Introducción
Determinar qué se debe evaluar y cómo se debe evaluar es una de las preocupaciones más recurrentes de los docentes. Se trata de un proceso en el que la recolección de información amerita el empleo de técnicas e instrumentos para tal fin, por lo que es necesario diseñarlos de manera que faciliten la tarea académica. En este estudio se considera a la evaluación como la suma de muchos factores que constituyen un proceso dinámico, abierto y contextualizado, que se desarrolla a lo largo de un período de tiempo, señalando su carácter flexible y continuo. El presente trabajo de investigación pretende indagar en las formas, procedimientos y ventajas de la aplicación de las técnicas creativas para la evaluación del aprendizaje en los estudiantes.
Se debe destacar que el proceso de evaluación en la educación actual cuenta con rezagos de la educación tradicional, caracterizado porque no toma en cuenta las potencialidades de los estudiantes y básicamente es cuantitativa. Se autodefine como objetiva y, además, los parámetros tienden a ser establecidos por el docente sin considerar criterios académicos y profesionales. Otro aspecto particular de este tipo de evaluación es que se centran más en las debilidades y errores que en los logros y son establecidas por el docente, sin tener en cuenta la propia valoración y participación de los estudiantes.
Esta investigación analiza las técnicas para la evaluación del aprendizaje en la educación contemporánea; en este sentido se considera a la evaluación no como un fin en sí misma, sino como un proceso sistemático de indagación y comprensión de la realidad educativa en la que se espera la emisión de un juicio de valor orientado a la toma de decisiones y a la mejora del proceso, para ello se recurre a aquellas técnicas creativas en las que los estudiantes eviten sentirse presionados por lo que debe avanzar de manera paralela al desarrollo curricular teniendo en cuenta los estilos de aprendizaje de los educandos.
Para Hualpa (2019), la evaluación es parte constitutiva del proceso educativo, siendo un grave riesgo didáctico desarrollar mecanismos de evaluación fragmentados o desarticulados de la modalidad de enseñanza. Cuando ello sucede, la evaluación tensiona el proceso de aprendizaje y asume un carácter punitivo que difiere de su auténtico sentido.
a) Intención diagnóstica. Sirve para conocer los conocimientos previos de los estudiantes.
b) Intención formativa. Son los procesos que se siguen durante el aprendizaje para que los alumnos alcancen de manera eficaz o eficiente los objetivos o competencias.
c) Intención sumativa. Es un panorama final con una visión holística de cómo finaliza el alumno al término del periodo escolar.
Desde la perspectiva de Suni y Vásquez (2018), la evaluación requiere del diseño de nuevas estrategias en donde se evalúe no sólo el aspecto de conocimientos adquiridos por el alumno, sino también las habilidades desarrolladas. Debe de permitir que el alumno sea evaluado desde diferentes perspectivas y con diferentes instrumentos. Un examen de conocimientos no es suficiente para evaluar los logros que un alumno alcanzó en un curso. Por otra parte, no sólo el maestro debe evaluar a los estudiantes, sino que debe existir participación de otros agentes como los compañeros de clase y expertos en el área de conocimiento. El maestro es quien debe establecer los criterios de evaluación y debe dar a conocer estos criterios a sus alumnos.
Ahora bien, la pregunta que surge en el desarrollo de este trabajo es precisamente la siguiente: ¿Cuáles son las técnicas creativas que utilizan los docentes para la evaluación del aprendizaje en los estudiantes de Bachillerato de la Unidad Educativa “Veintitrés de Octubre”? En primer lugar, no es accidental que se tome como referencia el período lectivo 2020-2021, un año marcado por la pandemia provocada por la Covid-19. Por ende, las técnicas creativas para la evaluación se encuentran enmarcadas, la mayoría, en los ambientes o entornos virtuales.
En este contexto, Vargas (2020) considera que la aplicación de la evaluación sí cambia en un formato remoto o en línea, pues no solo cambia de papel a un formato digital. Hay muchas herramientas con las que se puede facilitar o enriquecer el proceso de evaluación. No se trata de replicar lo que se hace de forma presencial a través de una cámara. Es por esta razón que no se puede repetir lo que se hacía en la clase presencial, sino que se tiene que priorizar y pensar en otras alternativas. Por lo tanto, el docente debe repensar el formato del examen y basarse más en el desarrollo de las competencias que en la mera repetición de conceptos memorísticos.
De esta forma, autores como Cárdenas y Luna (2020) señalan que es imperioso que la evaluación sea distinta al examen tipo cuestionario. El examen debe dejar de ser la primera opción de evaluación y sostienen que tienen que valorarse otras formas que incorporen elementos más cualitativos y que estén acordes con la forma de aprendizaje (en la escala de visual a abstracto) y el proceso de maduración formativa del alumnado.
En esta misma línea, De Vincenzi (2020) explica que la modalidad virtual instruye, no educa, pero ante la pandemia como la presentada, esto es preferible a interrumpir los procesos de aprendizaje. Y argumenta que este proceso debe ser evaluado de manera permanente a través de productos tangibles, mismos que además deben ser retroalimentados con el objeto de buscar en el sujeto en formación una auténtica asimilación del contenido impartido, un real aprendizaje.
Los estudios señalados sirvieron de base para establecer la presente investigación. Por lo expuesto, se considera que la evaluación es un proceso continuo que supone instancias de diagnóstico al inicio de una asignatura o de un nuevo tema, para relevar necesidades, intereses, percepciones y saberes previos de los alumnos con relación a los objetivos de aprendizaje propuestos. Asimismo, contempla instancias formativas basadas en la retroalimentación para la comprensión. A lo largo del proceso educativo, el profesor debe procurar un seguimiento personalizado de los alumnos, facilitado por canales de comunicación fluida, específicamente habilitados para consultas, y que no estén afectados a otras actividades.
Metodología
Para analizar la implementación de técnicas creativas para la evaluación del aprendizaje en los estudiantes de Segundo de Bachillerato de la Unidad Educativa “Veintitrés de Octubre” en el período lectivo 2020-2021, este trabajo investigativo basa su perspectiva metodológica en un enfoque cualitativo, descriptivo y desde un abordaje bibliográfico-documental.
El enfoque cuali-cuantitativo es un proceso no matemático de interpretación, realizado con el propósito de descubrir conceptos, relacionarlos con los datos y luego organizarlos en un esquema explicativo teórico. Este método se orienta a profundizar casos específicos y no a generalizar. Por ello, esta perspectiva sirve para obtener información concreta sobre el uso de las aulas virtuales como escenario interactivo del aprendizaje.
Junto con lo cualitativo, esta investigación emplea el método descriptivo, cuyo propósito es disponer de un primer conocimiento de la realidad tal y como se desprende de la observación directa que realiza el investigador y del conocimiento que ha adquirido a través de las informaciones indirectas obtenidas.
Por otro lado, la triangulación metodológica propuesta se complementa con el método bibliográfico-documental que permite reunir la teoría existente sobre el objeto de estudio propuesto. Este abordaje permite analizar diversas fuentes documentales de utilidad para la conformación del fundamento teórico y contribuye a una mayor comprensión de las cuestiones metodológicas de la investigación.
La técnica para la obtención de datos es la encuesta, que se aplicó a 58 estudiantes que cursaron el Segundo de Bachillerato de la Unidad Educativa “Veintitrés de Octubre” en el período lectivo 2020-2021. Además, este mismo instrumento se aplicó a 96 docentes.
Resultados
En este apartado se exponen los resultados de las encuestas realizadas a los estudiantes y docentes de esta institución educativa, respectivamente.
Sobre las técnicas de evaluación
Las técnicas de evaluación son las herramientas que disponen los docentes para recoger y analizar información. Reyes (2016) señala que las técnicas de evaluación son un conjunto de acciones o procedimientos que conducen a la obtención de información relevante sobre el aprendizaje de los estudiantes. En este sentido, la evaluación debe estar caracterizada por situaciones y contenidos reales de aprendizaje, oponiéndose a las situaciones puntuales y artificiales de evaluación alejadas de la práctica real.
Todas estas técnicas, tanto las no formales, semiformales y formales le permiten al docente tomar decisiones para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje y para ser justos al momento de evaluar a sus alumnos. Además, estas técnicas contribuyen a que los estudiantes se sientan satisfechos con los resultados y que los profesores satisfagan sus dudas y pueda suplir los vacíos que va evidenciado en el proceso académico. Y, en definitiva, el docente busca con estas técnicas ayudar al estudiante en su formación.
Se cuestionó a los estudiantes y profesores, referente a las técnicas de evaluación que se consideran para el desarrollo del aprendizaje, en la tabla No 1 se presentan los siguientes resultados: el 55% de los encuestados manifestó que los docentes aplican técnicas formales de evaluación en el desarrollo de su aprendizaje como la observación sistemática, exámenes tipo test. El 25% señaló que emplean técnicas no formales, mientras que el 20% indicó que utilizan técnicas semiformales. El criterio de los docentes no presenta tantas diferencias en relación con las opiniones de los estudiantes, pues el 27% señaló que aplica técnicas no formales, un 18% indicó que utiliza técnicas semiformales, mientras que un 55% sostuvo que emplea técnicas formales.
Al respecto, un estudio de Aranza y Rodríguez (2017) indica que las técnicas formales de evaluación son aquellas que el docente utiliza para evaluar de forma tradicional el aprendizaje de los estudiantes. Por lo general, estas técnicas son escritas, tipo exámenes o test y con respuestas objetivas. Se trata del criterio tradicional de enseñanza cuyo objetivo principal es “medir de forma cuantitativa el aprendizaje” de los estudiantes.
Para algunos autores, Diaz Barriga y Hernández (2016), las técnicas de evaluación son el conjunto de métodos y recursos que utiliza el docente para valorar el aprendizaje del alumno. Las técnicas de evaluación son los procesos que orientan el diseño y aplicación de estrategias, son actividades que llevan a cabo a los alumnos cuando aprenden, y los recursos son los instrumentos que permiten tanto a docentes como a alumnos a tener información específica del proceso de enseñanza aprendizaje.
De acuerdo con Vásquez Chacón (2013), estos criterios son normales, por cuanto la perspectiva tanto de los docentes como de los estudiantes varía en relación con el proceso educativo. En ese sentido, la evaluación de los aprendizajes es un proceso, a través del cual se observa, recoge y analiza información relevante respecto al proceso de aprendizaje de los estudiantes, con la finalidad de reflexionar, emitir juicios de valor y tomar decisiones pertinentes para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por lo tanto, la evaluación debe ser: pertinente y continua y necesita de técnicas e instrumentos para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Discusión
Con el análisis documental realizado y los resultados de los test aplicados, se evidencia que los docentes de la facultad manifiestan determinados signos y síntomas de padecer estrés; aspecto con el que concuerda Zavala (2008), al concluir en su estudio sobre este mismo aspecto que el personal docentes es un grupo especialmente vulnerable al estrés y sus efectos en la salud física y psicológica y a la vez un impacto en su vida personal y desempeño laboral; por otra parte, y sobre el mismo tema, Extremera, Rey, Pena (2010) en su artículo “la docencia perjudica seriamente la salud”, afirma que entre los malestares que presentan los docentes están: dolores de espalda y cuello, seguido por los problemas de voz, la sensación de poco tiempo para uno mismo, un estado de apresuramiento continuo, sentimientos de cansancio mental, irritabilidad fácil, dolores de cabeza, resfriados y gripes, problemas de sueño, dificultades de memoria y concentración, pérdida o exceso de apetito y fatiga generalizada, que en este estudio también se ponen de manifiesto en los docentes y que se analizan asociados al estrés.
En relación con los trastornos del sueño, que en este estudio manifiestan padecer en alguna medida los docentes, se repite en los resultados obtenidos por The Pennsylvania State University (2017) en una investigación, cuya muestra fueron los profesores de secundaria del Reino Unido, en la que el 46% de los maestros fueron diagnosticados con un exceso de somnolencia diurna y el 51% con mala calidad del sueño, comprometiendo la salud, calidad de vida y rendimiento de la enseñanza. Como aspecto complementario a resaltar, respecto a que unos docentes pueden expereimentar cierto nivel de estrés y otros no, unos pueden hacer frente a las dificultades sin mayores contratiempos, en tanto que otros pueden sufrir determinadas alteraciones tanto en su salud física como psicológica, (Bermejo-Toro 2007) en su estudio analizó variables relacionadas con el estrés, encontró relaciones significativas entre las creencias irracionales de los profesores y los síntomas de estrés. Estos datos explican por qué en las mismas o en parecidas situaciones laborales algunos profesores experimentan estrés, malestar psicológico y otros no, y la relacion entre pensamientos negativos como desencadenador de sintomatología de estrés; aspectos, que a criterio de los autores podrían analizarse en este contexto en investigaciones futuras.
Sobre la aplicación de técnicas creativas para evaluar
Las técnicas creativas para evaluar son utilizadas como una parte del conjunto de métodos o sistemas que ayudan a desarrollar el proceso de generación de conocimientos. Al respecto Panchano (2013), indica que son en la actualidad muy importantes para que se empiece a vincular técnicas creativas de evaluación en el proceso educativo que sirva de ayuda tanto a docentes como a estudiantes con el propósito de mejora para determinar el progreso o dificultades y tomar las decisiones más pertinentes.
Con relación a la pregunta realizada a estudiantes y docentes ¿Se aplican técnicas creativas continuamente para evaluar el aprendizaje? se obtuvieron las siguientes respuestas de los estudiantes: 14% muy frecuentemente, 6 % frecuentemente, 25% ocasionalmente y 55 % nunca. Por otro lado, los profesores contestaron así: 51% muy frecuentemente, 38% frecuentemente, 11% ocasionalmente y 0% nunca (Tabla #2).
Estos datos contradictorios indican la débil aplicación de técnicas creativas para evaluar el aprendizaje; pues de debe destacar que son los estudiantes los evaluadores más efectivos de la acción docente y hay profesores que no asumen con profesionalismo su rol formador.
De acuerdo con lo que explica De la Torre y Marín (2016), las técnicas de enseñanza creativa resultan, en sí mismas, formas-concretas o modos de proceder. Se conciben a partir de pasos organizados, detallados y sistematizados. Tiene como fin lograr objetivos previamente trazados. La misma seriedad con que debe responderse a priori la definición de cada uno de estos pasos, deberá aplicarse a la enunciación de los mencionados objetivos, de esta forma, dichas técnicas resultarán medios adecuados para organizar y desarrollar actividades, en aras de estimular el pensamiento creativo en los estudiantes.
Sobre la justicia en la evaluación
La evaluación debe demostrar sin ambigüedad la eficacia de la enseñanza y los medios de evaluación seleccionados deben ayudar a la recopilación de datos que permitan un análisis sólido y completo. La evaluación debe ser, antes que nada, una plataforma para la argumentación, la crítica y la participación del profesor y estudiantes en su propio progreso y desarrollo (Lamo, 2017). En este sentido, el estudiante no debería sentir que fue injustamente calificado. La realimentación de las respuestas de una determinada evaluación debe propiciar que se dé cuenta de sus errores y pueda rectificar, para que mejore el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Con relación a la pregunta realizada a estudiantes y docentes ¿Considera usted que se evalúa de manera justa el desarrollo de las experiencias creativas de aprendizaje? se obtuvieron las siguientes respuestas de los estudiantes: 8% muy frecuentemente, 12% frecuentemente, 27% ocasionalmente y 53% nunca. Por otro lado, los profesores, contestaron: 15% muy frecuentemente, 44% frecuentemente, 36% ocasionalmente y 5% nunca. (Tabla #3). Se evidencia insatisfacción de estudiantes ante el proceso evaluativo y convicción docente de estar haciéndolo de manera adecuada y apegados en dar a cada uno lo que merece.
En este sentido Cabrera (2018) afirma que una evaluación verdaderamente justa debe acercarse a los criterios de la objetividad y contar con instrumentos y procesos que combinen lo cualitativo con lo cuantitativo. Se deben abarcar estrategias creativas que les sean favorables al proceso de aprendizaje de cada alumno y que se adapten a sus características necesidades, alejándose de principios de homogeneidad.
Sobre los conocimientos de los docentes
Los conocimientos de los docentes se deben actualizar constantemente. El ámbito de la evaluación no debe ser la excepción. Para González (2018), un docente que se encuentra preocupado por mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje tiene que conocer las principales preocupaciones de sus estudiantes para adaptar sus contenidos y preparar evaluaciones que sean del interés de los alumnos. Los exámenes con preguntas objetivas propician que el estudiante tenga temor o fobia por presentarse a dar una evaluación. Por ello, un conocimiento eficiente de la evaluación redundará en un mejor proceso formativo.
De esta manera resulta evidente que el conocimiento de los docentes en relación con las técnicas de evaluación debe ir va más allá de la medición de conocimientos que es la dimensión más simple de la evaluación de los alumnos. Según Rodríguez (2015), la evaluación debe ser integral y el docente debe estar preparado para realizar un acompañamiento didáctico con los estudiantes, favoreciendo relaciones interpersonales afectivas, a través de las cuales se promueven ambientes de aprendizajes que aseguran que éste sea eficaz, profundo y significativo, lo cual impacta de forma relevante en la mejora del proceso educativo.
Con relación a la pregunta realizada a los docentes ¿De qué manera define usted los conocimientos poseen sobre las técnicas creativas? se obtuvieron las siguientes respuestas: 41% alto, 39% moderado, 15% medio, y 5% poco. Se infiere insuficiencias en el conocimiento de técnicas creativas.
De acuerdo con Betancourt (2018), algunos maestros no tienen conciencia de la creatividad que poseen y de su puesta en práctica para el servicio de sus alumnos. Por ello es importante preparar a docentes competentes y con recursos para generar cambios innovadores y creativos en el ámbito educativo. También resulta pertinente romper barreras psicológicas que estaban aliados, en ocasiones, en sus cabezas y corazones. Cada docente ha de asumir una base de conocimientos y estrategias eficaces en su proceso de estudio, pero es muy importante que exista la retroalimentación y capacitación continua para responder de manera efectiva los requerimientos de la sociedad.
A propósito de las técnicas de evaluación
Las técnicas de evaluación innovadoras han ganado terreno en el ámbito académico y cada vez son más aplicadas por los docentes en las diversas disciplinas. A continuación, se analizarán algunas de ellas y que han sido consideradas en los resultados alcanzados en esta investigación, a saber: Gamificación, Aula invertida, Aprendizaje basado en proyectos y Métodos de caso. Estas técnicas de evaluación se las considera creativas, aunque no exclusivas para evaluar. Se debe precisar que requieren para su implementación determinados elementos como: rúbricas, informes e incluso pruebas para evaluar.
Según Mellado (2019), la gamificación es una técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo-profesional con el fin de conseguir mejores resultados: sirve para absorber conocimientos, para mejorar alguna habilidad para recompensar acciones concretas. Es un término que ha adquirido una enorme popularidad en los últimos años, sobre todo en entornos digitales y educativos. Una de las claves principales al aplicarla es que los alumnos tengan perfectamente asimiladas las dinámicas de juego que se llevarán a cabo. Todas ellas tienen por objeto implicar al alumno a jugar y seguir adelante en la consecución de sus objetivos mientras se realiza la actividad.
Según Backhoff (2017), la gamificación favorece el aprendizaje y el rendimiento académico y se caracteriza porque desarrolla los siguientes aspectos:
Favorece el conocimiento. La adquisición de conocimientos está relacionada con el interés y la comprensión que tienen los alumnos de los conceptos. Algunos conceptos complejos no son fáciles de asimilar. La gamificación favorece la comprensión de todo tipo de ideas, lo que facilita su aprendizaje.
Aumenta la motivación hacia el aprendizaje. La gamificación como herramienta en el aula potencia la predisposición del alumno a aprender y genera un menor rechazo con respecto al estudio tradicional.
Enfrenta al alumno con diferentes niveles de dificultad. Su esencia se asemeja a la de un videojuego: a medida que se resuelven retos, estos se vuelven más complejos. Estos niveles de dificultad no tienen límites y se puede utilizar en todas las etapas educativas.
Crece la atención y la concentración. Si los alumnos están motivados, sienten que son capaces de entender las materias. Si el reto les resulta sugestivo, pondrán toda su atención y concentración. Aprender será como un juego y, por ello, pondrán todo su esfuerzo en lograrlo.
Optimiza el rendimiento académico. Es uno de los beneficios que mejor define qué es la gamificación. Si el alumnado entiende y asimila los conceptos, contará con más herramientas para afrontar los exámenes con éxito. Interiorizar el conocimiento se consagra como un método más eficaz que el aprendizaje por medio de reglas mnemotécnicas.
Mejora la lógica y las estrategias para la resolución de problemas. Esto es una característica fundamental de cualquier juego educativo. El alumnado debe investigar cómo resolver una serie de retos educativos. Para ello necesitan utilizar el pensamiento lógico y el aprendizaje, mediante un proceso deductivo basado en la prueba-error.
El aula invertida es una técnica muy útil que ha sustituido las clases fuera del convencional salón por actividades entretenidas que los alumnos realizan a través de medios digitales en casa. De este modo, se puede aumentar drásticamente el tiempo de interacción con los estudiantes una vez que se trate un tema asignado. Para Casanova (2015), el modelo de aula invertida abarca todas las fases del ciclo de aprendizaje:
Conocimiento: Ser capaces de recordar información previamente aprendida
Comprensión: "Hacer nuestro" aquello que hemos aprendido y ser capaces de presentar la información de otra manera
Aplicación: Aplicar las destrezas adquiridas a nuevas situaciones que se nos presenten
Análisis: Descomponer el todo en sus partes y poder solucionar problemas a partir del conocimiento adquirido
Síntesis: Ser capaces de crear, integrar, combinar ideas, planear y proponer nuevas maneras de hacer
Evaluación: Emitir juicios respecto al valor de un producto según opiniones personales a partir de unos objetivos dados.
Según Hualpa (2019), las ventajas del enfoque aula invertida son las siguientes:
Permite realizar al docente durante la clase otro tipo de actividades más individualizadas con los alumnos
Permite una distribución no lineal de las mesas en el aula, lo cual potencia el ambiente de colaboración.
Fomenta la colaboración del alumno y por tanto refuerza su motivación
Los contenidos están accesibles por el alumnado en cualquier momento
Involucra a las familias en el aprendizaje
Para Díaz Barriga y Hernández (2016), el aula invertida se distingue porque en la actividad docente durante el proceso de instrucción, el profesor con su orientación guía a los estudiantes en la medida que éstos asimilan los contendidos en la solución de diferentes tareas según el tema que se aborde, de ahí que en este enfoque resulta importante destacar la interacción profesor-alumno como elemento esencial y el papel del que enseña como orientador del contenido para el logro de los objetivos previstos.
Por otra parte, López (2017) considera que el Aprendizaje basado en proyectos supone una propuesta eficaz para el desarrollo de las competencias clave a través de un flujo de trabajo probado en una gran diversidad de contextos y condiciones diferentes. Por otro lado, la flexibilidad es requisito esencial para trasladar la responsabilidad del profesor al alumno, pues el aprendizaje por proyectos supone un vuelco al sistema pedagógico tradicional. Hay un principio didáctico ineludible: los profesores ya no enseñan, acompañan en el aprendizaje personal. La responsabilidad de aprender se traslada al alumno. El profesor está ahí para guiar, pero la carga de solucionar el problema recae única y exclusivamente sobre los hombros de los alumnos.
A criterio de Reyes (2016), para que los alumnos puedan asumir el papel de protagonistas, deben gozar de un alto grado de flexibilidad. Un proyecto es un elemento dinámico y complejo. Y como tal, no puede ser atacado con fórmulas prefabricadas o con pasos obligatorios. El dinamismo del proyecto, es decir el hecho de que se mueve en tanto que vamos progresando desde el planteamiento hasta la solución exige ir variando el foco, los puntos de vista y las herramientas de solución de problemas. La complejidad del proyecto exige que sea atacado desde las diversas aristas existentes.
Por otro lado, el método de caso es una técnica que consiste en presentar al estudiante con situaciones problemáticas de la vida real para su estudio y análisis. Según González (2018), de esta manera se pretende entrenar a los estudiantes en la generación de soluciones. El caso es una relación escrita que describe una situación acaecida en la vida de una persona, familia, grupo o empresa. Su aplicación como estrategia de aprendizaje reside en que no proporciona soluciones, sino datos concretos para reflexionar, analizar y discutir en grupo las posibles soluciones al problema que presenta.
El estudiante trabaja en pequeño grupo para analizar, comparar, contrastar sus posibles soluciones con las soluciones de otros; se entrena en el trabajo colaborativo y la toma de decisiones en grupo.
Según Ochoa (2013), al trabajar en alternativas de solución, desarrolla competencias creativas, de innovación y de tolerancia. Al no existir soluciones predeterminadas a los casos, los estudiantes desarrollan cultura de tolerancia a las soluciones de los otros y desarrollan competencias para analizar problemas, determinar métodos de análisis, determinar alternativas o cursos de acción y tomar decisiones.
Desde la perspectiva de Ramírez y Santander (2012), existen tres tipos de casos y son los siguientes:
Casos centrados en el estudio de las descripciones: su objetivo es que los estudiantes analicen y describan un hecho o situación sin plantear soluciones.
Casos de resolución de problemas: su objetivo se centra en la toma de decisiones que requiere la solución de problemas planteados en el caso.
Casos centrados en la simulación: su objetivo es que los estudiantes se involucren en el ambiente en el que se desarrolla el caso dramatizando la situación y representando el papel de los personajes que participan en él.
Conclusiones
Los resultados de la investigación determinan que, de acuerdo con la opinión de los estudiantes, sus docentes nunca aplican técnicas creativas durante las horas de clases, mientras que estos refutaron este criterio y señalaron lo contrario.
En lo concerniente a la aplicación de técnicas de evaluación para el desarrollo del aprendizaje, tanto los profesores como los alumnos coinciden en que se utilizan técnicas formales para evaluar como la observación sistemática, exámenes tipo test. Además, emplean técnicas no formales, como conversaciones, diálogos y preguntas de exploración y también técnicas semiformales como ejercicios, prácticas en clase y tareas fuera de casa.
De la encuesta también se deduce que la mayoría de los alumnos consideran que la aplicación de las técnicas creativas para evaluar contribuye a mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje. En cambio, para la mayor parte de docentes, la utilización de este tipo de técnicas no mejora la formación de los estudiantes.
Al culminar este estudio también es pertinente indicar que las técnicas creativas de evaluación deben ser utilizadas como una parte del conjunto de métodos o sistemas que ayudan a desarrollar el proceso de generación de ideas creativas. En la actualidad es muy importante que se empiece a vincular técnicas creativas de evaluación en el proceso educativo que sirva de ayuda tanto a docentes como a estudiantes con la finalidad de mejorar el proceso de aprendizaje, de esta manera se conocerá si los estudiantes progresan y cumplen con los objetivos planteados.