INTRODUCCIÓN
Antes de iniciar se debe dejar en claro que el presente trabajo se sustenta en el testimonio histórico, de tal manera se tomaron tres tipos de fuentes, las cuales representan los diferentes sectores protagonistas de este estudio (central obrera, sindicalismo autónomo y estudiantado) logrando así una visión holística de la situación y evitando caer en apologías sectoriales; trasversalmente a ello se realizó una revisión bibliográfica de la historia de los movimiento estudiantiles y sindicales en Colombia en busca de encontrar las primeras luchas en conjunto de los sectores populares, siendo así se encuentra dos propuestas casi colaterales en cuestiones históricas, por un lado encontramos el Movimiento Obrero, Estudiantil y Campesino (MOEC) y por el otro el Frente Unido del Pueblo, los cuales servirán en este punto inicial como eje contextualizado y articulador de las voces de los entrevistados.
Dando continuidad a lo anterior se entiende que “el testimonio histórico es una forma particular del relato en el que la personas se refiere, a través de sus vivencias personales, a algún suceso o proceso histórico del cual ha sido testigo, sin que el eje de su narración sea necesariamente su propia evolución en el trascurrir del tiempo” (Medina C, 1996: p 7), por ello cabe decir que este trabajo no busca encarnar verdades absolutas, si no por el contrario forjar representaciones de las diferentes versiones que se tienen frente a las posibles relaciones existentes entre el estudiantado y el movimiento sindical en Colombia, y de este último con las centrales obreras, logrando de tal forma dar cumplimiento a dos de los siete fines de la investigación social1: interpretar los fenómenos culturales o históricamente relevantes y dar voz, que como se ha tratado de denotar es el fin que acapara el mayor interés en este trabajo.
EL MOEC Y EL FRENTE UNIDO DEL PUEBLO: LA REIVINDICACIÓN DE UNIFICAR LAS FUERZAS
Si bien es sabido que entre los diferentes movimientos sindicales y estudiantiles, no ha habido una relación directa que represente una convergencia firme en sus acciones políticas, a lo largo de los procesos históricos colombianos han existido algunos trabajos político-organizativos como el MOEC y el Frente Unido del Pueblo más conocido por la participación y propuesta de Camilo Torres, que han significado un gran paso hacia la unión de los diferentes sectores populares en el arranque de una lucha popular con base en unos intereses conjuntos.
Teniendo en cuenta lo anterior vamos a enfocarnos en un movimiento que aspiró a reunir a varios sectores populares en una plataforma unificada de trabajo organizativo, reivindicativo y político, se trata del MOEC, movimiento que surgió a finales de los años 50, al cual se le atribuye como uno de los pioneros en configurar unas bases políticas que plantearan una tesis en la cual se promoviera definir una estrategia desde y para los sectores populares donde fueran estos los que tomaran el poder, enfocándose especialmente en la unidad entre estudiantes, trabajadores y otros sectores sociales populares como los campesinos.
Fue claramente en un contexto de disputas continuas del movimiento contra el alza en las tarifas del transporte público en el año 1959 donde se originó el Movimiento Obrero Estudiantil 7 de Enero (posteriormente denominada MOEC por sus alianzas y trabajo conjunto con el campesinado colombiano). Promovido y articulado especialmente por obreros, empleados y jóvenes venidos de distintas instituciones educativas (colegios y universidades), que conllevaban adelante las protestas callejeras y hacían énfasis por mantener una vehemente denuncia en contra de la hegemonía del Frente Nacional (1958-1974)2 y las “oligarquías”.[Ante ello], el MOE 7 de Enero reivindicó la necesidad de unificar las fuerzas campesinas, obreras, estudiantiles, juveniles y de clases medias y populares, de todos los partidos políticos, y tendencias ideológicas en un frente único de combate para luchar por la auténtica revolución social en Colombia. En ese sentido, la revolución social se convirtió en el objetivo estratégico del movimiento y el propósito de construir un frente único apareció como el instrumento ideal que permitiría avanzar en esa dirección. (Jaramillo, 2010, p.40)
Precisamente la importancia del MOEC radica en unos de los primeros intentos de propiciar y generar la unificación de fuerzas sociales y políticas, donde se plantea la necesidad de que los trabajadores, estudiantes y campesinos trascendieran las claras diferencias de color entre liberales y conservadores y entendieran que estas solos seguían las banderas del poder y la riqueza, por ello se recalcaba en la necesidad de forjar un objetivo en común y contar con un foco que reuniera y/o unificara todas las inconformidades y exigencias de los sectores populares en una sola lucha, para lograr un cambio social efectivo coherente con las verdaderas necesidades populares.
Dentro del trabajo realizado por el Movimiento, se potenciaba la opción de la creación de un “biblioteca de carácter científico”, la cual estuviera en correspondencia con la necesidad de secundar a los obreros, campesinos y demás sectores invisibilizados históricamente por el Estado colombiano. Al igual uno de los procesos más significativos del movimiento fue su acercamiento a la población desde el trabajo de base, construyendo su accionar político desde y con la gente de los sectores populares, para ello se realizaban una serie de visitas constantes a los diferentes lugares donde estaban ubicados los sectores populares, visibilizando de tal manera las problemáticas sociales concretas y materializando así los discurso, impidiendo caer en la demagogia propia de los años del Frente Nacional, en estas visitas se hacía énfasis en la necesidad de la unión, la solidaridad y la organización de los diferentes grupos populares a pesar de las crudas circunstancias particulares en las que vivían inmersos. Logrado con ello sustento practico y no solo discursivo en la lucha.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente, se debe recalcar que el proceso del MOEC fue uno de los primeros movimientos en establecer acuerdos comunes y relaciones concisas entre el sindicalismo, el movimiento estudiantil y los diferentes sectores populares, aunque no el único. Los años subsiguientes a la gran conglomeración de finales de los 50 fueron contenidos de un trabajo arduo de aglutinación, “concientización” y empoderamiento.
Para esa época el ambiente político-económico era cada vez más desalentador. Las fuerzas campesinas armadas habían sufrido una estruendosa derrota por parte del imperialismo y de las oligarquías intermediarias. Debido a ello se visibilizo una mayor concentración y expropiación de la tierra a los campesinos, dejando centenares de miles de campesinos asesinados por la reacción y grandes emigraciones del campo hacia la ciudad, agudizando el desempleo, agravando el problema de la falta de viviendas, y creciendo así las cifras de vagabundos, niños abandonados y mujeres arrojadas a la prostitución (Vázquez, 1992). Por estos años el cura guerrillero3 Camilo Torres Restrepo viajo a Bélgica donde culmino su doctorado en Sociología, desarrollando la tesis Una aproximación estadística a la realidad socio-política de Bogotá, publicada posteriormente en Bogotá (1987) con el nombre de La proletarización de Bogotá, donde se reafirmaba sus influencias marxista, preponderando su cosmovisión religiosa y político-social a favor de los desposeídos y explotados; a su regreso bajo el contexto vivido se sintió obligado a apoyar activamente la causa por los pobres y la clase trabajadora, siendo así, activo dentro de la UN4 desarrollo actividades académicas y políticas como la creación del Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC), donde junto con profesores y estudiantes realizo programas de acción comunal en barrios populares de Bogotá, trasversalmente a que dictaba clases de Sociología dentro del claustro, a esto se suma haber sido uno de los cofundadores de la primera facultad (ahora departamento) de Sociología en América Latina dentro del alma mater. Camilo consecuente con su pensar político-cristiano y agotado de no encontrar salidas dentro de las aras gubernamentales y burocráticas a las gruesas problemáticas que se manifestaban para los años 60, en el año de 1965 concretiza la propuesta del Frente Unido del Pueblo (Broderick, 1935: 163) propuesta que fue dada a conocer el 17 de marzo en la ciudad de Medellín:
A todos los colombianos, a la clase popular, a la clase media, a las organizaciones de acción comunal, a los sindicatos, cooperativas, mutualidades. Ligas campesinas y organizaciones obreras, indígenas, a todos los inconformes, hombres y mujeres, a la juventud, a todos los no alineados en los partidos políticos tradicionales, a los nuevos partidos, presentamos la siguiente plataforma para unificar en objetivos concretos a la clase popular colombiana. (García, 1966: 17)
Con esta propuesta de trabajo unificado se abre el segundo trabajo político-organizativo en la historia de Colombia que propende la unificación de los inconformes, siendo así, en el apartado número ocho de los motivos que sustentan la propuesta Torres (1965) dicta que “El aparato político que debe organizarse debe ser de carácter pluralista aprovechando al máximo el apoyo de los nuevos partidos, de los sectores inconformes de los partidos tradicionales, de las organizaciones no políticas y en general de la masa, debe tener una planeación técnica y debe constituirse alrededor de principios de acción más que alrededor de un líder para que se evite el peligro de las camarillas, de la demagogia y del personalismo.” Este punto está acompañado de los nueve mensajes que impartió en el periódico oficial de la plataforma del Frente Unido en el cual le habla a los estudiantes, campesinos, mujeres, sindicalistas y demás sectores sociales, llamándolos a la unión, hasta el punto de llegar el día 2 de septiembre del dicho año donde envia un mensaje a los militares a los cuales les dice: “Militares: El Frente Unido les promete unificar a la clase popular y organizarla para la toma del poder. No dejen de concurrir a la cita en el campo de batalla donde le daremos golpe mortal a esa oligarquía que oprime a todos los colombianos, que los oprime a ustedes como nos oprime a nosotros”
Siendo así, esta iniciativa embanderada por el cura guerrillero tuvo gran acogida dentro de los sectores populares colombianos, esta plataforma al igual que el trabajo del MOEC se fue construyendo en un accionar político desde y con la gente de los sectores populares, aunque a diferencia del MOEC, el Frente Unido del Pueblo llego a tener mayor acogida y trascendencia dentro del “proletariado”, logrando de tal manera la mayor aglutinación en la historia de Colombia de los sectores políticos contradictorios en un mismo eje y de estos con los sectores populares, pero el mayor avance en este sentido fue la convergencia de los intelectuales y académicos en los procesos revolucionarios. Todo esto hasta que el trabajo se vio truncado por constantes amenazas de muerte a Camilo Torres, por lo que decidió tomar las armas y seguir el camino del ELN5 ; con el cual desde el monte envía su última proclama al pueblo colombiano antes de caer muerto en una arremetida del ejército en Patio Cementó, el 15 de febrero de 1966, en esta hace alocución:
Yo quiero decirle al pueblo colombiano que este es el momento. Que no lo he traicionado. Que he recorrido las plazas de los pueblos y ciudades clamando por la unidad y la organización de la clase popular para la toma del poder. Que he pedido que nos entreguemos por estos objetivos hasta la muerte. (García, 1966: 102)
Esta experiencia dividió la historia social y política de Colombia; muchos años después Broderick autor del libro biográfico más leído de Camilo Torres Restrepo en una entrevista concedida al periódico El Tiempo señalo:
“Camilo fue el primer personaje colombiano
que logró tener importancia universal -explica-, antes de García Márquez y Pablo Escobar, y de Juanes y Shakira. Él era el primero (…) por el hecho de que muriera peleando, luchando heroicamente y como un mártir por la causa del socialismo o la sociedad transformada. Eso inspiró a mucha gente” (El Tiempo, 26 de junio del 2015)
Luego de ello la sociedad colombiana no ha presenciado un mayor acercamiento de los sectores populares, así como lo tuvieron en el MOEC y más fuertemente en el Frente Unido del Pueblo, desde los años 60. Concretamente desde el año 1966 con la muerte de Camilo Torres los movimientos estudiantiles no han tenido mayor aproximación y dialogo con los demás sectores populares, hasta el paro agrario del 2013, aunque este episodio no trascendió la coyuntura y las demandas, dejando al estudiantado en una postura netamente de apoyo. A ello se suma que después del Frente Unido del Pueblo el sector estudiantil y el sector sindical no han logrado aflorar una mayor cercanía.
EL SINDICALISMO Y EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN COLOMBIA: UN RELATO DE LA HISTORIA Y EL PRESENTE DESDE LAS EXPERIENCIAS DE DOS SINDICALISTAS Y UN ESTUDIANTE.
El sindicalismo en Colombia, el cual ya cuanta con una larga historia de lucha y resistencia desde tiempos lejanos, remontándose a comienzos del siglo veinte con la reivindicación y trabajo que tuvieron los obreros de la United Fruit Company, contra la multinacional bananera, lo cual desemboco - como actualmente sucede con los sectores que no se acomodan al orden establecido - en una represión desenfrenada, que dejo como fruto miles de trabajadores asesinados6. Aunque no se está seguro que en esta época se hablara de sindicalismo propiamente, este hecho quedo marcado en la historia colombiana como una de las grandes ejemplificaciones de la unión y organización obrera por la mejora de sus condiciones laborales.
Adicional a lo anterior, revisando un poco a grandes rasgos la historia colombiana se puede denotar que desde las épocas de la Colonia, durante la invasión y mandato español, muchos fueron los casos de esclavos que dejaron su sangre derramada por los ideales de un orden distinto que destruyera el statu quo imperante, ideales de libertad, cambio, igualdad y equidad entre el valor de producción y el valor de cambio recibido (lo que actualmente se le denomina sueldo, pensión, salud, pero que para dicha época simplemente era el hecho de vivir y comer) fueron la bandera que alzaron en dicha época; que si se compara un poco con la situación actual no están muy alejada de las actuales vivencias dentro del ambiente laboral y de las actuales reivindicaciones de los obreros.
Hay que dejar claro que en este trabajo no se busca enumerar y heroizar a la cantidad de ejemplo que se pueden traer a colación, si no entremeternos en las lógicas de dichos procesos que históricamente han sido de atención social, por ello es necesario reconocer que dentro de dichos procesos de organización como bien lo determina Tse-Tung (1937) las contradicciones son el eje fluvial de la lucha por un cambio social, pero no es solo en el campo del enemigo-amigo que se generan estas contradicción, las contradicción también están vigentes y latentes en el seno del pueblo, de los trabajadores.
Partiendo del planteamiento anterior encontramos que una de la grandes convergencias de las contradicciones entre el sindicalismo en Colombia, se encuentra en que las centrales obreras actualmente no cuentan con el respaldo de la base, debido a que estas son vistas como un conjunto de “incompetentes y que como representantes del sindicalismo en Colombia no están haciendo nada. (…) únicamente salen a remojar pantalla” (Ernesto Cano, Comunicación directa); de manera paralela en el ámbito del estudiantado este hecho no hace excepción, como ejemplificación de ello podemos traer a colación la desconfianza y desinterés de los estudiantes, que prefieren articularse en semilleros y colectivos estudiantiles de corto alcance (en el mejor de los casos interuniversitario) a hacer parte de organizaciones de carácter nacional como son la FEU, la OCE, y la ACEU, lo cual se debe en gran medida a que “esos movimientos lo únicos que hacen es desviar la verdadera lucha y engañar a los estudiantes para privilegiar sus interés políticos” (Estudiante de Universidad Nacional de Colombia, Comunicación directa).
Pero este hecho de ilegitimidad de las centrales obreras y estudiantiles no es el único problema que tienen los movimientos actualmente, adicional a esto se logra entrever que existe un disociación entre el estudiantado y el sindicalismo, ante esto “el sindicalismo ha tenido que repensarse, tiene que estar consciente de que esta brecha generacional no le sirve” (Gina Guarnido, Comunicación directa), porque actualmente “el apoyo [del sector estudiantil al sector sindical] ha sido muy poco representativo” (Ernesto Cano, Comunicación directa) y como muy bien lo expone este sindicalista “el apoyo debe ser mutuo y reciproco”, pero actualmente dicho apoyo es casi invisible e inexistente.
A esta situación son muchas las tesis causales que se pueden formular para tratar de matizar la lógica de esta disociación, pero en gran medida uno de los elementos fundamentales que propician este hecho es que “los estudiantes no conocen el mundo sindical (…) hay un grupo que tiene un desconocimiento total del mundo laboral” (Gina Guarnido, Comunicación directa) están tan enfocados en sus propias lógicas de la educación que se les olvidan pensar en el futuro: en el mundo del trabajo, se les olvidan que al pasar dos, tres o en el mayor de los casos cinco, seis años ellos pasaran a ser futuros obreros a los cuales se le vulnerara sus derechos, a los cuales se les explotara.
Pero como tampoco se trata de desacreditar al sector estudiantil hay que reconocer en un primer momento que “la generación de hoy es de muchachos guapos y verracos” (Ernesto Cano, Comunicación directa) sencillamente como bien lo mencionaba nuestra compañera Gina se trata de repensar como solucionar esa breva generacional y ese desinterés que impregna los espacios del estudiantado.
Aunque suene fácil, actualmente “es muy difícil encontrarlos y llamar a los jóvenes porque es que la cátedra en la universidad no promueve el sindicalismo, no promueve las colectividades de hecho en algunas se promueve el individualismo. (…) en ese sentido es muy difícil que los jóvenes tengan conocimiento y quieran adherirse a grupos o formar organizaciones sindicales” (Gina Guarnido, Comunicación directa). Pero a pesar de ello desde los sindicatos toca apoyarlos, toca mirar como entrar a trabajar con ellos.
Hay que entender que “hasta ahora el sindicalismo se está renovando (…) y los jóvenes tiene la tarea de renovar esto, de crear nuevas posiciones [nuevas opciones]” (Gina Guarnido, Comunicación directa), “ellos deben escuchar todas las ideas y de todos los lugares para que de esta manera puedan sacar sus propias conclusiones” (Ernesto Cano, Comunicación directa).
En ese momento tanto los sindicatos como los movimientos estudiantiles sabrán y más que saber entenderán la necesidad de reformular su accionar, encaminándolo a la unión, donde se forje programas conjunto para garantizar un fortalecimiento en la lucha y así “hacerle sentir a las bases que si tienen sangre nueva en el sindicalismo, que los puede representar con honestidad sin venderse” (Ernesto Cano, Comunicación directa).
EL DECLIVE ACTUAL DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Y EL SINDICALISMO COLOMBIANO: DOS FRUTOS DISTINTOS CORTADOS DESDE LAS MISMAS RAÍCES
Teniendo en cuenta el trabajo realizado hasta el momento, se logra visibilizar una serie de convergencias, contradicciones y problemáticas dentro de las centrales, colectividades, organizaciones obreras y estudiantiles, debido a ello y con base en las entrevistas y el material bibliográfico revisado, a continuación se expondrá y examinara unas de las falencias y problemáticas que tiene actualmente al movimiento estudiantil y trabajador en esa situación de declive, que se agudiza cada día más, impidiendo de tal manera una formación coherente con la unificación de los inconformes.
Primacía de los intereses personales por parte de algunos líderes: Las desconfianza de la base estudiantil y sindical hacia los gremios en Colombia radia entre otros factores en la evidencia de que sus “líderes” (veamos el caso de FECODE, 2015 y la MANE, 2011) en cierta medida han desviado su acción pragmática por el solo discurso. A ello se suma que dentro de los estudiantes y obreros en la actualidad existe una falta de legitimidad, al sentir que la responsabilidad de liderar las reivindicaciones del trabajador o el estudiantado en las negociaciones con el gobierno y los patronos se está dejando de lado, donde el movimiento sindical y estudiantil es manoseado y utilizado para garantizar unos intereses particulares, perpetuando el statu quo de la masa, mientras los (as) lideres reciben a cambio beneficios de parte de empresarios, terratenientes, industriales o del gobierno
Relación de las organizaciones obreras y estudiantiles con partidos e intereses políticos: Los nexos entre los dirigentes sindicales y estudiantiles en materia de política y sus consecuentes filiaciones a partidos político, no han sido para nada una taboo para la sociedad colombiana, lo cual no se pretende atacar, pero la cuestión radica y la historia nos lo muestra (caso de MANE, 2011) en cuanto los intereses políticos se yuxtaponen a los intereses del trabajo estudiantil y sindical, lo cual se materializa en un sesgo prioritario, desbocando en una desviación de las luchas concretas con el fin de lograr cumplir el objetivo macro del partido. Por ello se debe pesar el manejo de esta relación que resulta ser problemática para el trabajo de organización y reivindicación, debido a que los proyectos nacionales de los partidos no acogen las demandas concretas de los sectores populares, además de que se cae en los dilemas de la repetitividad.
Atomización de la unión y falta de dialogo entre los diferentes sectores populares: En los últimos treinta años la variedad de las centrales y organizaciones sindicales y estudiantiles ha presenciado una creciente expansión; cada día se logra visibilizar una mayor fragmentación dentro de la masa obrera y estudiantil, eso se debe en gran medida a que la base ya no tiene credibilidad y proyección en las centrales, lo cual los impulsa a formular nuevos proyectos políticos-organizativos que reivindiquen sus ideales, sus metas, sus objetivos: sus luchas. Con ello el movimiento estudiantil y obrero inmersos en sus propias lógicas pierden el sentido de la realidad y se les olvida que sus problemáticas están conectadas con las demandas de los otros sectores populares, impidiendo así la visualización holística de cuestiones fundamentales en el análisis de la realidad social. Lo cual conlleva a desconocer la necesidad de crear y recrear con los diferentes sectores populares, invisibizando de tal forma la importancia del dialogo para ir refinando las reivindicación y retroalimentando el modus operandi, y de tal manera lograr que la lucha coja firmeza en lo concreto.
Hay que reconocer que de los puntos anteriores sobre salen nuevos factores como son la lectura de los nuevos contextos, la utilización de los aparatos de divulgación y la histórica censura y desacreditación por parte del Estado7 colombiano, quien como afirma Altusser (1988) ya no solo cohesiona a partir del poder de las armas y la violencia, puesto que él entendió que le es más fructífero emplear la cultura. Siendo así, los movimientos sociales en general y el sindicalismo y el estudiantado en particular son día a día atacados a partir de la narrativa (ideología) dominante reproducida en los medios de comunicación y suscitadas en las familia, las escuelas, los libros y la sociedad.
UN FUTURO UTÓPICO: ANOTACIONES AL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Y OBRERO COLOMBIANO
“No hay denuncia verdadera sin compromiso de transformación, ni compromiso sin acción”.
Paulo Freire
A esta caótica realidad donde los movimientos sociales (entre ellos sindicales y estudiantiles) son vulnerables, dentro de ellos mismo y dentro de una sociedad que ha aprendido a satanizarlos y/o ignorarlos se abre el reto en este contexto del siglo XXI de repensar su accionar político-organizativo en la diversidad, desde el sur y con la gente (Torres, 2011). Por esto en este punto de la historia el sindicalismo y el estudiantado colombiano tiene la necesidad y la tarea de trabajar bajo el plano concreto de la realidad social y no abstracta de las ideas, forjando de tal manera nuevas iniciativas que generen un intento de solución, cambio o salida coherente con la paupérrima situación actual del trabajador y el estudiante.
A lo anterior hay que anotar que el movimiento estudiantil como el obrero vive actualmente un estado de reposo, el cual muchos de sus participantes lo denominan un estado de preparación y “conspiración”, mientras las problemáticas que atañen a casa sector cada día se agudizan más, por ello se hace necesario realzar la lectura en los nuevos contextos, reformulando así los objetivos, los cuales sirvan como base de nuevas acciones a tomar. En este punto hay que entender que la lucha es un dialéctica como muy bien lo anotaba Marx (1845) por ello un avance es un retroceso a la vez, pero es en este juego reflexivo donde se debe materializar la desconfianza y apatía en clamor y rebeldía.
Por ello se hace necesario re-pensar los nuevos aparatos de divulgación, y con ello se hace énfasis en la búsqueda de nuevas herramientas que estimulen a la base a traspasar la indignación que impregna las redes sociales y las voces humanas y convertirlo en trabajo organizativo; en este punto los académicos, intelectuales y estudiantes juegan un papel fundamental, en convertir el análisis, interpretación y/o explicación de fenómenos sociales en armas militantes, puesto que “no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” (Marx, 1845: 2). Sumado a ello se debe fusionar los ámbitos políticos - y si se quiere - revolucionarios con pedagogía, puesto que se hace necesario entender como la historia no lo muestra que las grandes conquistas político-sociales se logran de la mano de la base.
Por ultimo cuando se habla de pedagogía se remonta a esta como un herramienta de permita la interlocución entre los diferentes procesos organizativos, entre estos y la masa y por ultimo entre esta con sus dirigentes. Siendo así la pedagogía debe ser entendida como un arma que permita no solo entender la realidad sino transfórmala, entendiendo que “nadie educa a nadie [y] nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo” (Freire, 2005: 132). Siendo así el llamado es a que los diferentes movimientos, colectivos u organizaciones comprendan que el trabajo se hace en conjunto con la base y no unos guiando a otros, cuando se comprenda eso se entenderá que es en la retroalimentación y unión entre proceso y con la refinación del pueblo que se lograra construir programas político-populares con mayor firmeza de demanda y con mayor respaldo dentro de la base. Luego de ello, lo que resta es muchos más fácil porque se contara con lo más importante: la gente; ya los temas de redes de trabajo y apoyo, entre otros serán fruto de un trabajo de discusiones que se tendrán que dar en el camino. Así y solo así el movimiento sindical y estudiantil lograra crear planteamientos de trabajo, organización y lucha de alcance político a futuro que estén acordesa los momentos actuales.