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Sophia, Colección de Filosofía de la Educación

versión On-line ISSN 1390-8626versión impresa ISSN 1390-3861

Sophia  no.24 Cuenca ene./jun. 2018

https://doi.org/10.17163/soph.n24.2018.05 

Articles

La religión y la formación de la civilidad

Religion and the formation of civility

1Fundación Observatorio Multidisciplinario para la construcción del conocimiento/ Bogotá-Colombia


Resumen

La religión o las religiones han consolidado desde siempre, la cultura en la que se encuentra inserto el hombre. Ella, desde su origen, está en la búsqueda de un Dios protector que es necesidad de muchos hombres y de la humanidad para que quite los sufrimientos de los seres humanos, que confían en él por medio de la fe, que han tratado de buscar su significado a través de la teología y la filosofía. Y sin embargo, hay que tener en cuenta que la religión tiene un componente esencial en la mente y la afectividad, y debería ser abordada desde la familia y la escuela para ser vivida y sea la el protagonista en la consolidación de los valores espirituales, sociales, familiares y personales. La religión y las religiones en la historia de la humanidad, tenían siempre un protagonista esencial. Es el caso de la religión cristiana en la cual la figura principal es Jesús de Nazaret, quien será el “Maestro” que consolida su fe en un Padre, Dios. Él va a tener muchos seguidores a través del tiempo. El cristianismo ha sido objeto de estudios filosóficos y teológicos que incluyen, además otros estudios psicológicos y sociológicos, dada su trascendencia e impacto dentro del individuo y la sociedad. Sin embargo, el cristianismo también se ha utilizado para hacer barbarie, como en América cuando los españoles llegaron e impusieron su fe y creencias por medio del terror, sumados las malas actuaciones del tribunal de la Inquisición tanto en Europa como en América Latina. En nombre de la fe cristiana y para salvar el cristianismo en estos tiempos se continúan cometiendo crímenes en nombre de Cristo lo que destruye la esencia misma del cristianismo.

Palabras clave Amor; cristiano; religión; hombre; persona

Abstract

The religion or the religions have consolidated the culture in which is the man, the religion since its origin is in search of a protector God that is a needing of many men, for the humanity which takes off the sufferings of the human beings, who in him by means the faith, which have tried to answer the meaning through the theology and the philosophy, however, there is to bear in mind, that the religion is and has been an essential part for the mind and must be strengthened since the family, since the school for to be lived and to be the protagonist in the consolidation of the spiritual, social, familiar and personal values. The religion and the religions inside the history of the humanity always have had an essential protagonist. It is the case of the Christian religion, its principal figure was Jesus de Nazareth, who is going to be the “Master” and he consolidate the faith in the father, God and he is going to have many followers which are in there timer. The Christianism is and has been an object of philosophical and theological studies including: psychological and sociological studies by its transcendence and impact inside the society and inside the man. The Christianism has been used for to make barbarism like in America when the Spanish arrived the crusaders and all the bad acts made by the Inquisition Court in Europe and Latin America, in the name of the Christian faith for to save the Christianism and the faith in these timer continue making crimes in the name of Christ destroying the essence of the Christianism.

Keywords Love; christian; religion; men; person

Forma sugerida de citar:

Rincón Rueda, Alberto Isaac (2018). La religión y la formación de la civilidad. Sophia: colección de Filosofía de la Educación, 24(1), pp. 171-205.

Introducción

El presente escrito parte de una serie de interrogantes que posiblemente sean resueltos en el desarrollo del documento. Tales interrogantes se expresan en las siguientes preguntas ¿Cómo las religiones consolidan la existencia del hombre y su relación con Dios? Y ¿Cómo las religiones son determinantes en el comportamiento de la persona en su existencia en cuanto a lo político, económico y social?

Ya que la religión constituye una vivencia personal y es también, en la mayoría de los casos, una expresión social de los pueblos, porque “Toda religión es originalmente ‘imagen del mundo’ o, como dice Rawls, una comprehensive doctrine (una ‘doctrina omniabarcante’), y ello también en el sentido de que reclama autoridad para estructurar una forma de vida en conjunto” (Habermas y Ratzinger 2013, p. 30) que cada hombre va tomando. Es así que desde el origen de la humanidad, surgen las religiones como respuesta a las preguntas fundamentales que se hace toda persona. Así se van construyendo las grandes religiones monotéicas como el judaísmo, donde el hombre cree en un solo Dios creador de todo, creencias que se sustentan en el Antiguo Testamento. También la religión Islámica, de origen abrahámico, como el judaísmo y que hoy tiene vertientes radicales y fundamentalistas que llegan al fanatismo y a nombre de Alá cometen actos de terror y miedo para imponer políticas teocráticas. Por otro lado el Budismo es una religión que es su proceso de práctica lleva al hombre a que abandone el mundo material para dedicarse a lo espiritual.

La religión cristiana con numerosos seguidores, constituida por numerosas vertientes, iglesias y aún sectas, centran su religiosidad en un Dios de amor y en Jesucristo quien a través de sus enseñanzas revoluciona el mundo de su época, rescatando la dignidad del hombre, a través del amor y de los valores que debe asumir cada persona y que se suscitan desde la familia y en la sociedad para vivir en un mundo mejor. “Yhavé es clemente y compasivo, lento a la cólera y lleno de amor” (Biblia de Jerusalén, Salmo 103, 8; 1979) Dios da amor sin condiciones.

Por eso es importante que la educación no deje de lado la formación religiosa y que esta sea parte del sistema educativo sin entrar en discusiones bizantinas, la formación religiosa debe formar parte de la educación integral a la que todo ser humano tiene derecho, puesto que ello significa el reconocimiento de sí mismo y de ser persona; que desarrolla un sistema ético y moral con unos valores, que le ayudan a no caer en el relativismo moral que están viviendo algunas sociedades y culturas tomadas por el consumismo, la mercantilización de la vida, el facilismo y la corrupción.

Personas que cambian un proyecto de vida, por una sensualidad inmediata y efímera en la realidad de las drogas, el mercado del sexo, negando incluso su identidad sexual. Situaciones que pueden surgir desde la familia, porque no se da una educación sustentada en el amor cristiano o en el sistema religioso cultural de su entorno.

Es importante que en ese proceso educativo cultural, religioso y de fe se tenga presente que “el pensamiento constituye la capacidad de pensar y expresar ideas como una necesidad de ponerse en contacto con los demás, todo esto se conseguirá cuando los individuos ejerciten procesos del pensamiento para transferir notablemente ideas significativas a la sociedad” (Jaramillo y Puga, 2016, p. 36). Ideas que son indispensables cuando se está en su ambiente académico donde puede decidir, manifestar y compartir su religiosidad con las demás personas, ya que la religión y la fe generan situaciones de vida que es importantes que las personas compartan no solo desde la educación religiosa sino incluso desde las ciencias humanas, la filosofía e historia para consolidar la religión y que los educadores, la familia y la escuela no olviden el significado y aporte de la religión al desarrollo en la humanidad.

La religión en la cultura

El hombre actual ocupa un espacio existencial dentro de una cultura determinada, lo que le permite encontrar un lugar que le da argumentos importantes para vivir siendo parte de un sistema social, político y económico que está reforzado por políticas y normas de vida. Y un sistema educativo que le da herramientas valiosas para construir proyectos que se le constituyen en esencia, que le permiten ser importante en este mundo global, en el que su condición de persona llega a ser cuestionada.

Este espacio de vida que tiene todo ser para consolidar su existencia le permite ser propositivo en los sistemas políticos, sociales, productivos o culturales o por el contrario le impide encontrar el sentido primordial al hecho vital de estar en el mundo y lo lleva a dejar que la existencia transcurra sin ningún propósito a esperar el fin de los días sin lograr el estar consigo mismo y con los demás, lo que lo haría persona de bien, feliz y no solo esperar la muerte como fin último de una existencia en el que todo termina en la nada. Esto logra en las personas que llegan a esta situación, la pérdida de sentido de todo, incluyendo su propio ser de persona racional, del actuar propio e incluso el significado que tiene la espiritualidad, lo trascendente, la fe y lo religioso. El significado de la realidad

personal, social, psicológico, religioso que el hombre en estas circunstancias ha perdido en este mundo tan complejo y en ocasiones sin razón ya que el hombre no está ideado como un individuo encerrado en su yo. Está dispuesto para un tú, tanto humano como divino, es por ello por lo que esta disposición encuentra su más alta perfección en el diálogo esencial del hombre con Dios a lo cual llamamos religión (Hanssler, 1973 p. 81).

¿Cómo ha sido el proceso de consolidación de la religión? La religión desde su creación por los hombres ha tenido como finalidad encontrar un sentido a la vida y a la muerte, constituyéndose en el eje fundamental para algunos. El humanismo y la cultura de los pueblos han consolidado la religiosidad en esencia vital de la existencia. En algunas comunidades y culturas es la religión la que rige el destino del hombre, de pueblos y naciones; en la que los gobiernos sustentan las políticas que siguen los ciudadanos. Dios-religión ejerce el control vital de todo. Así aconteció en Europa occidental durante la Edad Media cuando se mantuvo una unidad religiosa de Dios con los hombres –gobernantes y gobernados– e incluso en nombre de Dios y la religión se libraron guerras que sembraron la muerte y la destrucción del hombre y sus creencias religiosas.

Desde la época primitiva el hombre siente la necesidad de crear un espacio de carácter religioso en el que muchos ritos terminaron en situaciones violentas en las que la vida de algunos hombres era la ofrenda hecha a los principales dioses. El mito es el primer elemento en la creación de la religión y los sistemas religiosos. A través de él se empieza a responder a situaciones naturales y sobrenaturales que interpelan al individuo, se da paso a la instauración de numerosos dioses con diferentes atributos, haciendo énfasis en la protección del hombre frente a situaciones adversas que se le presentan en la cotidianidad, y que busca respuestas a la realidad del mundo y a los acontecimientos que suceden después de la muerte. La religión ha sido y sigue siendo parte significativa para la humanidad porque es repuesta a la incertidumbre que enfrenta la persona en su vida diaria y busca en el mundo religioso un encuentro con esa verdad que le es esquiva y misteriosa. Así el hombre pretende encontrar en ese espacio la razón de ser y de su permanencia en el mundo y en el más allá desconocido que construye con imaginarios creados por él mismo.

La lingüística nos guía en la comprensión del término indicando que:

Religión es más acertado buscar en ‘re-legere’ que en ‘re-ligare’ el origen del vocablo latino correspondiente ‘Religión’ atendiendo a su etimología, religión significa entonces un constante ‘Revolver-se’ un cuidadoso y concienzudo considerar algo (Brugger, 1978, p. 447).

Por otra parte la religión es considerada por muchas personas, culturas, pueblos como el simple acto de ir al templo a orar, al culto o a lugar donde las personas se reúnen a escuchar a diferentes dirigentes espirituales: sacerdotes, pastores, monjes o religiosas de las congregaciones, quienes leen, orientan y dirigen a los fieles y además explican los textos sagrados.

Por otra parte hay que tener presente que:

El término religión (…) en su sentido más corriente designa un conjunto de creencias relativas a un orden de realidad superior al orden concreto de las cosas, así como a los comportamientos o conductas (sentimientos, ritos, organización social, reglas morales, etc.) relacionadas con aquellas creencias (Caratini, 1970, p. 102).

Sin embargo se manejan múltiples definiciones de lo que significa el término religión y el hombre va acomodando al momento que está viviendo, al diario vivir en la que está inmerso. Busca desde allí respuesta a hechos y acontecimientos que van pasando, solicitando ayuda de Dios a través del acto personal de orar. Con él pide solución a dificultades que lo aquejan como enfermedades, trabajo, conflictos personales e incluso guerras.

Pero también la religión sirve para justificar abusos y crímenes que el hombre por intolerancia y falta de diálogo comete. Acude a ella y a los ritos para implorar la solución de los problemas que tiene el individuo y la sociedad.

Se ha dicho al respecto de la religión qué es, teniendo en cuenta el propósito que se encuentra en la definición:

(…) la religión no es la teología, es la práctica y la concepción de las personas corrientes. Y a la mayoría de ellas la creencia en algo sobrenatural y las supersticiones se las inculcaron en la infancia, cuando aún no podían formarse un juicio del valor de lo que vendían como una concepción del mundo. Lo que atacan los críticos es precisamente la falsedad de tal concepción y sus consecuencias en un mundo de sufrimiento (Grayling, 2011, p. 17).

La religión se ha constituido a través del tiempo en un hecho, que durante la historia de la humanidad, mueve masas de gentes a los actos y ceremoniales religiosos que tienen como fin de rendirle honor al creador del universo, de la vida y el hombre: Dios, según los escritores sagrados. En la Biblia se lee: “entonces Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente” (Biblia de Jerusalén, Génesis 2-7, 2013).

El hombre creador de cultura, sociedades, sistemas políticos, sistemas educativos y de la misma religión, pretende que ésta le dé unidad a las sociedades en lo espiritual, ético y moral e incluso que se constituya en parte fundamental del Estado en la que los gobernantes se amparen para desarrollar las políticas de sus naciones. Pero algunos en nombre de la religión y de Dios han cometido los más grandes genocidios como aconteció en América en épocas de la conquista española, cuando las comunidades nativas fueron arrasadas imponiéndoles una religión ajena a su cultura. Y es que:

(…) hay que entender que una religión es un sistema cultural de comportamientos y prácticas, cosmovisiones, ética u organización social que relaciona la humanidad a una categoría existencial. Muchas religiones tienen narrativas, símbolos e historias sagradas que pretenden explicar el sentido de la vida o explicar el origen de la vida o el universo a partir de sus creencias sobre el cosmos y la naturaleza humana, las personas pueden derivar una moral, ética o leyes religiosas o un estilo de vida profunda (Wikipedia Asian Month, 2016).

Se puede decir que la religión se encamina a fortalecer al hombre desde la fe y la espiritualidad y es un proyecto de vida para miles de personas que ven en ella una de las alternativas más importantes para el ser humano. Por eso dedican su espacio vital a la religión y a la práctica religiosa asumiendo las propuestas que hacen los diferentes escritos sagrados que tienen todos los sistemas religiosos que se han desarrollado en la historia de la humanidad. Igualmente siguen la orientación de los líderes: sacerdotes, pastores, guías espirituales, quienes apoyan a las personas fortificándolos en su accionar dentro de un sistema religioso, sea el que sea, su fin es robustecer la vida espiritual de los creyentes y seguidores de las diferentes tendencias religiosas o espirituales que acogen al hombre.

Esto se puede hacer desde la educación conscientemente, en la que el docente esté capacitado para ello, dando herramientas para que los estudiantes encuentren, en este proceso, la razón de ser de la religión, que es camino de vida con todas las implicaciones en su vida personal y social. Los estados latinoamericanos, con un fuerte proceso de secularización, no consideran fundamental la formación religiosa en los programas académicos, sólo lo mantienen las instituciones educativas confesionales que encuentran en ellos la esencia de la formación de las personas como proyecto de vida en todas las dimensiones.

Las grandes religiones del mundo de hoy

El judaísmo

Es el judaísmo una de las grandes religiones que existen hoy en el mundo con un gran número de seguidores. Surgido en Mesopotamia a orillas del Éufrates en el seno de las tribus que ocuparon el territorio de los babilonios y acadios y que constituían la tribu de los hebreos, que significa, según Caratini (1970):

…los que pasan el río. Del verbo hibrit, significa pasar, atravesar. Entre estos nómadas, entre estos hebreos, hay algunos en cuyas prácticas religiosas adoran a un solo Dios (monoteísmo). Se trata de un clan que probablemente debía de agrupar algunos centenares de personas y cuyo jefe –el patriarca– se llama según la tradición Abraham (p. 23).

Este patriarca saldrá de la ciudad de Ur, en el golfo Pérsico en el siglo XVIII a. C. Cuando gobernaba el rey Hammurabi y se establecerá con su tribu en lo que es el territorio de Palestina el mismo que pasa hoy por uno de los conflictos más crueles que ha tenido la humanidad; situación ésta que se remonta a esas épocas antiguas y que se resume en la lucha por la tierra y la vida, lucha en la que se involucra la religión y en la que los pueblos salen sometidos a las condiciones de algunos apoyados en la misma fe.

Y habiéndose quedado Jacob solo, estuvo luchando alguien con él hasta rayar el alba. 26. Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación femoral, y se dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con aquél. 27. Este le dijo: ‘Suéltame, que ha rayado el alba’. Jacob respondió: ‘No te suelto hasta que no me hayas bendecido’. 28. Dijo el otro: ‘¿Cuál es tu nombre?’ -Jacob- 29. ‘En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido’. 30. Jacob le preguntó: ‘Dime por favor tu nombre’. ‘ ¿Para qué preguntas por mi nombre?’ Y le bendijo allí mismo ( Biblia de Jerusalén, Génesis 32. 26-30, 2013).

La religión judía se sustenta en algunos textos bíblicos del Antiguo Testamento siguiendo el orden de la biblia hebrea, los israelitas fueron un pueblo que deambuló por diferentes lugares del oriente medio. Moisés sacó al pueblo judío de la esclavitud de Egipto y caminaron por largos años en busca de la tierra prometida y es en el monte Sinaí en el que Dios le dicta a Moisés las leyes, escritas en unas tablas de piedra que constituyen el decálogo del pueblo y fortalecerá la religión judía. Esos mandamientos cohesionan y dan identidad al pueblo entre las naciones:

Dios pronunció estas palabras ‘Yo soy Yahvé; tú Dios que te ha sacado del país de Egipto, del lugar de esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mi4 No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos, abajo en la tierra o en las aguas, debajo de la tierra’ (Biblia de Jerusalén, Éxodo 20, 1-4, 2013).

Las prescripciones de Dios a su pueblo tenían que ser cumplidas. Y hoy forman parte de la doctrina y tradición judeo-cristiana; los creyentes deberán tener un día de reposo para santificar a Dios y consolidar la fe, las creencias, los valores religiosos de la población, que incluyen la moral y la ética. Surgen en la familia y se concretan en la vivencia social: honrar a los padres, no matar y no cometer adulterio, no robar y no dar falsos testimonios, tampoco se codiciará las cosas de los demás, ni la mujer del prójimo, o los bienes de los demás. Este código permitió arraigar la religión judía y posteriormente la cristiana, y fue usado para reforzar su proyecto religioso, para que los seguidores cumplieran las propuestas hechas por “Dios” lo cual permitía que la comunidad actuara y conviviera en paz junto a otros pueblos y creencias.

La observancia hebrea se ha constituido en una propuesta de vida para su comunidad. Propuesta sustentada en la enseñanza y educación de los fieles, en la que se afirma que Dios es único creador, quien gobierna todo cuanto existe incluyendo al hombre que tiene que cumplir con lo dicho por Él. Que eligió a Israel para depositar la ley y le benefició con la alianza pero que debía difundir y arraigar la religiosidad en el pueblo y sus seguidores

Todos los actos, los pensamientos de los hombres son conocidos por Dios, que recompensa a los buenos, aquellos que siguen la ley y castiga a quienes la transgreden. Esta justicia divina se manifiesta también con el envío de un Mesías que liberaría a Israel y conducirá de nuevo a los judíos a Palestina, donde se instituirá un verdadero reino de Dios (Caratini, 1970, p. 32).

Para los israelitas el alma del hombre es inmortal y resucitará cuando Dios lo considere. Cuando se practica, se vive y se profesa una creencia religiosa se asume desde la interioridad de la persona, desde el fondo de su ser, sin llegar a racionalizar el hecho o estar dentro de ese mundo que se ha asumido y que la persona desea. Se convierte en una necesidad y medio para salir de las situaciones que lo mortifican y no lo dejan estar consigo mismo y con los demás. Cuando los hombres han perdido el rumbo que tiene la existencia, la religión se constituye en una red que atrapa, enreda a las personas, con la única posibilidad de estar de la mano de Dios y no de la de los hombres quienes engañan y no cumplen la ley de Dios que es el único, el creador y gobernador de todo lo existente. Dios que es considerado por los judíos como el espíritu único, puro, eterno e inmutable.

Los judíos en su vida religiosa aceptan la inmortalidad del alma y la promesa de que los muertos resucitarán cuando Dios lo determine. Además consideran el Sabbat como esencia de su religiosidad. Este consiste en la observación de la ley desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol el sábado, en este tiempo ellos se abstienen de actividades y se reúnen en la Sinagoga a celebrar sus ritos y a orar. El sustento de esta norma está en el decálogo “pero el día séptimo, es día de descanso en honor de Yahvé, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad” (Biblia de Jerusalén, Éxodo 20, 10-11, 2013).

En la Sinagoga la oración es comunitaria recordando a Dios y sólo se puede realizar en el templo de Sion en Jerusalén “existen dos oraciones esenciales (Shema Israel, Deuteronomio VI/4) que proclama la unidad del eterno y Shemoné Esré, la oración de las bendiciones, que celebra al Dios de Abraham y la alianza que concertó con Israel y las promesas de redención” (Caratini, 1970, 261, 3) la religión judía afianza su unidad como pueblo siguiendo las enseñanzas de Dios que son precepto que debe tener el pueblo como normas para vivir en comunidad sin embargo los gobernantes del pueblo de Israel usan la fuerza de las armas para ocupar territorios y someter a sus vecinos de Palestina y a los árabes.

Dios gobierna todo y todo está sometido a la ley de Dios, las actividades diarias, los negocios, la política la vivencia diaria se guía por el mandato divino. El Estado y sus políticas deben coincidir con el deseo de Yavhé.

Religión islámica

El Islam es otra de las religiones que en nuestro mundo tiene miles de seguidores, en ella se dan diferentes tendencias: aquellos que siguen las ideas de la propuesta religiosa tal como la que propuso Mahoma y está consignada en su libro guía el Corán ellos lo adoptan como proyecto de vida e incluso político sin llegar al extremismo y a la destrucción del otro; y otras vertientes religiosas que son extremistas y fundamentalistas, a quienes no les importa morir por la religión y por supuestos ideales religiosos del Islam y de Mahoma para honrar a Alá:

El profeta Mahoma que funda la religión llamada el Islam, nació en La Meca en el año 570, en esa época los pueblos árabes adoraban diferentes dioses. Mahoma tuvo gran éxito en su tarea como viajero y mercader y fue influenciado por las creencias del Judeocristianismo de adorar un solo Dios (Smith, 2006, p. 106).

La tradición afirma que el profeta Mahoma tuvo cercanía con el arcángel Gabriel, quien lo inspiró para escribir el libro sagrado del Islam: “El Corán”, en el que se afirma la existencia de un solo Dios.

El término “Islam” significa rendirse ante Dios, estar con quien le dará revelaciones para la vida, pero para un hombre de La Meca del siglo VII haber sido llamado por Dios para ser su profeta, era algo tan extraordinario que Mahoma duda de la veracidad de sus visiones y fue su esposa la que le animó a creer en su vocación y la que lo sostuvo cuando abrumado por el peso de la revelación, creyó enloquecer (Cuenca, 2000, p. 296).

Waraga, primo de la esposa de Mahoma y supuestamente cristiano, confirmó las revelaciones hechas por el arcángel Gabriel similares a las propuestas hechas a Moisés lo que lo ayudó a consolidar sus creencias, su fe en el único Dios e inicia su predicación siendo sometido a burlas, saboteos, considerado una persona desubicada del contexto de la época y se toma como el personaje que va en contra de lo existente en el aspecto político, social y económico. Él fue protegido por el clan hachemita y la aceptación de la fe islámica por parte de Umar que anteriormente la había combatido y quien será más adelante Califa, siendo además suegro del Profeta. La nueva predicación tuvo eco en una sociedad árabe pobre con clases altas adineradas, lo que permitió que la gente de escasos recursos económicos aceptara la nueva religión musulmana en la que se anunciaba una sociedad más justa. Mahoma fue llamado para que fuera a predicar al norte de la Meca buscando pacificar a las tribus que estaban en conflicto lo que permitió “la instalación de Mahoma en Medina, supuso un cambio radical en la medida que a su papel de jefe religioso se unía ahora el de líder político de una comunidad” (Cuenca, 2000) que estaba en conflicto, y para las que las ideas de Mahoma y el Corán significaban paz.

Las religiones desde su origen siempre son acogidas por los hombres que están en situación de pobreza económica o espiritual, para salir de esas circunstancias de pobreza extrema y el Islam no es la excepción, ya que:

Se dice habitualmente que es el Islam significa sumisión total a Dios, lo que es indudablemente cierto, aunque no es menos cierto que ello corresponde a la traducción de solo una parte de la palabra, quedando una segunda parte por traducir, atendiendo a la raíz lingüística de las que deriva, que cubre el campo del bienestar, de la salvaguardia, de la salud, de la paz, quiere decir sencilla y profundamente que el creyente se somete a Dios, se pone en sus manos porque tiene la seguridad de que así se pone a salvo (Wikipedia.org/wikiIslam).

Por eso, ellos toman decisiones radicales frente a la defensa y expansión de sus creencias religiosas, donde la muerte, es el fin que tiene todo hombre. Sin embargo a nombre de esta religión se ha proyectado la creación del Estado Islámico que agrupa a los seguidores del Islam de tendencia radical de línea conservadora, que usan la violencia como método para imponer las ideas de Mahoma y el Corán y los grupos de opositores a los invasores del mundo musulmán en sus territorios, religión, cultura, ideas, y modos de vida.

El Estado islámico y la negación de la fe musulmana

Cuando algunos estados árabes fueron invadidos por Estados Unidos junto con algunos países Europeos, surge la resistencia a la presencia de “infieles” en su territorios, organizando diferentes grupos que iniciaron una guerra Santa para expulsarlos, Uno de estos fue Al-Qaeda que además de liberar sus territorios de tropas invasoras querían constituir un estado dirigido bajo la égida de Alá y que buscaría la absoluta dictadura de política de Dios ejercida a través de quienes se autoproclamaban líderes religiosos y políticos Una vez derrotado Al-Qaeda en el aspecto militar surge el Estado Islámico –EI- antiguo aliado del grupo terrorista, rompe lazos con él y se erige como respuesta, a la agresión “infiel occidental”. La violencia, y el terrorismo, son sus principales armas junto con la incondicionalidad de sus seguidores, autoproclamándose Califato “El califato reclama la autoridad religiosa sobre todos los musulmanes del mundo” (es.wikipedia.org.wiki/EstadoIslamico).

El Estado islámico creó un ejército considerado terrorista llamado Isis, conformado por fieles fanáticos de esta religión en el mundo entero, apoyados inicialmente por Al-Qaeda e incluso por organizaciones económicas y financieras y gobiernos que controlan la producción de petróleo. Estos seguidores y en nombre del Islam atentan contra el mundo occidental, con violencia y terrorismo sin importar la condición de las víctimas que en numerosas ocasiones son los llamados eufemísticamente “daños colaterales” por sus actos de barbarie en nombre de una creencia religiosa.

Como en muchas otras religiones entre los seguidores del Islam hay vertientes que difieren unas de otras en algunos aspectos teológicos, doctrinales o legales, los grupos más importantes son los chiitas y los sunnitas.

La teología de chiitas contiene cinco principios de la religión y además de los tres de sunitas creen en otros dos, es decir Tawhid (monoteístas) Nubuwwah (profecía) Maad (el día de la resurrección) Imamah (liderazgo), Ad (justicia) (es.wikipedia.org/wiki/islam).

Los chiitas creen en un solo Dios y consideran que Alá instruyó a algunas personas, los más devotos creyentes, en la fe, en los dogmas de la religión; quienes dirigirán a sus creyentes, esto a través del liderazgo religioso guiando a los fieles para que la mundanidad no los afecte, los chiitas creen que hay bien intrínseco o el mal de las cosas, y que Dios les manda a hacer las cosas buenas y se prohibieran el mal (es.wikipedia.org/wiki/islam).

La esencia de la religión islámica y de sus seguidores es la “fe” los Sunni en la profesión de fe afirman que: creen en un solo Dios. Obligan a la oración permanente. El Zakat equivalente, a la limosna, es obligatorio y los recursos se reparten entre las personas necesitadas de la comunidad en los lugares que presentan dificultades. El ayuno en el mes de Ramadán –octavo mes del calendario lunar islámico– es obligatorio y está expresamente normado en el Corán. La peregrinación a la Meca, por lo menos una vez en la vida, para las personas que pueden hacerla. Son los pilares de fe expresada por los Sunnitas Ante este panorama el E.I. y sus seguidores quieren presentarse como los verdaderos voceros del Islam al obligarse de manera radical el cumplimiento de estos pilares, sin importar sus actos contra la cultura, la humanidad y el hombre.

Esta religión en la que los musulmanes se insertan y en la que busca encontrar respuestas concretas a las necesidades que tiene toda persona en el aspecto espiritual, puede hallarlas en Dios o Alá, sin más racionalizaciones y algunas personas no logran entender esa dimensión espiritual que da la práctica sin ninguna razón, ni reflexión de lo que espera; sin lograr que Dios con su poder solucione y les permita lograr lo que ellos anhelan para vivir en paz siendo felices con fe y esperanza.

Por eso es preocupante que algunos seguidores de estas ideas religiosas en el deseo de lograr más espacio y difusión de los principios religiosos, asuman las acciones terroristas como el medio para lograrlo sumiendo en el miedo, el dolor y el sufrimiento a otros seres, muchas veces indefensos e inocentes, dado que Dios en su infinita bondad no es el que provoca la muerte.

El Islam sin duda es la más discutida e incomprendida de todas las religiones, pero a pesar de haber nacido en el exilio y en medio de la lucha – el musulmán cree que el alma en busca de la paz y de lo divino tiene que luchar – y aun siendo innegable y en aumento la:

Desespiritualización y la consiguiente politización religiosa que desde hace algunos años se da en los países que forman el Dar el–Islam (el mundo musulmán), con la carga de radicalismo y violencia que esto acarrea inevitablemente, el Islam es sobre todo una religión de paz que defiende el recurso a la guerra solo como última instancia (Suárez, 1995, p. 50).

La consolidación del Islam en el mundo

El Estado Islámico con los actos demenciales propuestos desde la dirigencia en diferentes lugares del mundo y con los que ha ocasionado miedo, incertidumbre y desplazamiento de personas en los lugares que fieles y grupos seguidores han hecho presencia como Irak y Siria sin respetar la vida y los más básicos derechos humanos, no permiten la sana práctica religiosa y la oración que es esencial a los seguidores del Islam y de la mayoría de las otras religiones existentes en el mundo de hoy.

La relación que va estableciendo el hombre con Dios se desarrolla en un proceso educativo en las diferentes sociedades y culturas sin embargo el significado en el Estado Islámico o en su brazo armado I.S ha sido la negación del proceso educativo del hombre en lo religioso.

Los miembros del Estado Islámico son yihadistas que tienen una interpretación extremista de la rama sunita del Islam y creen que ellos son los únicos creyentes reales. Su visión del resto del mundo está basada en el hecho de que los “infieles” quieren destruir su religión, justificando de esa forma sus ataques contra otros, musulmanes y no musulmanes. Los desplazamientos y asesinatos en masa han sido utilizados para atemorizar a sus enemigos. En medio de este panorama de horror, los miembros de EI apoyan sus actos atando los versos del Corán que dicen algo como “golpear la cabeza de los no creyentes” (bbc.com.mundo/noti cias2014/14904).

¿Cómo los musulmanes construyen la idea de Dios?

La religión musulmana ha sido fruto de un largo proceso de construcción en el que la educación ha jugado un papel primordial en la formación de los hombres. En este mundo religioso que mezcla la fe con la política, los destinos políticos están en manos de los líderes religiosos y espirituales. Ellos sustentan la vida política educando en la religión expresada en el Corán. Los devotos deben tener presente que Dios es “clemente y misericordioso” para todos los hombres que creen en él y tienen fe, dueño de lo existente del universo, el que retribuye a los creyentes, es el soberano, por lo tanto los hombres de fe afirman “A ti es a quien adoramos, de ti es de quien imploramos socorro. Dirígenos por el camino recto” (El Corán, 1980, p. 81). Aquellos hombres fieles a Dios deben tener presente que Él es el que proporciona todo a sus creyentes siempre que los seguidores no duden de todo lo que proporciona que es bienestar en un mundo dado por Alá. El Corán insiste en encontrar las manifestaciones que da Dios a los creyentes. La guía para la vida y la relación que va a establecer el hombre creyente con Dios va a permear toda su existencia y cotidianidad.

Como en otras religiones, también en el Islam la vida se puede presentar como un campo de batalla entre el bien y el mal. Y el hombre a veces como una víctima de esa batalla, sin embargo existe la creencia en una justicia divina que premia a quienes permanecen fieles y no a quienes “tratan de engañar a Dios y a los que creen; pero sin darse cuenta, sólo se engañan así mismo. Sus corazones están enfermos y Dios les ha agravado su enfermedad, tendrán un castigo doloroso por haber mentido” (Corán Sura 2, lava, 1980. p. 83). Esa enfermedad de sus corazones llega a la negación de la existencia de Dios e incluso consideran que el hombre y la cultura se han encargado de acabar con Dios propinándole la muerte. El pensador Alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) en sus escritos llega a afirmar “Dios ha muerto ¿qué ha ocurrido con Dios? Yo os lo diré nosotros lo hemos asesinado, vosotros y yo ¡nosotros somos sus asesinos!” (Reale y Antiseri, 1988, p. 387) situación que se da porque el hombre dejó de creer en Dios por las situaciones que ha vivido cuando la condición humana se deteriora y los valores de vivir en una sociedad justa decaen en la inmoralidad; la violencia y la maldad se apoderan del hombre, el espíritu del mal que se empodera de todo “Al igual que para un Dios, somos servidores de la idea que nos sirve, al igual que por un Dios, podemos vivir y morir por una idea” (Morín, 1995, p. 94).

El hombre en el mundo islámico

Cada sociedad, cultura y religión tiene una visión de lo que es el hombre. Según unos teóricos el hombre es un ser social. Desde el punto de vista biológico, “en el plano de las premisas naturales de su aparición el hombre es considerado como el grado supremo del desarrollo de los animales en la tierra” (Rosental y Iudin, 1985, p. 222).

Es la capacidad que tiene el hombre de interrogarse desde su ser teniendo en cuenta el lugar donde habita y los procesos culturales, políticos, psicológicos, religiosos y educativos que ha llevado a cabo, lo que le va a permitir encontrar respuesta a ese interrogante del proceso religioso, y que la religión tenga un significado esencial, existencial de lo que es el hombre en ese ámbito.

Aquí el conocimiento y el dominio del mundo están sometidos al reconocimiento del hombre por parte del hombre. El encuentro con el otro constituye un dinamismo concreto que abre al hombre a la trascendencia y a la esperanza religiosa (Gevaert, 1987, p. 31).

Por eso la religión musulmana construye un ser humano que debe creer y obedecer a Dios, que “ha creado el hombre” (El Corán Sura 55 1980, p. 641), el Corán determina que la persona debe ser obediente a las leyes que Dios le ha dado, ser compasivo, creyente. Propiciar el bien entre los hombres debe ser la finalidad de quienes están con Dios; ser fieles, honestos, hombres de principios religiosos y espirituales, constructores de vida porque “Dios ama a quienes hacen el bien” (El Corán Sura 5, 1980, p. 190).

La persona, en el mundo religioso de los musulmanes, con la cultura y educación tiene que reforzar lo que está escrito en el Corán, que es la palabra de Dios dada a los mortales, que debe configurarse como un ser compasivo ante las situaciones difíciles que se le presentan a los individuos. En su actuar debe ser justo partiendo de sí mismo y con los demás no engañando ni defraudando económicamente a los demás; ha de ser justo y honesto, los musulmanes no pueden quitar las propiedades a los demás para acumular riquezas, perjudicando a aquellos que las tienen, creando desigualdades entre las personas y afectando al conjunto de la sociedad, ya que Alá le ha proporcionado todo al hombre para que viva bien. La religión musulmana en su propuesta de hombre no admite que ellos sean hipócritas. El individuo, en la realidad musulmana, debe ser íntegro, transparente, cumplidor de sus deberes y sus obligaciones, justo. Debe estar en comunicación con Dios, por medio de la oración permanente, ya que “es Dios, el creador, el hacedor, el formador, posee los hombres más bellos, lo que hay en los cielos y en la tierra, lo glorifica. Es el poderoso, el sabio” (El Corán Sura 54, 1980, p. 663).

El Islam y las religiones monoteistas pretenden que los hombres en su cotidianidad, tengan como eje de su proyecto de vida a Dios, y todo gire alrededor de Él. Haciendo de la religión y la espiritualidad esencia de la existencia, con lo que robustecen la cultura y la sociedad, y dan sustento al sistema político, En los países musulmanes, este ideal ha ido tomando forma.

La religión islámica ha consolidado una cultura y civilización con un vasto legado espiritual, ético, moral, religioso, científico, político y artístico Los hombres que siguen la doctrina expresada en el Corán y siguen los designios que Dios ha dado al hombre y si tiene fe en él, aceptan la exhortación que hace la escritura: “¡creyentes! No tomes como amigos a los enemigos nuestros, dándoles muestras de afecto siendo así que no creen en la verdad venida a vosotros” (El Corán Sura 60, p. 664). Así, quienes no están de acuerdo con la religión musulmana y sus leyes, son enemigos de la palabra de Dios, de los seguidores de la religión, que no respetan el proyecto religioso que es vida y requiere dedicación durante toda la existencia.

Pero el hombre es razonable (sapiens) con el hombre loco (demens), el hombre productor, el hombre técnico, el hombre constructor, el hombre ansioso, el hombre egoísta, y hombre en éxtasis, y el hombre que canta y baila, el hombre inestable, el hombre subjetivo, el hombre imaginario, el hombre mitológico, el hombre en crisis, el hombre neurótico, el hombre erótico, el hombre lúdico, el hombre destructor, el hombre consciente, el hombre inconsciente, el hombre mágico, el hombre racional, en un rostro de múltiples caras en el que el homínido se transforma definitivamente en hombre (Morín, 2002, p. 173).

En la solidaridad y la tolerancia, en la comprensión y el amor es donde realmente se llega a ser humano. Y es precisamente eso de lo que carecen hoy las relaciones humanas y las relaciones entre los países musulmanes y el mundo occidental y apelan a la guerra santa, a la guerra religiosa contra los pueblos que no entienden la importancia de estos pueblos por reverenciar y adorar a Dios y que algunos fieles apoyen las guerras religiosas y su expansionismo sin límites, aun a costa de su propio sacrificio, y el sacrificio también de sus correligionarios aunque “esto para garantizar que la paz prevalezca al final y que la comunidad como un todo, tenga un mínimo de seguridad, además la mayoría de los musulmanes como siempre silenciosa, desaprueban la violencia de los cuerpos militares” (Suárez, 1955, p. 67).

El budismo

La religión budista surgida en la India, cuenta con miles de fieles en el mundo, el budismo es una religión y una filosofía que busca que sus seguidores estén en armonía con la naturaleza, lo que permite la liberación de las personas. El budismo se desarrolla con las enseñanzas de su fundador Siddhartha Gautama en el siglo V a.c. quien entrega los fundamentos doctrinarios que están en lo que llaman las cuatro nobles verdades: entre la vida, que incluye lo que denominan duhkha que aborda el sufrimiento, la insatisfacción o el descontento que puede padecer el hombre en este mundo por las circunstancias de vida o por los hechos que le acontecen llevándolo al deterioro de la existencia y la negación de la vida, propiciando la fatalidad y la angustia de ser y de haber llegado a la vida perdiendo la razón de ella.

El hombre y la religión budista

La existencia en el budismo es, “la incapacidad de satisfacer y el sufrimiento; el hacer es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento la vejez es sufrimiento, la pena es sufrimiento, así como la lamentación, el dolor y la desesperación” (es.wikipedia.org/Wiki/budismo).

Los hombres sin importar las condiciones sociales, económicas, están propensos al sufrimiento, lo agradable y a lo desagradable, en la separación de lo que es placer, lo placentero se convierte en desagradable y puede llegar al sufrimiento y al sin sentido del “ser” lo insatisfecho de la persona se constituye en sufrimiento e incluso “en definitiva, los cinco agregados de la mente y el cuerpo que producen los deseos (corporales, formaciones mentales predispuestas y conciencia discriminatoria) son sufrimiento” (Wikipedia.org/budismo).

En el contexto religioso budista, el hombre, debe liberarse de las situaciones de deseo y busca de lo material que ocasiona placer y más bien llegar a la verdad, a la felicidad espiritual en Nirvana, puesto que el origen del sufrimiento del hombre está en lo que los budistas llaman Trsna: anhelo, deseo, literalmente sed.

El sufrimiento se origina en el ansia que causan los deseos, los sentidos y el placer sensual, buscando la satisfacción ahora aquí y después allí, el ansia de llegar a ser, el ansia de nacer de nuevo, y el ansia de ser aniquilado (Wikipedia.org/budismo).

El budismo en su religiosidad y espiritualidad lleva a los hombres a creer que el sufrimiento se puede eliminar de la vida y existencia de las personas con el abandono del ansia a los placeres mundanos. Abandono que cualquier persona puede alcanzar llegando cada uno al “ser” a la ausencia de las pasiones y no mantenerlas presentes en el existir pues eso lo que lleva al sufrimiento.

Los budistas enseñan que para lograr la paz interior y lograr la espiritualidad es necesario que los hombres, tomen:

El camino óctuple (que) es el método para extinguir al sufrimiento; el budismo prescribe un método, o camino con el que se intenta evitar los extremos de una búsqueda excesiva de satisfacción por un lado y de una mortificación innecesaria por el otro (Wikipedia.org/budismo).

Según el budismo para llegar al buen camino de la vida y la espiritualidad; del pensamiento y la reflexión de los actos y las circunstancias que rodean a las personas en su cotidianidad, para solucionar las dificultades y dar respuesta a los interrogantes que cada ser tiene, hay ir por el camino de la sabiduría y la conducta ética; los hombres que poco a poco cultivan la mente y el corazón, aprenden a meditar, dan prioridad a la atención y la concentración el ser y toman conciencia de la realidad y lo divino, tienen en cuenta el presente. Según los budistas la definición del mal y su fin se da con el gran médico, el gran maestro que cura y que da la indicación a los hombres, sus seguidores deben seguir el camino de la santa verdad que es el cese del dolor.

Es la santa vía (marga) de ocho miembros, a saber: la opinión (dristi) correcta; (samyay), la intención (sankalpa) correcta; la palabra (vac) correcta; la actividad corporal (karmanta) correcta; los medio de existencia (ajiva) correcta; los medios de existencia (agiva) correcta; la actividad corporal (karmanta) correcta; los medios de existencia (ayiva) correcto; el esfuerzo (vyayuma) correcto; la memoria o atención (smriti) correcta; la concentración (samadhi) correcta (Bareau, 1981, p. 71).

Ese es el punto de llegada del hombre a la espiritualidad y a la verdad que tiene todo ser humano que requiere de (Dios) para la existencia y el buen vivir de todos los seres humanos.

El budismo se consolida por las cuatro nobles verdades planteadas por su fundador “las cuales constatan la existencia de lo que en el budismo se llama Duhkha, una angustia de naturaleza existencial” (Wikipedia.org/budismo). Y ellos lo llaman “el sufrimiento existe” para todas las personas puesto que la vida es imperfecta por lo que todo hombre debe llegar a la perfección y para llegar a ese estado debe seguir el camino que enseña el budismo que son las tres marcas de la existencia equilibrada, una de ellas es la causa de duhkha es trsna, en sanscrito: es el deseo, el querer, el anhelo, la sed, que nos provoca ciertas situaciones que tocan y quieren las personas que conducen la satisfacción constante del “yo” que es una construcción de la mente y puede ser una ilusión o simplemente ignorancia.

Pero este proceso en el budismo da a la existencia un cese de duhkha, que los budistas consideran aprendizaje, observación de los procesos que tiene el hombre para ser ignorantes, sustentados según ellos por los “tres fuegos” que tienen que cesar, que es cuando en las personas se presenta la insatisfacción de la vida, que debe llevar a enfrentar la realidad y se comprende como la superación del sufrimiento y la desdicha.

Esto permite a la persona no consentir en su existencia el sufrimiento y la desgracia ni la maldad, “esta verdad contiene la enseñanza sobre nuestras capacidades del llegar al Nirvana. Esto se logra a partir de que existe un noble camino óctuple para lograr este cese”. (Wikipedia.org/budismo). Y cuyo método consiste en la disciplina que tiene que desarrollar todo ser humano para eliminar la ignorancia ese es el camino de la sabiduría que se consolida con el duhkha. La ética y la meditación tienen que llegar y llevar a la persona, según los budistas al “cultivo de la mente” desde la realidad y llegando a la comprensión de la existencia y la cotidianidad. Alcanzar la sabiduría permite terminar en lo que aquellos llaman de duhkha para conseguir al samatha (calma mental, tranquilidad) y el vipassana (conocimiento directo, intuición) La reflexión parte de una observación, tranquila y atenta que debe desarrollar toda persona para llegar a la meditación profunda y al encuentro del ser.

Las acciones de los individuos conducen al karma, que es causa y efecto de ellas, y puede ser la oscuridad o la luz que puede encontrar la persona. Así, quien hace el mal va a un infierno que es el costo de degeneración o un renacimiento inferior a las personas que hacen el bien que van a un cielo o estado feliz, o renacimiento superior. Estas ideas y pensamientos religiosos del budismo no se refieren solo a la muerte de la persona sino que también tienen que ver con la vida y la realidad de los seres existentes, la realidad afirma que “el buda fue un ser humano, no un Dios, y los primeros seguidores monásticos le consideraron únicamente como un reverenciado maestro” (Trainor, 2006, p. 108).

El budismo se consolida como proceso religioso cuando se habla de los reinos, el primero es donde está la esfera de los seres humanos que llegan al nirvana que es lo ideal, lo fundamental es llegar a lo espiritual dejando el apego a lo que es la vida humana que trae desdichas, sufrimiento e infelicidad para las personas por ende ¿Cómo la religión en su contenido y practica permite que el hombre encuentre lo que anhela que es estar con Dios y superar ese mundo material, consumista, que ha agotado a las personas? Tal vez esto solo lo puede responder cada uno de los practicantes de alguna religión que tienen nuestro mundo, lo cual de pronto se puede ir consolidando con los hechos tangibles que tiene cada persona en su práctica religiosa en el diario vivir, ante esto se debe tener en cuenta cómo la religión cristiana puede dar respuesta a las múltiples inquietudes que tienen las personas en esa búsqueda de Dios como salvador de las dificultades que pasa la humanidad y los hombres en común.

El cristianismo

El hombre en su estar en el mundo requiere de muchas cosas, elementos que le permitan realizarse como personas, llevar una vida que lo dignifique y le permita “ser” y no arrastrar una existencia fracasada. La religión ha jugado un papel principal en la vida de los individuos, de las culturas y las sociedades al punto que en cierto momento de la historia de la humanidad en el que occidente e incluso oriente dieron prioridad a la religión e hicieron que el mundo girara en torno a Dios. Esa actitud se abandonó luego dando paso a la mundanidad, a otros principios, valores, conocimientos, ciencias y verdades. Sin embargo en ese transcurrir de los hombres por el mundo, han tenido que pasar por situaciones especiales creadas por las guerras, incluyendo aquellas que en nombre de la religión ha librado la humanidad defendiendo y difundiendo alguna fe religiosa.

Las personas viven en permanente incertidumbre causada por la violencia. El deterioro de la vida ocasionados por los sistemas políticos de diferentes ideologías que supuestamente van a contribuir en el incremento de la calidad de vida generar prosperidad, solo causan frustración y angustia puesto que lejos de lograrlo sumergen al individuo en un mundo en el que prima el mercado, y el afán de lucro está por encima de las personas, deteriorando el clase de vida que cada quien lleva, llegando a poner en duda la vida misma como valor.

Por eso vale la pena preguntarse: ¿Cómo puede la religión cristiana contribuir al mejoramiento de la condición humana? Entienden que se concibe a la humanidad y al hombre distinto el que se tiene del que se debe, y la visión que de Dios ofrece la religión, afirma el deber ser de la persona “he concebido el estar enamorado de Dios como una realización suprema de la capacidad de auto-transcendencia del hombre; y esta visión de la religión se sostiene cuando Dios es concebido como la suprema inteligencia, verdad, realidad, justicia y bondad” (Lonergan, 1994, p. 112). Cuando el hombre pierde ese sentido fundamental, se pasa rápidamente al facilismo y a todo lo que no implique compromiso, sea por sí mismo o por los demás empezando por la familia. Así llega al erotismo y a la sexualidad de manera más fácil y liviana constituyéndola en negocio y mercancía causa y efecto de la pérdida del sentido de persona y correcta percepción de esta. Hay que entender que el “amor de Dios está tan bien penetrado de temor reverencial, los pensamientos de Dios y los camino de Dios son muy diferentes de los del hombre y en razón de esta diferencia Dios causa temor” (Lonergan, 1994, p. 121).

Ese temor de Dios, lleva a que el hombre e incluso la misma sociedad a evadirlo restándole la importancia que se merece o por el contrario cuando se le da importancia se pasa a los extremos y se llega a la fatalidad del hombre, al desamor y a la desconfianza porque el hombre no tienen “fe” de encontrar a Dios y de obtener respuestas a las preguntas que permanentemente se hacen las personas que le permitan alcanzar la plena vida espiritual, que es la superación del sufrimiento. No se debe perder de vista que:

Aunque la mayoría de las religiones tienen un cuerpo de creencias o doctrinas, puede suceder que estas formen una teología demasiado complicada que esté más allá de lo que puede entender el lego medio, sin embargo el principio de causa y efecto aplica en cada caso, las enseñanzas de una religión deben influir en la personalidad y la conducta diaria de cada creyente (Watchtower Bible and Tract, 2012).

Lo que conduce al camino que Dios les ofrece a las personas y significa la aceptación de Él en los destinos de cada persona por medio de la oración, las alabanzas y la fe. Aceptación que implica la entrega del ser humano a Dios que es el todo, el principio, el fin, Él proporciona todo, la vida, el bienestar, el progreso, el amor. Esta aceptación y entrega se consigue cuando en los hogares las familias viven y sienten la religión y educan a los hijos en valores y principios religiosos. La enseñanza de la religión y el conocimiento de Dios es importante para defender una sociedad de los ataques del enemigo que quiere destruir al hombre. La enseñanza de la religión y el conocimiento de Dios y Jesucristo se puede consolidar cuando el Estado permite que ello sea importante para sus ciudadanos, mejorando su condición, respetando sus creencias pero “todas las democracias modernas tienen miedo y una de las cuestiones que inspiran un temor más intenso, es el incremento de la diversidad religiosa” (Nussbaum, 2011, p. 13).

Diversidad en la que los hombres se agrupan para romper con las estructuras creadas en épocas antiguas sabiendo que Jesucristo va constituyendo una comunidad de hombres en los que pueden participar todos aquellos que quieren cambiar su destino, que invita a dejar su idolatría y las falsas religiones que no se preocupan por encontrarlo, sino por llevar al hombre a la idolatría que no ofrece respuestas concretas a su ser real. Cuando lo que se quiere es llegar a Dios con pleno conocimiento de que no es como se ha dicho “el hombre es un error de Dios ¿o Dios un error del hombre?” (Nietzche, 1983, p. 19).

Con los escritos bíblicos del Nuevo Testamento se consolida el culto a Dios y se funda la fe de los cristianos, que es una revelación de Dios a los hombres y con ello, durante la edad media se estructura la disciplina académica o ciencia de Dios; “la teología es la ciencia de Dios si se funda en la capacidad cognoscitiva natural del hombre, se denomina teología natural y muchas veces también teodicea” (Brugger, 1978, p. 25), la teología fue el punto de encuentro en la discusión que se daba en las nacientes universidades medioevales: la relación hombre-Dios, e incluso con la consolidación de la cristiandad y la Iglesia Católica, la religión fue importante para la política monárquica feudal en la que la condición del hombre era bastante precaria, cuando no tenía condiciones económicas de calidad y en la que la religión cristiana es usada por algunos integrantes de las comunidades religiosas, para mantener un poder político y lograr beneficios económicos olvidando el hombre y su propia propuesta de salvación y, porque no decirlo, olvidando a Dios. O acontecía lo contrario cuando:

La religión, por lo menos la cristiana, prescinde del mundo; la interioridad pertenece a su esencia. El hombre religioso lleva una vida alejada del mundo, oculto en Dios, tranquilo y carente de alegrías mundanas, se separa del mundo porque Dios mismo es un ser separado el mundo extra y supra mundano; dicho rigurosamente de modo filosófico y abstracto, es la negación del mundo (Feuerbach, 1995, p. 117).

Esta situación se da en algunas personas e incluso comunidades religiosas y en algunas épocas de la historia de la cristiandad. Sin embargo el hombre y Dios son parte del mundo y la religión quiere que eso se visibilice para que el hombre viva el cristianismo como salvación y recuperación de la esencia del hombre y su ser, reconociendo la existencia de la persona con todos los atributos y cualidades.

El hombre y el cristianismo

Según la biblia Dios creó al universo y al hombre ubicándolo en el paraíso para que estuviera allí junto a la mujer. Por la desobediencia fue arrojado de allí convirtiéndose en un ser mortal, que tiene que trabajar para sobrevivir en el mundo, pero también para alcanzar su salvación. El objeto de esa historia se centra en el pueblo judío como imagen de la humanidad entera. Dios al transcurrir el tiempo los salva de la esclavitud de los egipcios, donde estuvieron sometidos largo tiempo.

Aquel día salvo Yahvé a Israel del poder de los Egipcios e Israel vio a los egipcios muertos a orillas del mar. Vio Israel la mano potente que Yahvé había desplegado contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé y creyó en Yahvé y en Moisés (Biblia de Jerusalén, Éxodo 9, 30-31, 2013).

Yahvé, como lo narran los libros del Antiguo Testamento, siempre estuvo preocupado salvar al hombre de la garra de los opresores. Pueblos y naciones que querían someter a los israelitas a la pérdida de libertad y a la esclavitud, situación que se va a mantener por largo tiempo mientras los judíos ocupan la tierra prometida. En tiempos de Jesucristo el dominador era el Imperio Romano con la complicidad de la jerarquía gobernante de los judíos en lo político y religioso. Iban en manguala para someter a los pobladores con políticas injustas de dominación, aliados con una religión que no cumplía lo establecido por Yahvé: la liberación de todas las formas de sufrimiento y opresión.

Hay que recordar que la historia de los pueblos se ha caracterizado porque el hombre busca y pretende encontrar en la religión la libertad, el reconocimiento de su persona, la proyección de una vida espiritual y a la consolidación de sus valores, para vivir en sociedad y en paz. No se debe olvidar que “la historia lleva en su corazón la angustia del sin sentido que hace sangrar y aumentar en el hombre el ansia por la total revelación del Logos que penetra todas las cosas” (Boff, 1992, p. 148) situación que debe asumir la religión cristiana. Jesucristo, sin empezar a predicar, fue desde su nacimiento un perseguido político y un desplazado. Un niño con el que Herodes quería acabar, como aconteció con muchos hombres por sus ideas a favor de los hombres y los pueblos. Por eso los cristianos han sido perseguidos y muertos, por decir la verdad sobre el sometimiento de los hombres, Se persigue al cristiano y al cristianismo y a su doctrina de amor y perdón la pérdida, los argumentos cristianos que no les gustan a quienes están en las antípodas de su pensamiento y doctrina, “cuando ya los sabios se habían ido, un ángel del señor se le apareció en sueños a José y le dijo levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, quédate allí hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Biblia de Jerusalén, Mateo 2, 13).

Jesús con su familia –José y María– son desplazados por la política religiosa de Herodes, situación que se replica en muchos lugares del mundo por causa de guerras religiosas y políticas o por situaciones económicas que obligan a condiciones de vida indignas, en las que el sufrimiento es persistente, donde no se vislumbra ningún futuro para las personas, para quienes la solución a sus problemas no llega. Existe la religión cristiana, una fe, que habla de salvación y liberación pero en la que “El plan de Dios se nos parece al reverso de un complicado bordado, donde no se ve la rosa colorida sino lo enmarañado de los hilos y de los colores en una confusión inextricable” (Boff, 1992, p. 129) En la que el fiel como cristiano y practicante de la religión, no ve la mano generosa del creador. Ve todo sin solución, sin futuro. Como acontecía en la época del nacimiento de Jesús con los problemas de los habitantes de Judea, Samaria, Galilea y con los políticos judíos, romanos.

Entonces Herodes al verse burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envío a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que habían precisado por los magos (Biblia de Jerusalén, Mateo 2, 16, 1979).

Esta realidad que siendo niño le tocó vivir a Jesús hijo del padre Dios, huir de la persecución de los gobernantes de Judea, Arquelao sucesor de Herodes, solucionaba los problemas sociales por la fuerza persiguiendo a aquellos que no estaban de acuerdo con las prácticas religiosas de una clase sacerdotal parasitaria que de pronto perdió el paso y no tenía en cuenta la realidad por la que el mundo pasaba, la religión cristiana tiene que estar acorde a la realidad que vive el hombre y sus circunstancias de tiempo y lugar ya que:

No solamente el cristianismo, sino también las restantes religiones escuchan legítimamente la llamada de sus profetas, pues también toman de sus grandes figuras proféticas –modelos en el saber y en la vida– inspiración, fuerza y decisión para ponerse siempre de nuevo en marcha hacia una mayor verdad y un más profundo conocimiento para abrirse a una revitalización y renovación de la religión recibida (Kung, 1996, p. 92).

La religión cristiana debe procurar, en su proceso doctrinal y evangélico, dignificar a la persona, siendo ella la protagonista y promotora de velar por la condición humana del hombre, luchando por devolverle la honra perdida o arrebatada ya que es pecado tener a las personas en condiciones infrahumanas y no permitir el progreso y la mejora de su calidad de vida. Jesús empieza esa defensa cuando enseña y habla de los derechos que tienen las personas y que es mal interpretado por la clase dirigente, gobernantes, aristócratas, elite sacerdotal, que se sienten tocados por la enseñanza del maestro de Nazaret, que lo consideran como aquel que estaba alterando la tranquila vida política, religiosa, económica y social de Judea y Palestina. Jesús le da un fuerte reconocimiento a la persona en el sermón de la montaña al enseñar: “dichosos los que tienen espíritu de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos” (Biblia de Jerusalén, Mateo 5, 3, 1979). Es reconocer la situación de pobreza en que vivían las personas en ese momento y que viven en estos tiempos millones de personas en el mundo. Pobreza espiritual y material: no tienen qué comer, dónde habitar, mientras otros hacen ostentación de riqueza material y pobreza espiritual, son hombres que en su cotidianidad no buscan fortalecer la vida en Dios. Jesucristo, como maestro pedagogo invita a que se reflexione sobre la condición del hombre y la sociedad, en la marginalidad y desesperanza en que están millones de seres humanos, invita a que miremos, reflexionemos y encontremos la solución para esas personas desde la práctica religiosa cristiana, con apoyo psicológico, económico y social.

Jesús se refiere entonces a las personas que están en condiciones difíciles por los problemas cotidianos que sufren y manifiesta “dichosos los que sufren porque ellos serán consolados” (Biblia de Jerusalén, Mateo 5.5, 1979) es la promesa pero también el llamado a los fieles que deben actuar para que aquellos superen esas circunstancias y salgan de esa problemática, que se den milagros sacando a la persona del dolor físico o espiritual o económico, de la falta de oportunidades, del desempleo que aqueja a las personas, en un mundo injusto que causa dolor, sufrimiento y deja de lado “la cuestión acerca del sentido último de la vida (que) tiene carácter trascendente puesto que es condición previa de posibilidad de las cuestiones particulares y las supera a todas ellas” (Bravo, 1992, p. 12).

El hombre debe ocupar el espacio que merece ya que el hombre es imagen de Dios y debe luchar por ello y no ser la negación de Dios en las condiciones infrahumanas y degradantes a las que ha llegado por el sometimiento que no le permite ser persona por lo tanto la religión cristiana está obligada a recuperar las condiciones humanas del hombre real, asumiendo el hecho ser cristiano, teniendo presente que:

Muchos hombres se quedan aturdidos en el remolino de los acontecimientos sin llegar a hacerse a una idea cabal de la personal existencia. Para vivir se hace preciso esperar en la mejora de las personas y de las instituciones el día que rehusemos creer en la esperanza ya comenzaremos a morir (Mateu, 1996, p. 140).

En la religión cristiana la imagen de Cristo humilde es la solidez para el hombre Jesús lo afirma cuando en el sermón de la montaña dice “Dichosos los humildes porque ellos poseerán la tierra” (Biblia de Jerusalén, Mateo 5,6, 1979). Es esa una condición que debe tener todo cristiano y no se trata de ser o sentirse menos que otras personas, es vivir la vida en una realidad que le hace diferentes a los demás, sin ser arrogantes o presumidos, ni llevar una vida falsa, es poder desarrollarse, tener condiciones de vida dignas de un hijo de Dios, comprender que el existir tiene sus altibajos, alegrías y tristezas, pero donde la fe es prioritaria para el encuentro con Dios y el mundo.

Sin embargo algunos hombres tienen el espíritu de maldad viven en soledad y la soledad no es humildad lleva a la desesperanza. Es alejarse del mundo, de los demás, del amor cristiano, vivir una vida artificial, sin sentido. Con el desarrollo de la tecnología, la computadora y los celulares el individuo se sumerge en una verdadera y profunda soledad, aunque esté rodeado de millares de personas. “La soledad espiritual y, el hombre es en su esencia un ser espiritual, es la más profunda soledad. Es la soledad esencial” (Ortiz, 1995, p. 54) y es el abandono de la humildad, de la fe y la esperanza de vida, esa degradación ha llevado a que las personas busquen a Dios, guiados por su hijo Jesucristo” quien se presentó a la gente diciendo “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Biblia de Jerusalén, Juan 8, 12, 1979. Aceptar la religión cristiana y los ideales de Jesucristo es salir de la oscuridad en que han caído los hombres.

Los fariseos en su época criticaron a Jesús por lo que decía, pero él respondía que ellos juzgaban con criterios humanos, sin tener en cuenta lo dicho por Dios, se toman decisiones y se juzgan de acuerdo a las leyes hechas por los gobernantes y los sacerdotes, en favor de algunos los dirigentes. El pueblo se limitaba a aceptar lo que proponían los gobernantes, sumisión, esclavitud, injusticias para los pobres, por eso cuando empieza a predicar Jesús, los pobladores de esta región lo consideraron un revolucionario que estaba tocando las fibras del alma de los esclavos y gente del común que no creían en sus sacerdotes y gobernantes. Eso mismo es lo que hoy también se espera, que la religión cristiana tenga presente, en su prédica y en su práctica, a los marginados y abandonados por el sistema político sea cual fuere, como aconteció en una de las tantas revoluciones contra los regímenes opresores del siglo XX en Centro América cuando “la formación de comunidades cristianas alrededor de las parroquias periféricas donde jóvenes creyentes se aglutinaban entorno de una fe que incluía la identidad con los pobres, los acercó al frente sandinista que tenía preferencia inequívoca por los explotados” (Borge, 1991, p. 91).

Es la reacción de Jesús frente a los fariseos y la ley que ellos establecieron y cuando hay varios testigos está la verdad, y es a lo que él hacía referencia a la ley Jesús “y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado” (Biblia de Jerusalén, Juan 8.16) y es cuando se puede establecer la condición del hombre y su dimensión, cuando el cristianismo establece los criterios para construir ese hombre distinto de aquel sumido en los problemas mundanos que lo afectan terriblemente dejándolo desahuciado, por lo tanto es cuando Jesucristo en nombre del Padre manifiesta que son “dichosos los que tienen hambre y sed de justicia. Porque ellos serán saciados” (Biblia de Jerusalén, Mateo 5, 6) afirma que tales serán reconocidos por las atrocidades que se han cometido con ellos, como son todos los que han sido desaparecidos por la violencia y guerras que se libran en el mundo.

Y la enseñanza de Jesús continúa al afirmar el carácter predilecto de aquellos que trabajan y se esfuerzan por la paz de la humanidad “dichosos los que trabajan por la paz porque Dios los llamará hijos suyos” (Biblia de Jerusalén, Mateo 5.9, 1979) y es que es obligación de la religión cristiana de los fieles cristianos, por medio de la práctica del Evangelio, ayudar a aquellos que por razones políticas, económicas y sociales no tienen la posibilidad de llevar una vida tranquila y sosegada ya que están en una constante zozobra en su proceso de vivir en comunidad como lo manifestó Jesucristo “Dichosos los perseguidos por hacer justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Biblia de Jerusalén, Mateo 5,10, 1979) hay que tener en cuenta desde el origen y desarrollo del cristianismo cuantos defensores de la fe y de la justicia –mártires– han sufrido las injusticias y atrocidades que cometen los hombres con mentes criminales quienes perversamente han asesinado a defensores de la religión.

Teniendo en cuenta que la religión cristiana es defensora de la persona, el hombre que es “el hijo de Dios en la naturaleza humana unida a sí, redimió al hombre venciendo la muerte con su muerte y su resurrección y lo transformó en una nueva criatura” (Lumen Gentium cap.1, 7). Se debe tener en cuenta que desde el nacimiento, la vida y muerte de Jesucristo, creó inestabilidad política y personal incluso en estos tiempos, puesto que causa temor a los gobernantes y a los hombres apoyados por falsos pastores, sacerdotes y líderes religiosos que usan el ideal cristiano a su favor y no aplicando la misericordia y el amor cristiano en favor de los demás.

La idea esencial del cristianismo es que el hombre busca a Dios por medio de fe para solucionar las dificultades que se presentan en la cotidianidad y acude a Él desde lo religioso para que lo auxilie, ya que en las personas no encuentra apoyo sino rechazo.

El mundo es hermoso, pero también terrible por muy buenos que sean los hombres, son a veces inhumanos! Diariamente oímos y leemos de asesinatos y seducciones, de opresión e injusticia. También los cristianos hacen lo que es una ignominia para su nombre y para el nombre de su Señor: corrompen a sus semejantes, no se preocupan de ellos, los seducen, los odian, los atormentan y les quitan la vida, no oyen a Dios y se saltan sin escrúpulos sus principios (Ruiz, 1973, p. 168).

Los planteamientos religiosos del cristianismo son propuestas de salvación del hombre, es la recuperación de ese ser que fue creado por Dios para que pueda disfrutar todos los beneficios que tiene la persona en la existencia y evitar caer en trampas que llevan a la destrucción del mismo hombre y su entorno. Se le impone actuar de una manera consiente con fe, razón y esperanza de vida, “para garantizar una supervivencia de la humanidad en nuestro planeta, en una constelación universal que emerge de nuevo se necesita con urgencia un consenso básico universal en convicciones humanas” (Küng, 1997, p. 789) para eso la religión cristiana debe estar preparada para consolidar a los cristianos, para que ellos en su cotidianidad, en su quehacer para ser más cristianos de lo que son, ayuden a aquellos que lo requieren, fortaleciendo la vida como cristianos,

La religión cristiana reafirma el hombre y los sentimientos

¿Cómo el amor cristiano construye al hombre y lo aleja del mal?

El cristianismo es la recuperación del hombre, recuperación de su ser, esencia, libertad y amor; es lograr ser y conocer a los demás, como lo que son: personas con espiritualidad, y en esa tarea lo fundamental es el amor, teniendo en cuenta que la palabra puede significar variadas cosas.

Se usa término ‘amor’ para designar actividades, o efecto de actividades muy diversas, el amor es visto según los casos como una inclinación, como un afecto, un apetito, una pasión, una aspiración, etc., es visto también como una cualidad, una propiedad, una relación (Ferrater, 1998, p. 133).

Con la propuesta de salvación y fe y el reconocimiento de los ‘otros’ que ofrece Jesucristo, por medio de la oración se llega a Dios que es el padre de la humanidad, en especial de los creyentes que aspiran a un mundo mejor como lo plantea la religión cristiana. Con el plan de salvación que requiere la humanidad, para salir de la oscuridad y la maldad en la que caen algunos hombres que han perdido la fe y la razón de la existencia: la espiritualidad, abren paso a un mundo sin sentido, dejándose llevar por lo plástico en un sociedad sin valores, por lo momentáneo, la materialidad, dejando a un lado los sentimientos, el amor por sí mismo, por los demás, se busca que el ideal cristiano para quienes están en el mundo y buscan tener la trascendencia que es estar con Dios sin límites y con plena libertad, se pueda alcanzar. Por eso invita a que los hombres “Den gracias al Señor por su amor, por lo que hace en favor de los hombres pues él apaga la sed del sediento y da abundante comida al hambriento” (Biblia de Jerusalén, Salmo 107 8,9) Es decir satisface los más íntimos deseos y necesidades de la persona. Dios como creador y su hijo Jesucristo, son esencia y promesa de vida para la humanidad.

El amor a Dios se ofrece todos los hombres que se reconocen necesitados, Él con su infinita misericordia les permite solucionar sus dificultades a partir de la fe que enseñó Jesucristo, y se extiende a aquellos que no conocen de la propuesta salvífica que tiene Dios y el Espíritu Santo. Por eso los cristianos creyentes deben desplegar su tarea colaborativa amando y sirviendo a los necesitados y pobres de este mundo que hace que “amando a los pobres, el cristiano imita las actitudes del Señor, que en su vida terrenal se dedicó con sentimientos de compasión a las necesidades de las personas espiritual y materialmente indigentes” (Juan Pablo II 1999, p. 108). Esto significa que se debe tener presente la condición de vida de los necesitados y menesterosos de estos sistemas económicos, en los que la miseria aumenta y las condiciones de vida son desiguales. Pobreza que ha llevado a las personas a caminar sin rumbo fijo en las grandes ciudades siendo los indigentes que la sociedad rechaza. Ellos son el prójimo que necesita amor y cuidado. Ese amor al que nos invita Dios y la religión cristiana busca y motiva la transformación del hombre consciente de la realidad y de sus propósitos de ser; amando a Dios, a sí mismo y a los semejantes, con ese amor nacido en el espíritu cristiano que es transformador y duradero.

Ese amor es expresamente ordenado y referido a Jesús cuando interpeló a quienes indagaban por la vida eterna “Amarás al señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Biblia de Jerusalén, Mateo, 22, p. 38) la persona no puede vivir ni pasar toda la existencia sin amor. El amor de Dios es la promesa de gratuidad, que solo requiere apertura para recibirlo, es el amor de salvación que permite al creyente llegar al Reino de los cielos, anticipado por Jesucristo quien ratifica que los hombres deben entregar ese amor de la misma manera: sin condiciones, sin expectativas: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Biblia de Jerusalén, Mateo 22, 39).

El cristianismo lleva al hombre, a ser una persona que reconozca a los demás, así como a reconocerse a sí mismo. El reconocimiento del otro es tener la capacidad de aceptarlo a pesar las diferencias que existen entre las personas. Por lo tanto la discriminación, la acepción de personas y la agresión no son una opción para el cristiano y cuando el hombre entra en esa sin razón lo que se genera es violencia consigo mismo y con los demás, guerras políticas o religiosas, que destruyen la condición humana y el amor que deben tener los hombres por sí mismo y por los otros, amar es quererse a sí mismo, encontrar valores que permitan que la humanidad viva en solidaridad y respeto. “queridos hermanos, si Dios nos ha amado, así nosotros también debemos amarnos los unos a los otros” (Biblia de Jerusalén. Juan 4, 11.) ese amor cristiano es el proyecto que debe tener todo creyente y vivirlo, hacerlo suyo, que forme parte de su ser, de su interioridad, defina su existencia. Por eso afirma el cristianismo que la maldad –terrorismo, muerte, discriminación, corrupción– que sufre el mundo es necesariamente por desconocimiento de Dios. “El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (Biblia de Jerusalén. Juan 4.8) de ahí que la labor educativa y profética es inherente a la fe cristiana y los creyentes deben asumirla.

Para los cristianos la vivencia del amor es condición sine qua non para superar la maldad del mundo reconocer el amor que es universal nace en el individuo, y se proyecta a los demás. Así las condiciones de vida cambiaran en torno al amor ya que “Nuestro siglo ha sido hasta ahora un siglo de grandes calamidades para el hombre, de grandes devastaciones, no solo materiales sino también morales, más aún, quizá sobre todo morales” (Juan Pablo II, 1986, p. 54) el cristiano cree que el amor es la medicina para un mundo enfermo.

“Queridos, amémonos unos a otros porque el amor es de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios” (Biblia de Jerusalén. Juan 4, 7.) El amor hace consiente que todos son responsables de todos, que no se está solo en el mundo, que la persona necesita de los demás para vivir y compartir situaciones buenas y malas, significa considerar, desde la religión cristiana, que todos los hombres son hermanos ya que “El amor hacia una persona concreta implica necesariamente un amor hacia la humanidad, no puedo amar a esta persona, si no amo al hombre como tal, cuidando del mundo, huésped de mi corazón” (Mateu, 1990, p. 204). Lo que lleva al hombre a ser un verdadero cristiano. La armonía entre los creyentes, la piedad, la solidaridad por lo demás, son el signo del creyente cuando se vive el verdadero espíritu de la religión cristiana ya que como afirma la escritura, Dios amó primero para ser imitado: “En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios, en que Dios envió al mundo a su hijo único para que vivamos por medio de Él” (Biblia de Jerusalén, Juan 4, 9) los cristianos tienen que ser conscientes y estar comprometidos de llevar una vida que está en Dios, acorde a sus creencias, en la que él debe ser un ejemplo de vida para los hermanos, orando al Señor sin discusión, dar apoyo a los que sufren. Siendo misericordiosos.

¿Qué quiere decir esto sino el desarrollo integral de todo hombre y de todos los hombres? Un humanismo cerrado impenetrable a los valores del espíritu y a Dios, que es el fuerte de ellos, podría aparentemente triunfar. Ciertamente el hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero al fin y al cabo sin Dios no puede menos de organizarla contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano, no hay pues, más que un humanismo verdadero que se abre a lo absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la vida humana (Pablo VI, 1990, p. 29).

Este humanismo debe ser consolidado en la religión cristiana para la que el hombre es el centro de su acción; en el que el amor que Dios ofrece mostrado en Jesucristo, es la respuesta que la persona espera, humanismo que lo acoge, lo acaricia y le permite ser un hombre íntegro “Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos amó, Dios es amor y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él” (Biblia de Jerusalén, Juan 4, 16) el amor cristiano es el reconocimiento de la persona como criatura que está hecha a imagen de Dios con amor.

Precisamente por su conexión con el amor, la luz de la fe se pone al servicio concreto de la justicia, del derecho y de la paz, la fe nace del encuentro con el amor originario de Dios, en el que se manifiesta el sentido y la bondad de nuestra vida que es iluminada en la medida que entra en el dinamismo desplegado por este amor, en cuanto se hace camino y ejercicio hacia la plenitud del amor (S.S Francisco 2013, p. 79).

Eso es lo que ofrece la religión cristiana a los hombres del mundo para que vivan en paz consigo mismo, con los demás, con Dios en Jesucristo.

El cristianismo, respuesta a los olvidados de la sociedad

La vida del cristiano debe ser dirigida inicialmente, desde el principio de la vida, en la familia y consolidada en el sistema educativo con una pedagogía basada en las enseñanzas Jesús en torno al amor, la responsabilidad, los derechos y deberes que tiene todo cristiano que se desarrolla en sociedad y debe vivir una vida diferente y construir un mundo en el que se pueda existir y ser feliz. Este proceso debe ser guiado por la Iglesia y sus integrantes, especialmente sacerdotes, pastores, guías espirituales que deben orientar a los creyentes en el conocimiento de la doctrina y la práctica que fortalece al cristiano en su proceso de vida y salvación, pero no puede perder de vista la cultura y su entorno; cómo se percibe en él la religión y sus ideales, conocer y respetar las propias interpretaciones de ella, y de las personas; plantear la religión y su práctica religiosa como como una oferta de liberación y un proceso libertario de la opresión a la que están sujetos los seres humanos. Presentar la experiencia de Jesús quien fue perseguido política y religiosamente, en la que la crítica y la toma de conciencia son la base de la liberación del hombre. Y tomar esos elementos para construir un mundo diferente sabiendo que no es fácil ya que en algunos casos significa ser perseguidos y perder la vida.

Conclusión

La religión ha sido una constante en la cultura de hombre desde su origen hasta el día de hoy. En la religión el hombre busca encontrar la trascendencia y la relación con Dios, dando pasos importantes para encontrar el mundo espiritual que existe en cada persona completando su mundo interior y exterior en que cada sujeto por su propia iniciativa se constituye practicante permanente de los modos y formas que enseña la propuesta religiosa.

La religión es el camino que tiene el hombre para encontrarse con Dios por medio de la oración, los ritos, la alabanza y la pertenencia permanente de los hombres en ella, que es alimentada con los diferentes escritos que tienen las religiones en la que están escritas las palabras, dichas por Dios a los hombres para que estos la cumplan, los mandatos de Dios a los hombres son mensajes de salvación que en muchos casos se constituyen en propuestas políticas que tienen que cumplir la sociedad o en principios éticos, que van a ser usados como referentes para la convivencia de los hombres y lograr acuerdos que son fundamentales para vivir en paz y armonía, reconociendo a las demás personas con sus características, estableciendo diálogos en el que el amor es el eje fundamental.

Las religiones no solo dirigen el fuero interno y espiritual de los individuos, sino que sus sistemas ético y moral, se transforman rápida y fácilmente en sistema legal que permea su actuar civil, político, social, económico, educativo, familiar etc. En comunidades pequeñas y altamente cohesionadas les brinda una seguridad e identidad que las blinda. Cierto, hubo excesos inexcusables solo explicables desde la simplicidad de la mente humana al no contextualizar ni tener una adecuada exégesis de la enseñanza.

Pero en el mundo de hoy con sociedades multiculturales y diversas en todos los aspectos, desde las creencias religiosas hasta las identidades sexuales, las posiciones fundamentalistas y extremistas son terriblemente explosivas y atentan contra la paz y la convivencia a que tienen derecho todas las personas sin importar sus creencias religiosas o incluso si no las tienen.

Si en el pasado las religiones les dieron identidad a todas las comunidades, las guiaron en la construcción de su propia cultura, les marcaron la senda a recorrer para desarrollar su civilización, hoy pueden ser la causa de su ruina, repudio y rechazo.

Nunca como hoy se reclama de las religiones el buscar en sus raíces las enseñanzas que lleven al diálogo constructivo entre diferentes, a la tolerancia y el respeto a la diversidad, que garantizará la supervivencia en la “aldea global”.

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Recibido: 14 de Abril de 2017; Aprobado: 15 de Septiembre de 2017

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Pos. Doctorado en Comunicación, Educación y cultura. Doctor en pedagogía. Doctor en Educación. Magister en filosofía latinoamericana. Magister en Historia. Especialista en derechos humanos. Especialista en filosofía colombiana. Licenciado en Filosofía e Historia. Licenciado en ciencias religiosas.

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