen los deseos de sus familias con propósitos más fundamentados que simples caprichos.
Ninguna de las princesas de esta etapa provocó la situación en la que se vieron involucradas, pero tomaron el control de la situación y lucharon por cumplir sus destinos. Es relevante destacar que ninguna de las cuatro princesas buscaba el amor; este llegó de manera fortuita. Por ejemplo, Mulán estaba concentrada en salvar a su padre, y al final de la historia el general Lin Chang es igualado en habilidades de combate por Mulan, y superado en previsión y estrategia, decide iniciar el cortejo.
Ellas poseen habilidades que no son típicas de las princesas pioneras, como la lucha física y mental a través de la improvisación, determinación e iniciativa. En última instancia, logran salvar a sus seres queridos y, en el caso de Mulan y Pocahontas, a sus pueblos. En términos generales, las princesas de esta fase son virtuosas y carismáticas, con la capacidad de ganar aliados fácilmente. Sin embargo, aunque luchan por lo que consideran valioso, aún están subordinadas a figuras masculinas y, como señala Escalas (2016, 36), “aunque casarse no forme parte de sus planes, sí que siguen supeditadas a una figura masculina”. Las características específicas de estas princesas se detallan en la Tabla 4.
Observables | Pocahontas 1995 | Mulán 1988 | Tiana 2009 | Rapunzel 2010 |
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Personalidad | Alegre, Atlética, curiosa, con iniciativa, valiente, libre, inteligente, espiritual y respetuosa. | Sabia, noble, protectora, valiente, decidida, inteligente, intuitiva | Amable, decidida, inteligente, trabajadora, apasionada, madura | Carismática, Optimista, Energética, decidida, curiosa, amistosa, Valiente. |
Personalidad, arquetipo sombra | Egoísta, impulsiva, | Imprudente, impulsiva | Terca, Obsesiva, gruñona | Crédula, inconsciente, muy confiada |
Motivación | Salvar: ayudar a su pueblo y a John Smith evitando una guerra | Salvar: ayudar a su padre para que sobreviva a la guerra | Proteger: Establecer su restaurante para mantener a su mamá y rescatar a su príncipe. | Descubrir: Salir del encierro de la torre y salvar a su amado. |
Arquetipo dominante | La guerrera | La guerrera | La guerrera | La guerrera |
Arquetipos secundarios | Amante, sacerdotisa | Sacerdotisa | Amante | Doncella |
Fuente: Tesis doctoral titulada Análisis de la semiótica del femvertising y su efecto en la cultura regional de masas (González, 2023).
Tomando como referencia a Mulan y Rapunzel en el mensaje connotado, observamos que estas princesas no vacilan en asumir el control de las situaciones que se les presentan. Son más independientes y comprenden las consecuencias de sus acciones, estando dispuestas a enfrentarlas. Al inicio, ambas princesas muestran inseguridades al no ajustarse a los estándares sociales y no tener idea de su potencial. No obstante, al enfrentarse a los desafíos de la vida luchan con determinación para salvar y proteger a los que aman, momento en el que se proyecta claramente el arquetipo de la guerrera como dominante.
En el caso de Mulán, culturalmente se asocia al arquetipo secundario de la Sacerdotisa, debido a su conexión con la memoria ancestral, proyectada en sus creencias y espiritualidad. Además, su intuición se destaca como su principal arma, convirtiéndola en la primera mujer heroína en la cultura patriarcal de China, donde las mujeres tradicionalmente no tenían voz. En cuanto a Rapunzel, se le asocia al arquetipo secundario de la Doncella, ya que su gran encanto y carisma le ganan grandes aliados que la ayudan a enfrentar los obstáculos que se le presentan y no dudan en protegerla.
En esta etapa sólo tenemos dos villanas: en orden cronológico tenemos a Úrsula, la bruja del mar de La sirenita; ella es oportunista y se aprovecha de la terquedad e inocencia de Ariel (Figura 7).
En la película de 1989, Úrsula parece una bruja que sólo se divierte haciendo sufrir a los demás, pero en la adaptación de Broadway se profundiza su historia descubriendo que Tritón es su hermano, y éste la exilió de su propio reino. Según Villarello (2023), la villana tuvo un periodo lleno de glamour, lujos y estilo, pero pronto se obsesionó con su poder y comenzó a usarlo para su propio beneficio. Esta profundidad en el personaje muestra que ella quería vengarse de su hermano dañando a Ariel como consecuencia de su disputa.
De la segunda fase, la antagonista es madre Gothel del cuento de Enredados, una mujer vanidosa que descubre una flor mágica que la hará vivir por siempre, y cuando se la quitan decide robar a la niña que la absorbió para mantener su juventud. Ella no tiene conciencia ni límites y es incapaz de sentir amor, ya que, según Caulfield y Sandovalen, en el capítulo 48 “El regreso de Rapunzel”, de la serie televisiva Las Aventuras Enredadas De Rapunzel, muestran cómo al robar a Rapunzel decide abandonar a su hija biológica con tal de no perder su juventud (2017, 05:50).
En la Tabla 5 se muestran un comparativo de las características de ambas villanas.
Observables | Úrsula 1989 | Gothel 2010 |
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Personalidad | Amor propio, segura de sí misma, sensual, Inteligente, perspicaz, versátil, líder, competitiva y decidida. | Perspicaz, Inteligente, versátil, hábil, competitiva y decidida. |
Personalidad, arquetipo sombra | Ventajosa, envidiosa, ambiciosa, sarcástica, vanidosa, maldosa, manipuladora y engañosa. | Dominante, soberbia, posesiva manipuladora, vanidosa, envidiosa, despectiva, egoísta, engañosa, sin límites morales. |
Motivación | Venganza: Dar revancha a su hermano por desterrarla de su reino | Vanidad: Su obsesión por ser joven y vivir por siempre. |
Arquetipo dominante | La reina | La reina |
Arquetipos secundarios | Sacerdotisa, Guerrera | Sacerdotisa, Guerrera |
Fuente: Tesis doctoral titulada Análisis de la semiótica del femvertising y su efecto en la cultura regional de masas (González, 2023).
Los principales atributos empoderadores de estas villanas, según el mensaje connotado, son su autoestima y seguridad, ya que ambas tienen un profundo amor propio y harán lo que sea para ponerse a sí mismas en primer lugar. Por ejemplo, Úrsula rompe con los estándares de belleza de la época, ama su cuerpo curvilíneo, puede cambiar su corporalidad a voluntad y no lo hace porque disfruta ser quien es.
Ambas proyectan como arquetipo dominante a la Reina, ya que son dominantes, poderosas e independientes; no tienen miedo a las consecuencias de sus decisiones. Pero este arquetipo está influenciado por la Sombra, porque no se tocan el corazón para llevar a cabo sus planes. Son crueles y vanidosas, disfrutan subyugando su entorno y no les importa pasar sobre quien sea para lograr obtener lo que desean.
Como arquetipo secundario, ambas proyectan a la Guerrera, porque luchan sin tregua para conseguir lo que quieren, aun a costa de la felicidad de los demás, y usan todas las herramientas que tienen a su disposición, como por ejemplo la magia. Esto las sitúa también en el arquetipo secundario de la sacerdotisa, pero influida por el arquetipo de la sombra, al igual que los arquetipos de la Reina y la Guerrera.
3.3 Etapa 3. Las independientes
Esta etapa le corresponde a Mérida de Valiente (2012), proyecto de Pixar añadida al catálogo Disney en 2013. También está Elsa, la primera en conseguir el título de Reina, y su hermana Anna de Frozen estrenada en 2013. Y, finalmente, la princesa Moana en 2016 (Figura 8).
Las princesas de esta etapa son audaces, valientes, luchadoras, fuertes, líderes, emprendedoras, perseverantes y, en el caso de Mérida y Moana, realizan hazañas equiparables o superiores a las de los hombres. Comenzando con la poderosa Elsa, que teme su gran poder y aprende a conocerse a sí misma para dominarlo, superando sus límites, llegando a ser la única reina de la franquicia. Anna, por su parte, inicia como el estereotipo de las princesas rebeldes, pero rápidamente se transforma en una mujer fuerte, audaz y decidida, sin perder su nobleza ni su desinterés. A excepción de Anna, ninguna de las princesas está interesada en el amor. “Disney demostró por primera vez en la historia que una mujer podía sostener por sí misma la trama de uno de sus clásicos sin mediar con ningún interés romántico” (Pastor, 2019). Aunque cuentan con figuras masculinas poderosas a su alrededor, éstas sólo las acompañan como apoyo, sin robarles el protagonismo.
Sus cuentos son más complejos, ya que buscan romper con los estándares establecidos por la sociedad y las expectativas sobre lo que deberían ser. Gracias a este enfoque, cada protagonista enfrenta retos únicos. Las princesas no quieren vivir como las princesas pioneras, ya que “se han transformado en una versión sobre la mujer que se sostiene sobre la búsqueda de atributos de enorme significado moral” (Berlutti, 2019, 13). En la Tabla 6, se hace un comparativo de las características de las princesas de esta etapa.
Observables | Mérida 2012 | Elsa 2013 | Anna 2013 | Moana 2016 |
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Personalidad | Alegre, luchadora, competitiva, juguetona, valiente, líder, decidida | Poderosa, justa, cautelosa, compasiva, indomable | Optimista, decidida, valiente, amable, alegre, inocente, soñadora | Aventurera. líder, extrovertida, leal, valiente, luchadora, competitiva, decidida |
Personalidad, arquetipo sombra | Imprudente, impulsiva, egoísta, desobediente, terca | Falta de confianza en su misma, aislada, desconfiada, traumatizada, depresiva. ansiosa, miedosa | Muy confiada y crédula, impulsiva, imprudente. vulnerable | Terca, desobediente, imprudente, impulsiva. |
Motivación | Libertad: Ser dueña de su destino y salvar a su mamá | Libertad: Controlar su poder y salvar a su hermana | Libertad: Descubrir el mundo, enamorarse y salvar a su hermana | Libertad: Anhela navegar por el océano y salvar de Te Kā al mundo |
Arquetipo dominante | Guerrera | Guerrera | Guerrera | Guerrera |
Arquetipos secundarios | Reina | Sacerdotisa Reina | Amante | Reina |
Fuente: Tesis doctoral titulada Análisis de la semiótica del femvertising y su efecto en la cultura regional de masas (González, 2023).
El mensaje connotado manifiesta que estas princesas son las heroínas de sus cuentos. A través de sus propias decisiones toman las riendas de su vida y solucionan los conflictos que les adolecen por medio del autodescubrimiento y la decisión de alcanzar sus sueños, proyectando como arquetipo dominante el de la Guerrera. Son independientes, tienen y crean sus propios recursos para salir adelante, aun en contra de los patrones establecidos por su entorno.
Los arquetipos secundarios son variados, y en este caso, nos enfocaremos en los personajes de Mérida y Moana, quienes comparten el arquetipo de la Reina. Ambas poseen características dominantes, son decididas y líderes, estando acostumbradas a desempeñar roles de gobierno en sus respectivos pueblos. Su capacidad para liderar y tomar decisiones estratégicas refleja no solo su valentía individual, sino también su habilidad para asumir responsabilidades mayores en beneficio de sus comunidades. Este arquetipo no sólo destaca su empoderamiento personal, sino también su contribución al empoderamiento colectivo y al cambio en las dinámicas de liderazgo en sus entornos.
Respecto a los antagonistas, sus motivaciones se vuelven complejas y trascienden la mera ambición o venganza, liberándonos de la noción simplista de que son malvados porque eligen serlo o encuentran placer en serlo. En algunos casos, se trata de personas cercanas a las protagonistas, y su inclinación hacia la villanía está influenciada por la percepción de las heroínas. En situaciones más extremas, por breves momentos, las propias princesas asumen el papel de antagonistas en sus propias historias. Un ejemplo de esto es Mérida, quien percibe a su madre como una persona sin corazón que le exige ser quien no es, y en un acto de rebeldía máximo, conspira contra ella y, sin intención, la transforma en un oso. Debido a esa complejidad, en esta etapa se omite el cuadro de análisis semiótico.
3.4. Etapa 4. Las inclusivas
En esta etapa, nos encontramos con un solo cuento, titulado “Raya y el último dragón”, que presenta a dos princesas: Raya, la protagonista, es la guardiana de una gema legendaria. Posee características como inteligencia, bondad, perseverancia, determinación, lealtad y valentía. La otra princesa, Namaari, inicia como antagonista, pero evoluciona para convertirse en heroína. Ambas están destinadas a suceder a sus padres como líderes de sus respectivas tribus (Figura 9).
Desde temprana edad, estas princesas fueron educadas para asumir roles de liderazgo, eliminando la necesidad de rebelarse contra el poder patriarcal, ya que en sus comunidades la idea de liderazgo femenino y mujeres guerreras es normativa. En palabras de Salzano (2021, 218), “además de ser poderosas, las mujeres en esta historia son personajes psicológicamente complejos, con sus propias creencias, motivaciones y defectos”.
A diferencia de las etapas anteriores, en esta historia no hay un personaje masculino que acompañe a Raya. En su lugar, Namaari asume el papel de amiga y rival. Inicialmente, Namaari roba la gema de Raya, causándole un gran impacto, pero luego se redime y colabora con ella para salvar al mundo. La mayoría de los aliados de Raya son mujeres poderosas y complejas que basan su fuerza en la unidad y la confianza.
En este momento, Disney marca un hito, al introducir la diversidad de género en la franquicia de las princesas por primera vez en su historia. Según Walt Disney Company (2020, 13), sus grupos de contenidos están comprometidos a crear narrativas auténticas e inclusivas para fomentar la diversidad en los roles creativos tanto delante como detrás de las cámaras.
Aunque no se confirma una relación abiertamente homosexual entre Raya y Namaari, es la primera vez que contratan en su elenco a una actriz públicamente transexual para interpretar a la jefa de Tail Land. Según Vázquez (2021, 5), “Patti Harrison es la primera mujer transgénero en la historia en aparecer en una película animada de Disney”. De esta manera, la marca hace un intento por enfocarse en la inclusión y en la diversidad de género, tomando al personaje de Raya como estandarte, como se evidencia en la Figura 10, un fragmento de su página oficial de Impacto Disney.
En esta etapa, se destaca la complejidad de la vinculación entre el villano y el héroe, pues para superar el mal Raya (héroe) debe confiar en Namaari (villano) luego de dificultarle la odisea. Con este acto de fe logra que en, el momento culminante, esta última empatice con las ideas de la protagonista y se transforme en la heroína que salva la situación. Por la complejidad de la relación amor-odio, ambas princesas se encuentran en la misma Tabla 7.
Observables | Raya 2021 | Namaari 2021 |
---|---|---|
Personalidad | Leal, luchadora, optimista, valiente, líder, gentil, perseverante inteligente y decidida | Valiente, inteligente, líder, perseverante, astuta, decidida |
Personalidad, arquetipo sombra | Muy confiada, terca | Ambiciosa, desleal, traicionera, terca |
Motivación | Salvar: Encontrar al Ultimo Dragón y rescatar a su padre y al mundo del mal ancestral | Enorgullecer: Conseguir la aceptación de su mamá y salvar al mundo. |
Arquetipo dominante | Reina | Reina |
Arquetipos secundarios | Sacerdotisa, Guerrera | Guerrera |
Fuente: Tesis doctoral titulada Análisis de la semiótica del femvertising y su efecto en la cultura regional de masas (González, 2023).
El mensaje connotativo sugiere que ambas princesas encarnan el arquetipo dominante de la Reina, mostrando independencia, valentía y determinación para tomar decisiones propias. A pesar de las dudas iniciales sobre su valía, ambas comprenden rápidamente que son personas valiosas y las únicas capaces de salvar a sus mundos y tribus. Ambas demuestran liderazgo y tienen la capacidad de guiar a sus seguidores. Aunque Raya pierde a sus súbditos cuando son convertidos en piedra por los Drunn, encuentra aliadas dispuestas a seguirla y respetar su autoridad. Por otro lado, Namaari lidera su ejército real y cuenta con todos los recursos de su reino, sin vacilar en utilizarlos.
Ambas princesas también encarnan el arquetipo secundario de la Guerrera. Su valentía y perseverancia las destacan, ya que están plenamente enfocadas en alcanzar sus objetivos, desafiando los límites preestablecidos y descubriendo su potencial a lo largo de sus respectivos trayectos. No titubean en librar batallas con determinación para lograr aquello que desean, lo cual evidencia su naturaleza combativa y la disposición para enfrentar cualquier desafío que se presente en su camino.
En el relato, Raya se destaca como la única que encarna el arquetipo secundario de la Sacerdotisa. Su formación como guardiana le brinda una comprensión profunda de la existencia de poderes divinos y fuerzas que rigen el universo, trascendiendo su control. A pesar de esto, deposita su confianza en su espiritualidad e intuición para restaurar el orden y la armonía. Esta fe en lo espiritual no sólo impacta su propio viaje, sino que también abre el corazón de Namaari a confiar en sí misma, lo que finalmente conduce a que ambas contribuyan a la salvación del mundo.
En síntesis, queremos presentar la Tabla 8, para mostrar las etapas evolutivas de las princesas, destacando las similitudes entre ellas.
Etapa | Personalidad | Personalidad arquetipo sombra | Arquetipo |
---|---|---|---|
Primera etapa | Leal, Alegre, Servicial. Complaciente, Optimista o ingenua y Gentil | Sumisa Tímida Dependiente Pasiva Débil | Dominante: La Doncella Secundario La Amante |
Segunda etapa, fase de las rebeldes | Leal, Curiosa, Protectora, Optimista, Impetuosa y decidida | Imprudente Terca Impulsiva Arriesgada Desobediente | Dominante: La Amante Secundario: La Doncella |
Segunda etapa, fase de las luchadoras | Leal, Protectora, Impetuosa, Optimista, Valiente, Decidida e Inteligente | Terca Imprudente | Dominante: La Guerrera Secundario: La Sacerdotisa |
Tercera etapa | Leal, Indomable, Poderosa, Optimista, Decidida, Luchadora y Líder | Terca, Imprudente, Impulsiva | Dominante: La Guerrera Secundario: La Reina |
Cuarta etapa | Valiente, inteligente, líder, perseverante y decidida | Terca | Principal: La Reina Otros: La Guerrera |
Fuente: Tesis doctoral titulada Análisis de la semiótica del femvertising y su efecto en la cultura regional de masas (González, 2023).
Al analizar la similitud de los arquetipos por diferentes etapas, se evidencia que a medida que avanza el tiempo, el arquetipo de guerrera se vuelve predominante, relegando a un segundo plano los arquetipos de doncella y amante que prevalecen en las primeras fases. Este cambio, se revela una evolución significativa en la representación de las princesas, mostrando una progresión hacia figuras más fuertes, valientes y decididas a lo largo de las diferentes eras.
En cuanto a las villanas, es notable que el arquetipo de la Reina predomina en todas ellas, resaltando su inclinación hacia la independencia, el liderazgo, la inteligencia y la determinación para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, sus arquetipos se ven influenciados por la Sombra, ya que sus intenciones se tornan oscuras, enfocándose en la venganza, el poder y la vanidad. Este matiz agrega complejidad a sus personajes, ya que, a pesar de sus atributos de liderazgo, también exhiben facetas más sombrías y ambiciosas en la consecución de sus metas.
Gracias a este comparativo, es perceptible la evolución de los cuentos de las princesas que han crecido con la sociedad, al modificar sus cualidades y valores, afectando a las princesas que cada vez son más parecidas a las villanas de las primeras dos etapas.
En este contexto, al analizar a las princesas y villanas de los cuentos, es importante destacar que, a diferencia de estas últimas, el arquetipo de las sombras no domina a las protagonistas. Aunque en ciertos momentos puedan sucumbir a la influencia del egoísmo o capricho, tomando decisiones que las sitúan momentáneamente como antagonistas, es crucial subrayar que este comportamiento es efímero. Las protagonistas, al percatarse de sus errores, se arrepienten y buscan soluciones, rescatando así su carácter virtuoso y solidario. Este contraste añade profundidad a la narrativa, mostrando la capacidad de redención y la naturaleza transitoria de las sombras en sus personalidades.
Por lo tanto, la clasificación por generaciones ha facilitado la observación de sus arquetipos a través de sus personalidades, valores y roles, inicialmente impulsados por la ideología de la época, pero evolucionando gradualmente de un papel de seguidor a un papel impulsor en respuesta a las demandas de la sociedad actual. En este sentido, al reconocer Disney su influencia en los imaginarios sociales y en el inconsciente colectivo, ha logrado transmitir otros valores, que buscan incidir en la sociedad a través de sus representaciones, tan influyentes en la niñez.
4. CONCLUSIONES
La clasificación cronológica de las princesas, en conjunto con el análisis semiótico arquetípico del mensaje denotado mediante los observables previamente establecidos, ha posibilitado la creación del mensaje connotado. Esto delinea la manera en que se proyectan las características que conforman el femvertising, tales como la seguridad, la autoestima, la toma de decisiones y la independencia en las princesas, evidenciando un creciente empoderamiento a lo largo del tiempo, como se refleja en sus arquetipos.
Mientras que, en la primera etapa, el arquetipo dominante es el de la doncella, con personalidades carismáticas, serviciales e inocentes, a medida que avanzan las generaciones, se observa en las princesas pioneras una transformación hacia atributos que anteriormente sólo pertenecían a los príncipes. Estos nuevos rasgos incluyen la valentía y decisión, característica del arquetipo de la Guerrera, así como la astucia, la inteligencia y la perseverancia, propios del arquetipo de la Reina. Este cambio refleja una evolución en los roles y características hacia el femvertising.
Lo mismo ocurre con los atributos de las villanas de las primeras etapas, quienes eran repudiadas por mostrar liderazgo, perspicacia e inteligencia, propios del arquetipo de la Reina. Antaño, estas características no eran consideradas apropiadas para una “buena mujer”, y únicamente se valoraban en los hombres. Sin embargo, ahora son veneradas en las nuevas protagonistas que toman sus propias decisiones, eligen el camino que desean tanto para sí mismas como para sus pueblos, demostrando que todas son capaces de lograr lo que se proponen. La diferencia radica en que las antagonistas están influenciadas por el arquetipo de la sombra, oscureciendo sus personalidades y considerando sus acciones inaceptables y malvadas.
A medida que avanzamos en el tiempo, se fomentan cada vez más los arquetipos de Guerrera y Reina en las princesas. Ocasionalmente, se equilibra con la presencia del arquetipo de la Sacerdotisa, vinculado a sus ancestros y conexiones espirituales. Esto relega progresivamente los arquetipos de la Doncella y la Amante, ya que las últimas princesas no muestran un interés central en el amor, sino que están centradas en su propio autodescubrimiento. Esto se relaciona con el objetivo de lograr una mayor presencia cultural de la mujer en la sociedad, promoviendo valores como la equidad, el empoderamiento y la inclusión.
Al igual que las princesas, se busca que las niñas actuales se reconozcan como seres valiosos, independientes y seguros de sí, y sean aceptadas tales y como ellas son. Es crucial destacar que las princesas, a pesar de los cambios, no pierden su carisma, lealtad y nobleza. Y aunque, en ocasiones, las princesas puedan ser influeidas por el arquetipo de la sombra, oscureciendo sus intenciones, siempre logran rectificar sus acciones a través de la nobleza de su corazón.