Introducción
La Alfabetización Informacional (ALFIN), traducida como "information literacy", es el término más comúnmente usado para referirse al desarrollo de habilidades informativas que deben poseer las personas para usar con eficacia la información y participar activamente en la actual y cambiante sociedad globalizada.
La ALFIN tiene como propósito la adquisición de habilidades o competencias para que un individuo pueda actuar de manera autónoma en un contexto creciente de información, disponible y accesible en cualquier formato. En una sociedad donde el conocimiento se renueva constantemente aparecen o diversifican nuevas disciplinas, requiere de la formación de individuos creativos y reflexivos, que tengan la capacidad de tomar partido desde una posición justa y ética para el bien de su comunidad. Para enfrentar estos retos, ya no es suficiente la alfabetización lectoescritora la que aún muchos seres humanos no tienen la posibilidad de alcanzar, por lo que la sociedad misma con el surgimiento de Internet y otras facilidades que brindan las Tecnologías de la Información y la Comunicación han impuesto otras alfabetizaciones, de las cuales, la más abarcadora es la ALFIN.
El proceso de alfabetizar informacionalmente es una tarea para desarrollar en conjunto con el profesor y personal especializado. En el contexto de la biblioteca se capacita en cómo encontrar y recuperar la información y el docente en cómo usarla. Por ello en este trabajo se ha realizado especial énfasis en las estrategias pedagógicas que se pueden emplear a partir del uso de la biblioteca escolar. De esta forma, y tras un proceso formativo integral, se facilita el desarrollo de habilidades informativas en las instituciones educativas, donde bibliotecarios y docentes trabajen colaborativamente en el diseño e implementación de programas para formar alumnos competentes en la búsqueda y utilización de la información
La tendencia en el diseño curricular para la incorporación de la AlFIN es una mezcla de diversos componentes. Este proceso es realmente efectivo cuando la instrucción de las habilidades de información prevalece tanto que los estudiantes ni siquiera son conscientes que está pasando.
El aprendizaje debe concretarse en el contexto de los paradigmas de investigación de una disciplina específica. El conocimiento y comprensión sobre la disciplina es lo que permite al estudiante poder evaluar críticamente la investigación e información. Al incorporar a la Alfabetización Informacional dentro del currículo se facilitan los métodos de enseñanza centrados en el estudiante. Es responsabilidad de los sistemas educativos preparar al individuo para que pueda asumir de manera independiente la actualización y especialización de sus conocimientos. En tal sentido juegan un importante papel las estrategias de aprendizaje orientadas a la búsqueda, procesamiento y fijación de la información con el objetivo de lograr un pensamiento teórico, reflexivo que fomente la ejecución independiente y creadora del alumno.
Metodología
El presente trabajo se lo ha desarrollado con una metodología de investigación descriptiva y cuantitativa. Con ello se pretende indagar la opinión de los maestros y conocer más a fondo la situación real del empleo de la biblioteca escolar. Para ello se ha realizado el trabajo de campo en la Unidad Educativa Dr. Daniel Acosta Rosales de la ciudad de Montecristi, donde se aplicó una encuesta en la que se involucró la participación de 38 docentes que laboran en la sección vespertina en los subniveles educativos de básica superior y bachillerato que oferta esta institución. Esto ha permitido tener mayor relación de la información que se propone.
Adicional a lo anterior, se realizó una revisión bibliográfica existente sobre la ALFIN en el contexto estudiado, a fin de elaborar una fundamentación teórica y detallar los conceptos sobre alfabetización e información que han expuesto diversos autores, haciendo énfasis en el trabajo pertinente que realizan los maestros en las aulas de clase, en las actividades extraescolares y especialmente en bibliotecas donde se realizan trabajos investigativos. Finalmente, a través del método analítico se hizo un análisis para interpretar la información obtenida y construir el conocimiento a fin de establecer las conclusiones.
Resultados
Este estudio tiene como propósito determinar las estrategias pedagógicas a partir del empleo de la biblioteca escolar en el marco de la aplicación de los principios de la ALFIN. Para ello se han encuestado a 38 docentes que a diario imparten clases en la Unidad Educativa Dr. Daniel Acosta Rosales de la ciudad de Montecristi, Ecuador. Las preguntas estuvieron sustentadas en las habilidades básicas para el empleo de las bibliotecas, la búsqueda y el uso de la información.
La primera pregunta estuvo relacionada con la consideración que los docentes tienen en cuenta sobre la biblioteca y fue la siguiente: ¿Cuando usted envía algún tipo de consulta, realiza actualizaciones disciplinares o búsquedas de mecanismos para la enseñanza de su asignatura, tiene en cuenta la biblioteca escolar a la hora de llevar a cabo estas actividades? Los resultados se muestran a continuación:
De los resultados de esta pregunta se deduce que los profesores de la Unidad Educativa Dr. Daniel Acosta Rosales de la ciudad de Montecristi sí emplean en su mayoría la biblioteca escolar disponible en la institución. Esto es consecuencia a que dentro de la institución escolar, la biblioteca deberá ser parte fundamental para alumnos, profesores y padres de familia ya que pretende contribuir al proceso de enseñanza-aprendizaje. Además, la biblioteca escolar es un centro no sólo de documentación y/o recursos materiales que enriquecen la labor docente y el proceso escolar del alumno, su creación permite el acercamiento al conocimiento por medio de la palabra escrita y promueve el gusto, deleite y placer por la lectura.
La segunda pregunta estuvo relacionada con las condiciones actuales de la biblioteca escolar y fue la siguiente: ¿Usted cree que las condiciones actuales de la biblioteca escolar son óptimas y propicia a realizar distintas actividades que fomenten al desarrollo cognitivo de sus estudiantes? Los resultados se muestran a continuación:
Las condiciones de la biblioteca de la Unidad Educativa Dr. Daniel Acosta Rosales de la ciudad de Montecristi no siempre están en óptimas condiciones, de allí que la mayoría de profesores consultados manifestó que no fomentan como se debería el desarrollo cognitivo de sus estudiantes. Este tipo de habilidades debe desarrollarse en diversos contextos, pero es en este tipo de espacios donde se deben destinar los mayores esfuerzos, porque la biblioteca escolar ayuda a los alumnos a desarrollar destrezas de aprendizaje y fomenta su capacidad de razonamiento, así como su imaginación, y les ayuda de esta forma a vivir como ciudadanos responsables. Por lo anterior, es fundamental que durante el proceso de formación del alumno se brinde en la escuela el espacio apropiado para acceder a la lectura, donde se descubrirán versiones distintas de un mundo que se comparte en común, el material que ahí radique será pertinente para apoyar el proceso de enseñanza- aprendizaje; cabe señalar que la tarea implícita del deber ser de la biblioteca escolar persigue la difusión y fomento a la lectura.
La tercera pregunta realizada a los profesores de la Unidad Educativa Dr. Daniel Acosta Rosales de la ciudad de Montecristi estuvo relacionado con las estrategias pedagógicas utilizadas. ¿Cuáles son las estrategias que usted emplea como docente para optimizar el uso de la biblioteca en sus estudiantes? Estos fueron los resultados.
Existe un sinnúmero de estrategias pedagógicas que los docentes pueden emplear desde el contexto de la Alfabetización Informacional para promocionar y potenciar el uso de la biblioteca escolar en sus estudiantes. Sin embargo, de las opciones sugeridas para esta pregunta se ha podido constatar que la mayoría de profesores ha escogido la organización de talleres en la biblioteca para identificar los libros, documentos y recursos de información disponibles, así como la distribución de consultas y tareas que sean resueltas con las visitas a este espacio.
En este contexto es importante considerar que el objetivo primordial de la biblioteca escolar es ser centro dinamizador de la vida académica, generando procesos de comunicación, enseñanza-aprendizaje y encuentro con la cultura, el saber y la ciencia. La participación de profesores, alumnos y padres de familia repercute en el funcionamiento de la biblioteca escolar de cada institución educativa.
La cuarta pregunta de este estudio formulada a los docentes fue la siguiente: ¿Cómo calificaría usted el manejo que los estudiantes hacen de la biblioteca escolar?
Esta pregunta deja en evidencia la forma en que los profesores de la Unidad Educativa Dr. Daniel Acosta Rosales de la ciudad de Montecristi califican y valoran el uso que los estudiantes hacen de la biblioteca. Esta valoración si bien en su mayoría es aceptable, con un 53%, existe un significativo 37% que considera que el empleo de este espacio aún resulta deficiente. El resultado de esta consulta es fundamental por cuanto la participación del alumno es vital porque se considera el actor principal en este escenario. Por ello se pretende que adquiera un aprendizaje considerable dentro del rubro de lectoescritura, desarrolle habilidades de lectura y gusto por ésta, analice y procese la información y amplié su conocimiento; mientras que para los profesores es valiosa la información y los recursos que disponga la biblioteca escolar porque ayudarán a su labor como profesionales, apoyará su práctica dentro del aula empleando los recursos pertinentes para conducir al alumno al aprendizaje.
Lo último que se les consultó a los profesores fue los siguientes: ¿Cómo calificaría usted a los recursos físicos, tecnológicos y audiovisuales con los que cuenta la biblioteca? Las respuestas se las puede apreciar en esta tabla:
La última pregunta de la encuesta dejó claro la forma en que los docentes califican los recursos tecnológicos con los que cuenta la biblioteca. Una gran y significativa mayoría de maestros, el 68%, asegura que este tipo de recursos se encuentra desactualizado. La biblioteca escolar como parte de la institución no deberá verse como un espacio aislado a las tareas cotidianas de la labor educativa, su inclusión es ineludible. Por lo tanto, requiere de inversión en equipos y recursos para que pueda contribuir plenamente a mejorar la calidad de la educación. La biblioteca escolar debe mantener un enfoque interdisciplinario, generar un ambiente de aprendizaje diverso y complejo; proponer múltiples prácticas de lectura y escritura y desarrollar competencias de búsqueda de información, pero con el respaldo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación disponibles en la actualidad. De lo contrario, los estudiantes tendrán también un conocimiento desactualizado que no les permitirá ser competitivos en la sociedad contemporánea.
Discusión
El rol de la biblioteca escolar en el contexto de la Alfabetización Informacional
La labor de la biblioteca escolar va más allá del sentido académico y profesional, porque simplemente ésta contribuye a la formación integral del alumno para su crecimiento en la sociedad de la cual forma parte. En suma, persigue una misión que logrará con la participación y aportaciones de todos los involucrados, unir esfuerzos con los docentes y padres de familia conducirán a lograr lo propuesto a nivel escolar, social y cultural. Todo lo que ofrece la biblioteca escolar se encuentra enlazado con la práctica cotidiana de los alumnos, fuera o dentro de un entorno educativo.
En este contexto, autores como González (2015) aseguran que para que la biblioteca escolar tenga éxito debe considerarse como primer requisito el hecho de que la institución cuente con un espacio físico disponible que tenga las condiciones apropiadas para su utilización con la finalidad de que éste sea ocupado para fungir como biblioteca escolar. El espacio deberá contar con elementos esenciales propios de una biblioteca como: estantería, ficheros, mesas, sillas entre otros materiales. Los horarios que se ofrezcan deberán ser pertinentes, el trato que el bibliotecario en el momento de utilizar la biblioteca escolar deberá ser cordial y éste a su vez tiene la obligación de conocer la ubicación del material para poder brindarlo a los usuarios, mientras que todos los usuarios tendrán que comprometerse a cuidar el espacio y los recursos que nos ofrecen la institución.
En cambio, Lozano (2014) considera que a las bibliotecas escolares durante muchos años han existido muy ligadas a los procesos de enseñanza que se imparten en el aula, pero no se les ha dado la importancia que merecen y en muchos casos carecen de un profesional cualificado y con dedicación exclusiva para organizarlas técnicamente y prestar servicios eficientes a las comunidades educativas. Es por ello que, asegura este autor, que el empleo de la biblioteca escolar debe realizarse en el marco de las prácticas de la alfabetización informacional, pues se trata de una disciplina que permite a los individuos reconocer sus necesidades informativas y mejorar las condiciones para desarrollarse y crecer intelectualmente ya que promueve el aprendizaje social y motiva el continuo “aprender a aprender”.
Las bibliotecas escolares son el ámbito especialmente preparado para seleccionar, adquirir, procesar, actualizar colecciones, proporcionar espacios de equidad y democratización de la información y del conocimiento y de todas las acciones a favor de la inclusión social; son los lugares por excelencia donde niños, jóvenes y adultos encuentran las condiciones propicias para mejorarse tanto en la época de estudiante regular como a lo largo de toda su vida. De este modo, Rebollar (2014) señala que la biblioteca escolar es actualmente un recurso de primer orden para la consecución de los objetivos educativos en la educación básica, puesto que tiene aplicaciones inmediatas en la totalidad de las áreas del currículo. Según esta autora, este tipo de espacios contribuye a desarrollar hábitos de trabajo individual y de equipo, de esfuerzo y responsabilidad en el estudio así como actitudes de confianza en sí mismo, sentido crítico, iniciativa personal, curiosidad, interés y creatividad en el aprendizaje con los que descubrir la satisfacción de la tarea bien hecha. De allí que resulte necesario que las instituciones educativas destinen un sitio pertinente a estas actividades.
Conociendo la importancia de las bibliotecas escolares se hace más que visible la necesidad de desarrollar un lugar adecuado en donde los estudiantes tengan acceso a la lectura en diferentes formatos físicos y digitales que vayan de la mano con la investigación que permitan a sus usuarios un aprendizaje continuo, que permitiría en parte a vislumbrar al estudiante frente a la academia como una expectativa de vida hacedora de sueños mediante el goce aventurero que lleva implícito el conocimiento (Álvarez, 2017, p. 14).
Es por ello que desde la perspectiva de teóricos como Area Moreira y Marzal García (2016), una biblioteca escolar es un lugar necesario en los procesos educativos desarrollados en el interior de las aulas, porque se trata de un territorio de animación a la lectura, un centro de recursos o materiales didácticos y un foco o espacio para la ampliación del conocimiento. En concomitancia con lo anterior se vuelve imprescindible que se considere a la escuela, junto con su biblioteca, un elemento indispensable para que la educación del ser humano tenga éxito y pueda desenvolverse en la continuidad de su formación académica.
Las bibliotecas escolares y su influencia en la adquisición de competencias de comprensión lectora
La lectura se integra como destreza básica para la ampliación de la competencia en comunicación lingüística y el aprendizaje y se considera como la principal vía de acceso a todas las áreas. Por ello se hacen necesarias la aplicación de estrategias para el uso de la biblioteca escolar como espacio de aprendizaje y disfrute.
Para autores como Albelda-Esteban (2019), está demostrada la influencia positiva de la biblioteca sobre las dimensiones de la competencia lectora, puesto que “con el uso de la biblioteca, al alumno aprende a reconocer géneros y recursos literarios y a tratar con textos de contenido informativo en diferentes formatos y soportes; y refuerza sus competencias informacionales, tanto en sus búsquedas documentales como en el tratamiento y evaluación de la información” (p. 29). Asegura además que los alumnos que frecuentan la biblioteca desde edades tempranas experimentan mayor autonomía y seguridad en sus aprendizajes, porque la perciben como un recurso de ayuda y como un espacio de conocimiento por donde saben moverse con seguridad y confianza.
Explica Sandoval (2012) que la biblioteca escolar debe definirse como un proyecto educativo donde la comunidad escolar conciba los acervos como una forma de establecer condiciones materiales necesarias para favorecer el desarrollo de un modelo pedagógico, que requiere la presencia de una diversidad de títulos que posibiliten múltiples lecturas dentro y fuera del aula y de la escuela, y como una muestra del tipo de publicaciones que los alumnos pueden encontrar en distintos ambientes extraescolares.
Según Rebollar (2014), la lectura y la escritura son, sin ninguna duda, instrumentos fundamentales para la adquisición del conocimiento y para el aprendizaje a lo largo de la vida, por lo que trabajar en la mejora de la competencia lectora debe ser un objetivo prioritario y tarea de todos aquellos que comparten la responsabilidad en la educación de los niños y adolescentes, comprometiendo a toda la sociedad, especialmente a las familias y a los centros educativos. Leer y escribir hoy supone no sólo desarrollar la competencia lectora sino, además asociarlo a todas las competencias básicas especialmente a la competencia para aprender a aprender y a la del tratamiento de la información y competencia digital que permitan así la adquisición de la alfabetización mediática. En este sentido, la biblioteca se constituye en un espacio para el trabajo autónomo de los estudiantes donde pueden experimentar la libre exploración sobre los objetos y recursos del conocimiento.
El uso integrado de los recursos y actividades bibliotecarias, vinculados a tareas y proyectos, contribuye al aprendizaje autónomo, a la formación del hábito lector y a la socialización de la lectura. Entre los recursos, acceder a una colección bibliográfica amplia y de calidad es el factor que más contribuye a la competencia lectora. Se produce mayor impacto cuando el alumno recibe formación sobre su uso. Se confirma el impacto positivo del profesor bibliotecario sobre el aprendizaje autónomo y la competencia lectora del alumnado, especialmente cuando el profesor ha recibido una formación bibliotecaria básica (Albelda-Esteban, 2019, p. 29).
De esta manera, el bibliotecario escolar se debe convertir en un especialista en el tratamiento, la organización, la recuperación y la difusión de la información. Además como conocedor de los recursos de información destinados a los alumnos, tiene la oportunidad de crear mejores condiciones de acceso a dichos recursos y de facilitar su utilización entre la comunidad educativa, en función de las distintas necesidades. Sin embargo, estas necesidades se vuelven más exigentes con el paso del tiempo, es así que para Area y Amador (2012), la lectura de textos en internet requiere habilidades y competencias diferenciadas de las tradicionales en la lectoescritura. Y estas habilidades pueden ser generadas en el marco de la aplicación de los principios de la ALFIN.
Las bibliotecas escolares promueven la participación e interacción de los diversos actores en la escuela (director, colectivo docente, maestro bibliotecario, alumnos y padres de familia), y con ello se convierten en el espacio de vinculación con la actividad académica. Los libros de literatura infantil no sólo promueven la comprensión de la lectura. Además de la lectura, las capacidades para escribir, hablar y escuchar son fundamentales en el desarrollo del lenguaje. Estas cuatro actividades están estrechamente vinculadas entre sí; para que los niños adquieran y desarrollen sus capacidades de uso de la lengua, es indispensable practicar con ellos el uso de la palabra desde el lenguaje escrito, pero fundamentalmente desde el lenguaje hablado. En este sentido, la lectura en voz alta por parte del maestro es una herramienta invaluable, en la que las cuatro operaciones del lenguaje están presentes (Sandoval, 2012, p. 29).
En este sentido, para Rebollar (2014), las bibliotecas escolares suponen una herramienta básica en este nuevo concepto de lectura, transformando sus objetivos y funciones, debiendo convertirse en el motor del cambio, actuando como centro de recursos para la enseñanza y el aprendizaje, como espacio dinámico que apoye la labor del profesorado de las distintas áreas del currículo
Las TICs en el contexto de la biblioteca escolar
La alfabetización informacional es el marco que contiene los parámetros para adquirir las competencias y habilidades necesarias para hacer frente a los retos que marcan las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) y los diferentes soportes en que se presenta la información que a diario se utiliza.
Es por esta razón que enfoques como los de Area Moreira y Marzal García (2016) resultan por demás pertinentes. Estos autores aseguran que con la llegada de las TICs, los tiempos están cambiado de forma radical y existen muchas probabilidades que, a medio plazo, los libros de texto y demás recursos didácticos escolares analógicos empiecen a desaparecer del interior de los centros y las aulas. Sostienen, además, que presionada por este entorno tecnológico y sociocultural la institución escolar, en esta segunda década del siglo XXI, ha iniciado un proceso, probablemente sin retorno, de digitalización organizativa y pedagógica de su funcionamiento. Desde hace más de una década las políticas educativas están incorporando abundante tecnología y conectividad a las aulas con la finalidad, entre otras, de la lenta sustitución de los materiales didácticos impresos, por libros electrónicos, aplicaciones y entornos educativos del ciberespacio.
En este sentido, Area y Guarro (2012), señalan que las TICs han alcanzado tal grado de penetración y omnipresencia en nuestra vida que sin ellas carecemos de identidad y presencia social. Por esta razón las TICs no sólo hemos de definirlas como herramientas o artefactos a través de los cuáles ejecutamos distintas tareas o acciones como puede ser buscar información, redactar un texto, almacenar datos, elaborar una presentación multimedia, oír música o ver una película, sino también como un espacio para la comunicación e interacción con otros individuos y grupos sociales. Las TICs son, en este sentido, uno de los principales escenarios de la socialización de un sujeto del siglo XXI y requieren ciudadanos formándose permanentemente a lo largo de la vida debido a que la cultura digital está en constante transformación tanto de sus contenidos como de sus formas. Una de ellas es, obviamente, la biblioteca escolar.
En el marco de este tipo de bibliotecas, las TICs representan una necesidad imperiosa. Al respecto, Pinto y Uribe-Tirado (2017) manifiestan que una alfabetización informacional integral debe incluir lo documental, lo académico-investigativo, el espíritu crítico y el uso de este tipo de tecnologías. Desde la perspectiva de las competencias informacionales, se sugiere seguir un proceso de uso y apropiación de las TICs. Según De Pablos (2015), es importante que en las bibliotecas escolares y públicas realicen un trabajo colaborativo de alfabetización informacional que permita a los niños, a los maestros, a los bibliotecarios y a todas las personas que colaboran en la educación de los niños para que éstos se preparen adecuadamente para acceder a todos los retos que le impone la tecnología y pueda participar en igualdad de condiciones a las oportunidades que se localizan en la red.
Las TICs obligan a replantear diversos conceptos. Tanto así que teóricos como Grigsby (2015) y Kompar (2015) señalan que las bibliotecas escolares debieran ser reimaginadas en función de las necesidades educativas del siglo XXI. Las bibliotecas escolares en este contexto digital del siglo XXI se encuentran en la encrucijada entre la funcionalidad, por una parte, de atender y apoyar a funciones educativas de primer orden como son la alfabetización, la animación lectora, la lectura silenciosa y centro de profundización de saberes por extensión de las aulas, y por otra en transformarse y ser ventana o espacio de intersección con el Ciberespacio educativo y la Web.
Estrategias pedagógicas para el empleo de la biblioteca escolar
Orellana Guevara (2017) afirma que estrategia didáctica es más que solo aplicar una técnica con un listado de actividades o tareas para llevar a cabo, pues la concibe como la estructura de actividad en la que se hacen reales los objetivos y contenidos. Esta estructura implica un proceso que nace desde un punto de partida, que son los contenidos de información, puede ser nueva o alguna información previa que las personas participantes ya posean sobre el tema; y de ahí, hasta el punto en que se espera llegar; es decir, hacer real el objetivo, el cumplimiento de lo que se desea alcanzar cuando se propone el desarrollo de una estrategia.
La sociedad de la información y el conocimiento ha generado la necesidad de formar individuos críticos y autosuficientes que estén en capacidad de integrarse plenamente a lo largo de la vida a los desafíos que ella le presenta. En el contexto de la biblioteca escolar diversos autores como González (2015), Durban Roca (2015) y Álvarez (2017) han identificado una variedad de estrategias pedagógicas a implementar para su correcto y dinámico funcionamiento. Estas estrategias fueron algunas de las implementadas por los profesores de la Unidad Educativa Dr. Daniel Acosta Rosales de la ciudad de Montecristi. Constan entre ellas:
Foros y debates para concienciar a los estudiantes sobre las ventajas del empleo de la biblioteca
Organización de talleres en la biblioteca para identificar los libros, documentos y recursos de información disponibles
Realización de un cine foro en los predios de la biblioteca
Distribución de consultas y tareas que sean resueltas con las visitas a la biblioteca escolar
Visitas guiadas para conocer al personal de la biblioteca escolar y las fuentes bibliográficas de consultas disponibles.
Este tipo de estrategias, según la perspectiva de Rueda (2015), impulsan a que la biblioteca escolar sea una parte activa en cualquier centro educativo, ya que desde su quehacer puede ir desarrollando sus fines formativos y educativos; participando en la implementación y ejecución del currículo educativo, mediante estrategias que beneficien el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Otra estrategia, señalada por Sandoval (2012), es el hecho de distribuir por zonas abiertas el área destinada a la biblioteca escolar, de manera que haya la posibilidad de trabajar con subgrupos en el interior, siempre con las áreas conectadas entre sí. Usualmente se reparte el espacio disponible en una zona de estantería y otra de lectura en sala sin separación física. Estas dos áreas, con suficiente espacio para permitir la circulación de estudiantes en todas partes, deben facilitar el trabajo simultáneo de un grupo completo del plantel. Sugiere además que se consideren espacios para leer al nivel del suelo, espacios para compartir con pares y/o con adultos y nichos de lectura para subgrupos pequeños (3 o 4 personas) que garanticen el trabajo en equipo y el encuentro entre lectores. La biblioteca también debe considerar espacios para lectura individual y trabajos en equipos, así como para el diálogo y comentarios sobre las lecturas.
En esta línea, Orellana Guevara (2017) señala que es necesario que quien planifique una estrategia contemple los recursos que necesita para poder desarrollar cada una de las actividades; este recurso se puede incluir en el cronograma. No se indican los materiales que se requieren para confeccionar el recurso didáctico como tal, sino el recurso en sí. Esta autora ubica como ejemplo el caso de la celebración de la efeméride del Día del Árbol, fecha en la que se pueden prever los siguientes recursos:
Documentos ilustrativos que brinden datos o referencias sobre el tema
Imágenes para construir la historieta interactiva sobre la situación actual del planeta
Imágenes de apoyo visual para promocionar el tema en el biombo
El árbol que se va a sembrar
Mural del bosque
Libro de fotografías de los árboles
Algunos recursos son proporcionados por la persona a cargo de la biblioteca, otros se van construyendo a lo largo de las diferentes actividades programadas, como es el caso del mural y el libro de fotografías que construye el estudiantado como parte del desarrollo de las actividades. Una vez conocido cada aspecto que conforma una estrategia didáctica, se puede hacer uso de ella para desarrollar un proceso de enseñanza y aprendizaje específicamente en el contexto de las bibliotecas. A este respecto, Sandoval (2012) y Chaves (2015) creen necesario concebir la biblioteca escolar como un centro que integra los diferentes recursos de información con que cuenta la escuela, como son: los Libros del Rincón, los acervos de la biblioteca escolar, los acervos de la biblioteca de aula, los recursos bibliográficos y materiales que la escuela ha adquirido, mapamundis, revistas, folletos, hardware, programas (software), materiales de audio, video, internet y más fuentes de información, todos ellos con un fin común: apoyar las prácticas docentes dentro de las instituciones educativas.
Finalmente, González (2015) señala que es imprescindible que los docentes conozcan todo lo que ofrece la biblioteca escolar para enlazarlo con su práctica en el aula y valoren qué es útil, qué alcances o limitaciones tienen para su labor y así poder lograr conjugar los elementos que se tiene para su tarea como profesionales de la educación.
Conclusiones
La biblioteca escolar es un recurso pedagógico que permite trabajar el desarrollo de competencias, lo que demanda trasformar las prácticas docentes, desde la planeación hasta el trabajo en el aula, lo cual es un reto que deben enfrentar los docentes.
De esta manera, las habilidades para seleccionar, encontrar, evaluar y usar correctamente la información, encerradas en la disciplina de la ALFIN son indispensables para que los estudiantes puedan desenvolverse de forma autónoma ante los problemas de información que deberán resolver a lo largo de su proceso de aprendizaje.
El aprendizaje efectivo de las habilidades de información requiere del interés y la colaboración de profesores, bibliotecarios, alumnos, padres de familia y directivos. Adicional a ello, y no menos importante, se necesita que los estudiantes estén motivados para obtener habilidades para la resolución de sus problemas o tareas de investigación.
Los profesionales, bibliotecarios y especialistas en diferentes disciplinas que trabajan en las bibliotecas escolares deben estar especialmente capacitados y sensibilizados para trabajar de forma colaborativa y contribuir eficazmente a la implementación de actividades de alfabetización informacional entre los diferentes grupos que los visitan.